“La vivienda vacacional debe tener una normativa y ofrecer valor añadido”
Tomás de Vera, director de la cadena hotelera Princess en Fuerteventura
Tomás de Vera, profesional del sector turístico de amplia trayectoria, está al frente de la cadena Princess en Fuerteventura, que cuenta con dos hoteles a los pies de la playa de Butihondo, el Fuerteventura Princess y el Club Jandía Princess. En esta entrevista con Diario de Fuerteventura hace balance de dos golpes durísimos para el sector -la caída de Thomas Cook y la pandemia-, los grandes retos del turismo en la Isla y la necesidad de hacer frente a problemas como el de la falta de vivienda para los trabajadores, una realidad que preocupa y que termina afectando también a la calidad de los servicios turísticos.
-Para una cadena hotelera como Princess, ¿qué supuso la quiebra del turoperador Thomas Cook?
-Cuando se produjo la caída de Thomas Cook teníamos garantizadas tres temporadas con este turoperador. Acabábamos de acometer una reforma del Hotel Fuerteventura Princess, con una inversión en torno a los 10 millones de euros que había supuesto un periodo de obras de prácticamente medio año. Los primeros meses con ese contrato de garantía para operar en exclusiva con Thomas Cook fueron normales y la facturación iba muy bien, pero en el verano de 2019 empezaron a notarse los problemas. Cuando Thomas Cook se declara en quiebra en septiembre mucha gente preguntaba si no se veía venir. La verdad es que no... Ahora mismo se oyen rumores con respecto a grandes empresas del sector, pero claro, con Thomas Cook quién iba a pensar que se iba a dejar caer un monstruo de ese tamaño. Ya había sucedido antes que la división Neckermann había atravesado por problemas financieros, pero se pudo recuperar. Aquella crisis de 2019, lo cierto es que fue una sorpresa para todo el mercado. A toro pasado todo el mundo dice que sabía que iba a caer, pero la realidad era otra...
-¿Cómo se puede hacer frente a la caída del turoperador que suministraba clientes, en exclusiva, a todo un hotel, y luego, como añadido, a la llegada de una pandemia que paralizó el turismo a escala mundial?
-Con mucha dificultad. Tenemos la suerte de que la empresa es sólida, saneada y con poco apalancamiento, y cuenta con hoteles repartidos por Canarias, el Caribe y los dos hoteles urbanos de Barcelona, y se pudo compensar un poco la caída de Thomas Cook en Fuerteventura, que es donde tenía mayor incidencia. Tuvimos que cerrar porque nos quedamos sin clientes de un día para otro y el hotel se quedó vacío. Son 669 unidades, que no se llenan de forma automática, hay que planificar con tiempo. Planeamos cerrar seis meses para reestructurar la parte comercial, con la intención de reabrir en abril de 2020. Y en marzo de ese año estalla la pandemia de Covid y toda la planta alojativa tuvo que cerrar. En aquel momento es verdad que la situación se volvió más complicada, no solo por la parte económica, sino por lo que supone tener un establecimiento de estas características cerrado tanto tiempo. Teníamos personal continuamente trabajando en el mantenimiento de las instalaciones y, finalmente, en junio de 2021 pudimos reabrir las puertas tras casi dos años.
-En el sector se considera que el año 2022 ha sido la recuperación turística después del Covid y las previsiones para la temporada de verano de 2023 suelen ser optimistas. Como directivo hotelero, ¿es de los que ve el vaso medio lleno o medio vacío?
-La verdad es que el comienzo del verano ha sido bastante rápido y fuerte en cuanto a las reservas, durante meses la venta para esta temporada ha ido muy bien. Sí es cierto que hace un par de semanas ha empezado a ralentizarse un poquito, pero en Fuerteventura, incluso en las peores épocas del turismo, los meses de julio a septiembre han sido positivos. En ese sentido, creo que este verano lo vamos a salvar. No va a ser un súper verano, como parecía a principios de año, pero va a ir razonablemente bien. Además, a finales de julio se celebra el Campeonato del Mundo de Windsurf, que siempre atrae turismo local y canario. El problema va a ser lo que ocurre a partir de noviembre, con toda la incertidumbre que rodea a la economía de Alemania, que sigue siendo nuestro principal mercado emisor de turistas, aunque la dependencia se ha reducido un poco con respecto a épocas pasadas. El incremento en los costes aéreos también es un factor que hace mella.
“El verano lo vamos a salvar, el problema va a ser lo que ocurra después”
-¿Cómo ha variado el origen de los turistas que visitan Fuerteventura, especialmente los del municipio de Pájara, donde está asentada su cadena hotelera?
-En torno al 60 o 70 por ciento de nuestro negocio es el turismo alemán, con ligeras diferencias dependiendo de cada establecimiento en concreto. Después del Covid ha aumentado el mercado británico y el francés, y el polaco lo ha hecho de forma exponencial. El turismo italiano era muy estacional y se ha abierto a todo el año, y tenemos la novedad en nuestros dos establecimientos del turismo nacional, que ha venido con fuerza después de la pandemia, pese a que los costes aéreos con la península son brutales.
