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En busca de las gavias de los majos

Un grupo de arqueólogos atribuye un posible uso agrícola a las estructuras circulares que hasta ahora se identificaban como corrales y gambuesas en el Valle de la Cueva

Eloy Vera 9 COMENTARIOS 11/03/2023 - 08:28

Desde que se iniciaron las excavaciones, a finales de los noventa del siglo pasado, el Valle de la Cueva no ha dejado de abrir hipótesis y líneas de estudio que, a veces, se han visto frenadas por falta de financiación o por desidia. El yacimiento, con dataciones del siglo III de nuestra era, se sitúa entre los poblados más antiguos de Fuerteventura y alberga más de un centenar de estructuras prehispánicas de diversas tipologías. Entre ellas, unos grandes corrales a los que la tradición les ha atribuido un fin ganadero. Ahora, unos arqueólogos intentan demostrar que esas estructuras de tendencia circular u oval pudieron ser protogavias, espacios acotados donde los majos almacenaban el agua y cultivaban el cereal.

La historia del Valle de la Cueva debió empezar, al menos, en el siglo III. Los primeros estudios arqueológicos en la zona tuvieron que esperar hasta la década de los noventa del siglo pasado, cuando un grupo de arqueólogos de las universidades de La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria empezaron a hacer excavaciones en el lugar, aunque estas no tuvieron continuidad hasta la segunda década de este siglo.

En 2021, la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias financió una nueva campaña destinada a inventariar las estructuras, además de realizar dataciones que confirmaron la filiación indígena de las estructuras catalogadas. Un año después, los arqueólogos regresaron al lugar para realizar nuevos sondeos en busca de los lugares con mayor potencial arqueológico.

Los trabajos, encargados a la empresa Tibicena, Arqueología y Patrimonio, han contado con la dirección del doctor en Prehistoria y profesor de la Universidad de Las Palmas, Pedro González Quintero. Antes de explicar en qué consistió la última campaña, se apresura a asegurar que el Valle de la Cueva es “uno de los yacimientos más grandes que tiene Fuerteventura”. Y no solo llama la atención por las dimensiones, “sino también por la variedad y cantidad de diferentes estructuras que existen en el lugar creadas por las aborígenes”, precisa.

El yacimiento cuenta con cerca de 150 estructuras. Unas son denominadas casas hondas, similares a las del cercano poblado de La Atalayita; otras podrían ser rediles y también aparecen sobre el terreno estructuras circulares que se asemejan a corrales. El arqueólogo asegura que “tiene toda la diversidad de espacios que pueden existir en un poblado”. Faltaría un espacio mortuorio, pero tal vez futuras actuaciones en los alrededores saquen a la luz el lugar donde los majos de la zona depositaban los restos de sus familiares.

La campaña arqueológica de 2022 se dividió en dos sectores, uno al oeste vinculado a una burbuja volcánica que forma una cueva que da nombre al valle, y otra al este, más próxima al mar, donde aparecen varias estructuras de forma circular. Los sondeos en la cueva no dieron los resultados esperados. Los arqueólogos se encontraron con un espacio que había sido reutilizado durante siglos con actividades que habían ido alterando el lugar. Hasta un pasado no muy lejano la cueva sirvió para estabular ganado y para otras tantas actividades antrópicas que hicieron que la huella aborigen fuera desapareciendo.

La sorpresa estaba esperando en el exterior de la cueva. Allí, los arqueólogos de Tibicena dieron con un conchero de grandes dimensiones, dedicado al procesado de moluscos, principalmente de lapas, aunque también aparecieron algunos burgados. Estudios posteriores permitirán delimitar el espacio. Los otros sondeos se realizaron en unas estructuras de tendencia circular a las que históricamente se les había atribuido un uso ganadero.

La etnografía los ha identificado como corrales e, incluso, como gambuesas, espacios donde se cerraban las cabras durante las apañadas. Sin embargo, el equipo liderado por González Quintero intenta, desde hace algún tiempo, atribuir otros posibles usos a las estructuras. “Este uso como corrales o gambuesas lo hemos empezado a poner en duda porque hay demasiados espacios de esas características para separar el ganado. Creemos más bien que son espacios dedicados a recoger el agua de lluvia, almacenarla y guardar la humedad para que se pueda sembrar en ellos”, explica el profesor universitario.

