Las alegaciones presentadas por las instituciones públicas de Fuerteventura al Plan de Transición Energética de Canarias (PTECAN) han dejado al descubierto las graves deficiencias de este instrumento de la comunidad autónoma, que ha generado una ola de rechazo en la Isla. Estas son las principales claves:

No puede zonificar. El Plan de Transición Energética solo está facultado legalmente para establecer “criterios de localización de las instalaciones de energía renovable”, pero el documento que dejó sobre la mesa el anterior Gobierno de Canarias, con el socialista Ángel Víctor Torres de presidente, iba mucho más allá.

Así, se incluían planos con las áreas específicas en las que se podrían instalar aerogeneradores y plantas fotovoltaicas. En el caso de Fuerteventura, la previsión era la siguiente: 134,8 kilómetros cuadrados para eólica y 133,5 kilómetros cuadrados para fotovoltaica.

“Supone una extensión de superficie que, a nuestro juicio, resulta desproporcionada, en especial, si se pone en conexión con las necesidades energéticas y particularidades propias de la isla de Fuerteventura, en particular”, con la relevancia de su suelo rústico, “que presenta un claro valor paisajístico de cara al turismo”, señalan algunas alegaciones presentadas por entidades empresariales y sociales.

Las alegaciones del Ayuntamiento de La Oliva, a las que ha tenido acceso Diario de Fuerteventura, son tajantes: “Tal y como se ha redactado”, el Plan de Transición Energética se “excede” y afecta “a la ordenación territorial insular”, que es una “exclusiva competencia del Cabildo de Fuerteventura y, en su caso, de los ayuntamientos de la Isla”.

De forma concreta, reclama que se eliminen los planos en los que se dibujan las zonas a ocupar por instalaciones energéticas. De lo contrario, se advierte, sería susceptible de ser anulado judicialmente. De hecho, se apunta otro vicio del Plan: no se sacó una consulta previa, que era un trámite preceptivo y se incumplió.

Proyectos a la carrera. Una de las alegaciones más precisas es la que ha presentado el Ayuntamiento de Pájara, que ha incorporado un demoledor informe del equipo de urbanistas de Jorge Coderch, que está elaborando el nuevo Plan General, en fase de aprobación inicial.

Coderch destaca que no existe ningún plano en el que se especifique cuál es la “potencialidad o productividad” de cada tipo de energía sobre el territorio. Su conclusión es que simplemente se han utilizado los planos de clasificación del suelo para definir las zonas de potencial eólico y fotovoltaico, “lo cual es un absoluto disparate”.

También se ha ignorado, destaca, el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de la Isla. Para Coderch, el método que se debería haber seguido es el de la “potencialidad” energética de cada zona de la Isla, es decir, dónde hay más caudal de viento para la eólica y dónde se reciben más horas de sol y hay menos sombra para la fotovoltaica. Esa debería haber sido la base del PTECAN y, a partir de ahí, “superponer las diferentes restricciones” por razones ambientales, territoriales o por proximidad a poblaciones, entre otros motivos.

Sin embargo, utilizar la categoría del suelo en la actualidad “es todo un sinsentido, salvo que todo este Plan sea solo un pretexto para la implantación inmediata de una serie de proyectos”, probablemente, “en muy corto plazo de tiempo”, alerta el urbanista.

Al equipo redactor del Plan de Pájara le resulta “extraño que las vaguadas de determinados barrancos se delimiten como zonas para la implantación de energía eólica”, que haya zonas delimitadas para renovables “dentro” del campo de tiro, cuando está prohibido, o que “en el núcleo de Costa Calma, muchas zonas se ubican sobre áreas urbanizadas y edificadas”. Los molinos deben situarse “a más de 250 metros de los núcleos de población”, pero “aquí se ponen encima”.

También se colocan sobre el suelo urbanizable de La Lajita y en La Pared, o “sobre zonas de gavias”, pese a ser espacio agrario de especial protección, o en “zonas de fuerte pendiente”. El PTECAN, concluye, “no es válido” y está definido por la “total contradicción”.

Contaminación visual. Para los urbanistas que han revisado el PTECAN en lo que afecta a Fuerteventura ni siquiera los planos tienen la calidad y resolución suficiente para hacer un análisis del impacto de los aerogeneradores y plantas fotovoltaicas.

En una de las alegaciones se pone el dedo en la llaga sobre otra de las carencias: no se ha estudiado la “contaminación visual” que supondría poner en una especie de mercado energético el ocho por ciento de la superficie de la Maxorata y lo que “supone para el paisaje”.

Así, el estudio ambiental “debió valorar y proyectar”, antes de definir las zonas de posible desarrollo energético, “con infografías y recreaciones tridimensionales, el resultado final de las posibles instalaciones de parques eólicos o plantas fotovoltaicas, pues solo de esa manera se podría, en su caso, establecer unas determinaciones e instrucciones específicas para la isla de Fuerteventura”. Antes de que se apruebe, concluyen estas alegaciones, es precio realizar “estudios de impacto y contaminación visual”.