-¿Qué es lo que ha aprendido el sector turístico de la época del Covid y qué ha cambiado?
-Pues mire, esa transformación diría que se ha producido en tres ámbitos. En primer lugar, en el sector alojativo hemos pasado a una comercialización más directa. Algo de lo que se hablaba continuamente antes del Covid era depender menos de la turoperación y ese cambio se produjo de forma radical. Las ventas directas han aumentado de forma muy significativa. Otro de los aspectos que ha cambiado es el corto periodo de tiempo antes de las vacaciones con el que se hace la reserva. Normalmente, las reservas anticipadas eran potentes antes del Covid, pero ahora han disminuido a favor de la venta de última hora o unos 15 o 20 días antes de tomar el avión para irte de vacaciones, lo que hace más difícil predecir el comportamiento del mercado y poder planificar. Luego está la tendencia de que los grandes turoperadores se han hecho mucho más flexibles y ya no solo venden paquetes de vacaciones rígidos, sino que ahora pueden vender solo alojamiento, o solo transporte... las opciones se han vuelto menos encorsetadas.
“Un proyecto alojativo no puede esperar cuatro años por una licencia”
-Una de las tendencias que se percibía con la reapertura del turismo tras la crisis del Covid es la del aumento del gasto por parte de los visitantes. Permítame que le pregunte en estos términos: ¿Hemos sido capaces de vaciarle el bolsillo convenientemente a los turistas o queda camino que recorrer para que se produzca un incremento del gasto en destino?
-(Sonríe) Hay que continuar con la senda de tratar de lograr el aumento del gasto de los turistas que visitan Fuerteventura. Es cierto que las tarifas han subido desde la crisis del Covid hasta ahora. En cierta manera, la inflación ha provocado que esas tarifas aumenten, pero los márgenes empresariales no son mucho mayores de lo que eran anteriormente. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que el coste en alimentos y bebidas está en torno al 16 o 18 por ciento de incremento, o que los costes de mantenimiento se han disparado un 20 o 25 por ciento. Ese incremento de costes se termina comiendo buena parte de ese aumento de los precios de venta. Eso sí, el turista está gastando más. Justo lo que se vendía en la salida del Covid era lo más caro: la suite, el paquete premium... esa tendencia ahora se está volviendo a estabilizar. Por eso, creo que en 2024 se va a volver a una situación del mercado más parecida a antes de la pandemia. Ya están surgiendo otra vez mercados como Túnez, Turquía o Egipto, que este verano están pegando muy fuerte. La demanda se va normalizar por sí sola.
-Si se analizan las cifras, para esta temporada de verano Fuerteventura cuenta con 1,3 millones de plazas aéreas en vuelos regulares, y para la próxima temporada con 1,2 millones de plazas aéreas. En ambos casos con unos incrementos muy por debajo de la media de Canarias, siendo la isla turística que menos crece en este tipo de oferta de transporte. ¿Es necesario aumentar la conectividad de Fuerteventura con el exterior?
-Aquí hay una labor importante, que es la institucional, que se debe ejecutar de forma coordinada entre el Patronato de Turismo, el Cabildo y el Gobierno de Canarias, para fomentar que salgan más plazas aéreas. Es cierto que cada turoperador tiene sus plazas ya consolidadas y las va a mover dependiendo de la demanda que haya en los países emisores, pero las líneas regulares hay que fomentarlas a través de estrategias de comarketing, de promoción externa y de acuerdos de colaboración con compañías aéreas, no hay otro camino y es el que se debe seguir. Ahora bien, antes que eso, para mí lo que resulta preocupante, no solo para Fuerteventura sino para todo el sector turístico en Canarias, es conseguir la seguridad jurídica necesaria para quedar al margen del nuevo impuesto verde al queroseno que se va a implantar en Europa. Es preciso lograr que Canarias quede fuera de ese marco impositivo, no solo a nivel legal, sino que luego las compañías aéreas no aprovechen para aumentar precios, como ocurrió con el descuento del 75 por ciento con la Península para residentes canarios. Se deben evitar repercusiones en el coste final del viaje. De lo contrario, esto sí puede convertirse en un problema grave para las Islas en un futuro próximo. De hecho, es algo que los clientes repetidores ya nos comentan con temor, y es preocupante porque hay otros destinos, a dos horas y media del centro de Europea, a los que no les va a afectar porque están fuera de la Unión Europea, como Túnez o Egipto.
“Las tarifas han subido pero la inflación hace que los márgenes no sean mayores”
-Se está percibiendo que cada vez resulta más caro para los empleados del sector turístico residir en las proximidades de donde trabajan. ¿Están notando que hay profesionales que renuncian a empleos porque no encuentran vivienda para residir?