Estructuras circulares en el Valle de la Cueva. Foto: Tibicena.

Semillas

Los arqueólogos de la empresa Arenisca encontraron durante unos trabajos en la cueva de Villaverde unas semillas. El hallazgo dio un vuelco a la arqueología de Fuerteventura. Por primera vez, se pudo constatar la práctica de la agricultura entre los majos. Los estudios realizados por el profesor de la Universidad de Las Palmas Jacob Morales han logrado identificar semillas pertenecientes a tres especies cultivadas: cebada, trigo y lentejas. Los resultados indicaron que las semillas tienen una edad aproximada de 1.300 y 1.600 años, respectivamente, y sugieren que entre los siglos V al VII de nuestra era, la primera población de Fuerteventura practicaba la agricultura.

Se han recogido dataciones radiocarbónicas del siglo III en el yacimiento

El hallazgo, todo un descubrimiento para el mundo de la arqueología en Fuerteventura, modificaba el conocimiento que se había tenido de los antiguos pobladores de la Isla a los que las fuentes etnohistóricas describían como un pueblo que desconocía la agricultura y solo se alimentaba de leche y carne de ovejas y cabras, además de la pesca y el marisqueo. Ahora, tenemos los datos de Villaverde y “lo normal es que empiecen a aparecer semillas en otros sitios”, sostiene González Quintero, que espera encontrar en próximas excavaciones semillas en el poblado del Valle de la Cueva.

El investigador cree que prácticas poco especializadas durante las excavaciones han hecho que las semillas quedaran desechadas del resto del material arqueológico. “Desde hace unas décadas, se ha empezado a excavar de una manera más científica. Las semillas, al ser tan pequeñitas, se perdían. Hasta el cambio de siglo se excavaba y no se cribaba todo el sedimento. En el siglo XXI, las metodologías han empezado a mejorar. Se criba todo el sedimento, se pasa por agua, y aunque es más lento y costoso, nos permite recoger más material, entre ellos semillas y huesos muy pequeños que antes se nos escapaban en un proceso de excavación normal”.

Durante la campaña de 2022, la lluvia sorprendió a los arqueólogos. La llegada del agua les permitió comprobar cómo la tierra de las estructuras mantenía la humedad durante días. “Esa humedad es la que hace falta a la semilla para empezar la germinación. Al ser cultivos de secano, con la humedad de la noche ya crece. No se requiere un riego”, explica.

En estas estructuras, los majos practicarían una agricultura de secano. Estructuras similares para cultivar encontramos en el África bereber: Túnez, la zona alta de Argelia y Marruecos. Incluso, el autor plantea que las gavias que hoy aparecen repartidas por toda Fuerteventura podrían ser modelos evolucionados de las primitivas estructuras donde los primeros pobladores de la Isla plantaban cereales. “Las gavias son modelos muy evolucionados, pero al final tienen la misma función que es la de recoger el agua para que no corra por el barranco y se lleve la tierra”, apunta.

“Las poblaciones se van adaptando a las circunstancias y en cada espacio lo van haciendo de una manera diferente. En Fuerteventura y en el mundo africano se hacen delimitaciones de espacio para que la tierra no se desplace. Es decir, evitar que se salga de determinados límites. Cuando hay lluvia un poco más fuerte, si no se ponen cotos, la tierra se va y no hay donde sembrar”, explica.

Sí parece estar claro que la actividad ganadera sirvió de empuje económico en la zona. Los arqueólogos han identificado unas estructuras que se asemejan a rediles que podrían servir para estabular el ganado. La actividad ganadera en la zona sigue viva, muchos siglos después de que los aborígenes abandonaran el lugar. Existen muchas casas hondas que funcionaban como viviendas. “Los espacios más grandes que aparecen en el yacimiento tienen que estar relacionados con lo agrario o ganadero y, a lo mejor, funcionaron de las dos maneras. Mientras había agricultura se hacía el muro y no se dejaba entrar el ganado y una vez se recogía el cereal se podía dejar al animal en el lugar para que se comiera el rastrojo. Además de comer el rastrojo y limpiar el espacio, generaría excremento que servía de abono”, plantea el director de las excavaciones.