-Aparte del coste aéreo, el ámbito laboral es otro de los problemas que tiene el sector turístico, por la falta de mano de obra que está disponible, algo motivado, principalmente, por el precio de la vivienda en Fuerteventura, especialmente en el sur de la Isla. Lo cierto es que la oferta de vivienda es prácticamente inexistente, no hay nada libre, los precios de alquiler se han vuelto desorbitados, y se ven cifras disparatadas por unidades muy pequeñas y, en cierta manera, con condiciones míseras. Hay ejemplos bastante preocupantes de esto que le digo. Este problema es una realidad a la hora de operar hoteles de este tamaño, por ejemplo. Tenemos graves dificultades para encontrar personal en todos los departamentos; pisos, restauración, cocina, servicio técnico, recepción... Lo que antes era una isla atractiva para venir a trabajar, porque se pagaba algo más que en otros lugares y porque Fuerteventura era cómoda para vivir, ahora se ha vuelto un hándicap. Hay trabajadores de la Península o de otras Islas que rechazan venir porque les sale más caro alojarse de lo que van a ganar. Es un problema estructural que tenemos que acometer, con las instituciones, porque está afectando ya a la calidad de los servicios turísticos de Fuerteventura en momentos puntuales.
-Es decir, que no hablamos de una situación hipotética sino que se aprecia en el día a día...
-Es innegable. No solo nosotros, sino todo el sector en la Isla lo está padeciendo porque falta mano de obra y la conclusión es que el problema principal es la vivienda. El convenio colectivo de hostelería y turismo de la provincia de Las Palmas se firmó a finales de noviembre, con un marco salarial que supuso una subida del tres por ciento y hasta un cinco por ciento más en 2024. Internamente, en la compañía hemos hecho una reestructuración salarial, incrementando pluses para ser más atractivos y tener mejor posición para contratar personal. También tenemos transporte desde Pájara al hotel, pasando por Tuineje, Las Playitas y Gran Tarajal, para que a los trabajadores les cueste menos venir a trabajar. Pero aun así, no resulta sencillo. Una situación parecida ya se vivió en el sur de Fuerteventura a principios de los años 90, por la falta de vivienda, y estamos volviendo a padecerla. Otro factor que explica el estado del mercado laboral es que, durante la pandemia, muchas familias procedentes de Galicia, Andalucía o Latinoamérica decidieron regresar a sus lugares de origen, eso también es una realidad, y esa mano de obra ya no está en el mercado.
“Al sector le faltan trabajadores y la conclusión es que el problema principal es la vivienda”
-Acaban de producirse las elecciones y vamos a suponer, en un supuesto obviamente ficticio, que Tomás de Vera fuese el máximo responsable del turismo en Fuerteventura... ¿Qué puñado de medidas clave cree que son inaplazables?
-Principalmente lo que apuntamos antes: favorecer la conectividad aérea, porque es fundamental para que surja todo lo demás. Lograr bastante capacidad aérea y a precios competitivos. Hacer una promoción seria, no solo sectorizada por ayuntamientos sino a escala insular, en coordinación además con el Gobierno de Canarias. Eso es primordial. A través del Patronato de Turismo o de otra figura que se constituya, más dinámica, como tienen la mayoría de islas, porque el Patronato como tal se ha quedado algo arcaico para gestionar la promoción de Fuerteventura. Es más conveniente crear un organismo más dinámico y activo, que se adapte al mercado actual. Luego también es fundamental tener una planta alojativa moderna, de primera línea y atractiva para nuestros clientes. En ese sentido, se tienen que tramitar con agilidad los proyectos, especialmente de reforma. Un proyecto alojativo o de ocio turístico no puede estar esperando cuatro años por una licencia, porque el mercado no va a esperar, se va a ir a otro destino. Y, por supuesto, regularizar la vivienda vacacional, que ha venido para quedarse, pero a la que hay que buscarle un acomodo dentro del sector. No puede ser que se siga permitiendo un uso sin ordenación de la vivienda vacacional y que luego falte alojamiento para la población que vive en la Isla o que puede venir a trabajar. La vivienda vacacional debe tener una normativa, no solo en cuanto a estándares turísticos, seguridad o promoción, sino que es un segmento que tiene que dar un valor añadido. Aquí, en el hotel, tratamos de dar un valor añadido, con gastronomía, con animación o con eventos. Al final, la vivienda vacacional no está dejando de ser un recurso meramente alojativo y habría que ver la otra cara de lo que puede suponer, en cuanto a la promoción de los productos de Fuerteventura y a los restaurantes de cocina kilómetro cero o de la cultura insular, algo que no está haciendo.
Comentarios
1 Anónimo Lun, 17/07/2023 - 07:48
2 Javi Lun, 17/07/2023 - 08:18
3 Anónimo Lun, 17/07/2023 - 09:27
4 Ester Colero Lun, 17/07/2023 - 09:38
5 majorero Lun, 17/07/2023 - 13:42
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