Durante los trabajos de campo aparecieron restos cerámicos, la mayoría de ellos de factura aborigen, malacofauna, líticos tallados y huesos de ovicápridos, a los que el laboratorio intentará identificar como restos de oveja o cabra. Todo el material espera por financiación que permita investigaciones que aporten conocimiento sobre el yacimiento. “Nuestro primer objetivo es sacar a la luz un yacimiento de fuerte importancia y hasta hace poco con actividad ganadera, pero que además debió tener otro tipo de actividad económica, darlo a conocer y plantear la posibilidad de abrirlo públicamente para que sea conocido y visitado”, sostiene el profesor de la Universidad de Las Palmas.

Arqueólogos trabajan en el Valle de la Cueva. Foto: Tibicena.

Parque arqueológico

El director de Tibicena, Marco Moreno, se estrenó como arqueólogo en el Valle de la Cueva. Era un estudiante de la universidad cuando tuvo la oportunidad de acompañar a su profesor Pedro González Quintero en una excavación allá por 1995. En aquel momento, quedó prendado del poblado. Veintiocho años después, sigue defendiendo que, desde el punto de vista arqueológico,“tiene una importancia vital para Fuerteventura”.

El poblado cuenta con cerca de 150 estructuras asociadas a la cultura indígena

Y su importancia se debe, asegura, a dos cosas, “como lugar arqueológico, pues es un lugar que nos habla mucho de los antiguos majos y, por otro lado, porque tiene la posibilidad, que no tienen muchos yacimientos de la Isla, de poder ser un parque arqueológico”. Arqueólogos, historiadores e interesados en el pasado aborigen llevan años reclamando un parque arqueológico en Fuerteventura. Sin embargo, no parece que las peticiones se terminen de escuchar. “Estamos ciegos si cuando miramos para el Valle la Cueva no vemos un parque arqueológico en él”, sostiene Marco.

“A día de hoy, excavar un espacio y que no se divulguen los trabajos de arqueología debería ser un pecado. Cuando hay inversión pública debería acabar en un servicio público. El Valle de la Cueva tiene que acabar siendo un parque arqueológico”, añade.

El arqueólogo enumera una serie de posibilidades que tiene el lugar para aspirar a ser el primer parque arqueológico de Fuerteventura. “Gracias a la variedad de estructuras podemos saber cómo era el mundo indígena y, además, tiene la particularidad de que lo que le dio sentido al lugar, que fue el mundo ganadero, sigue vivo porque hay cabras aún en la zona”, señala.

La accesibilidad también juega a su favor. “Hay espacios donde habilitar parking, incluso, una pequeña recepción”, sostiene este especialista que aboga por colocar paneles que aporten información sobre el lugar. “Aún quedan muchas incógnitas sobre el lugar: el tiempo que estuvo en uso, qué funcionalidad tienen esas estructuras, si tiene relación con el cercano poblado de La Atalayita... Todo eso se puede saber, solo hay que excavar”, insiste, mientras reclama una mayor implicación de las instituciones, “hace falta un trabajo continuado en el tiempo”.

Hoy día se sabe que el Valle de la Cueva es uno de los yacimientos más antiguos de Fuerteventura con dataciones radiocarbónicas del siglo III. “Con esta datación y con más excavaciones podríamos saber cómo funcionaba la ocupación de la Isla en sus primeros siglos de ocupación. Sería de interés para Fuerteventura y para el resto de las Islas porque pocas tienen dataciones del siglo III tan evidentes. Puede ser uno de los yacimientos más interesantes para conocer esa primera ocupación”, concluye Marco.

Comentarios

Teoría interesante. Lástima que la zona no haya sido más estudiada, y de que no esté más cuidada y protegida.
Esa teoría no es nueva. Ya hace años la tuvo un profesor de primaria de Antigua, Andrés, con sus alumnos hizo un cuadernillo que conservo y en el que se explicaba la posibilidad de que los corrales existentes en el Valle de la Cueva fueran campos de cultivo de la época aborigen. Alguien les dijo a Tibicena esa teoría y ahora se la están planteando como si fuera de ellos, pero no es así. Los méritos cada uno en su sitio .
Sigan hablando de proteger teorías arqueológicas y no de evolución económica. Fuerteventura se está hundiendo señores, hundiendo, y solo sabemos gastar el dinero en planfletadas. A comerse lo servido
En Fuerteventura falta por descubrir mucho y ese mucho fue la tradición oral de los viejos pastores y propietarios de las tierras .Los que vienen ahora a ponerse medallas son pura cosa de vivir de presupuestos
En Fuerteventura falta por descubrir mucho y ese mucho fue la tradición oral de los viejos pastores y propietarios de las tierras .Los que vienen ahora a ponerse medallas son pura cosa de vivir de presupuestos
Lengua trapo, tú sí que eres un panfleto. un panfleto de guiri corcomido por el microbio de la ignorancia y la estupidez. La evolución económica te dará algo cuando el dinero, el cemento, la electricidad, el asfalto, las masificaciones sin sentido en lugares delimitados y sensibles de recursos limitados,etc., se puedan comer.. "Podemos cubrir la isla, y todas las islas, de cemento y asfalto, que no quede nada de tierra libre ni costas sin bungalows, así las podemos llenar de turistas, colonos y empresas que traigan todo de fuera y se lleven todo lo que ganen, y habremos conseguido la gran, tu ansiada, evolución económica.. y el dinero se podrá comer"..!!!!!¿
De chiquilla y jovencilla, recuerdo filo de la montaña.cordillera de mi valle, que iba desde el macizo de Guerime-Chilegua,.Tacojaira.Cardón, de bastantes fuentes y restos guanches - hasta el mar, la costa. Todo a lo largo, se podía observar huellas muy viejas de antiguo camino que debió de ser muy transitado, seguramente por los guanches que iban a mariscal, porque en esas orillas del mar, recuerdo, existían montículos de conchas: de lapas, burgas, camarillas... Igual que en las montañas y alrededores de las cuevas de Chilegua.Tacojaira.Cardón, así como alrededores de los " corralitos o cercos de piedra que jalonan ese camino que comunicaba Chilegua.Cardón.Tacojaira, con la costa. Lamentablemente, en torno y a partir de los años setenta, " actividades" , " obras" ... realizadas por esas cumbres y alrededores, arrasaron con esas huellas, así como con los restos de cerámica, conchad... que se podían encontrar en sus asentamientos... En pocos decenios, con palas de tractor y manos de hombres, se borró vestigios.testumonios de siglos, quizá, de más de un milenio.
Rodéate de gente ignorante y serás ignorante. La isla está demostrando quedar a la cola de la evolución por endogámicos que somos. Primos de primos, hacen que seamos inútiles. En la Administración podemos ver a colocados y mangas y en la calle, pues retroceso. Vamos a seguir buscando teorías de fumatas y no invertir en industria... en 10 años ignorante me darás la razón.
HOLA Soy uruguayo, tataranieto del inmigrante majorero Agustín Cabrera Alberto. Estoy escribiendo como aficionado una biografia novelada que incluye un capitulo referido a sus condiciones de vida en fuerteventura. ( Buen pasar pero enfrentando gran sequia y amenaza de hambruna). Me gustaria usar la fotografia de Saa que encabeza este articulo " en busca de las gavias de los majos" 11 03 23 para ilustrar parte de ese asunto. Es un trabajo no comercial con la finaldad de homenajear la inmigracion canaria a Uruguay. Pueden extenderme una autorizacion pára usar la foto? mencionare al medio y al fotografo. y podria enviarles una copia del libro una vez publicado- aguardo su respuesta Carlos Trobo mail: trobo@montevideo.com.uy Gracias!

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