El arca de Taliarte
El Banco Español de Algas es un cofre de biodiversidad y un referente internacional en la investigación de las aplicaciones de microalgas y cianobacterias
Parte del futuro del planeta bulle en el interior de tubos de ensayo al pie del faro de Taliarte, en la costa este de Gran Canaria, donde se encuentra la sede del Banco Español de Algas. Este cofre biológico atesora más de 2.000 cepas de microalgas y cianobacterias, entre ellas especies descubiertas recientemente en Canarias y la Macaronesia, incluida la colección Bimbache con los hallazgos del volcán Tagoro en las profundidades de El Hierro, cocederos de salinas, fumarolas de las Azores o en el cambiante oasis de Maspalomas.
El director científico y responsable de la Unidad de Biotecnología, Juan Luis Gómez Pinchetti, guía por las salas del centro con la solemnidad propia de quien muestra los secretos de un templo, en este caso consagrado a la investigación científica. Su doble función de conservación de la biodiversidad e investigación aplicada ha convertido a estas instalaciones en una referencia nacional e internacional para la adquisición de cepas y el desarrollo de proyectos junto a empresas, consorcios (fundamentalmente europeos) e instituciones.
Los hábitos de la plantilla, sus batas blancas, recubren el espíritu de quien cumple una misión. “Más allá del valor moral de mantener la biodiversidad, se necesitan proyectos que impliquen la mejora de la calidad de vida de la gente”, subraya la directora científica de la colección del Banco, Antera Martel.
Gómez Pinchetti detalla los campos donde microalgas y cianobacterias están llamadas a ser revolucionarias gracias a la labor de aislamiento, caracterización, conservación, suministro y desarrollo de técnicas de cultivo y aplicaciones que se desarrolla en centros científicos como el Banco Español de Algas.
La directora de la colección del BEA, Antera Martel.
Entre las líneas de trabajo “más consolidadas”, destaca la que tiene por fin el consumo humano. “Cada vez hay más tipos de algas en el mercado, también europeas”, además de la nutracéutica, es decir, la obtención de compuestos beneficiosos para la salud, caso de los antioxidantes. En el terreno de la biomedicina, apunta que determinados metabolitos han mostrado funciones antimicrobianas, antitumorales, antifúngicas o antivirales.
El Banco también participa en proyectos vinculados a la aplicación de las microalgas y cianobacterias como fertilizantes agrícolas y biorremediación de aguas residuales. Uno de los bloques de investigación más apasionantes puede ofrecer una ayuda ante el cambio climático insospechada por la mayor parte de la población. “El metabolismo fundamental de las microalgas es la fotosíntesis a través del CO2. En el futuro se podrán generar granjas oceánicas que van a ser sumideros de carbono”, ilustra el científico.
Además, señala que, por medio de una sencilla técnica, toda esa biomasa podría transformarse en biodiesel, bioetanol o biometano. Precisamente, el incipiente temor al agotamiento de las reservas de hidrocarburos impulsó hace veinte años la investigación en Gran Canaria y propició el aumento del capital biológico y de las certificaciones que consolidaron el proyecto del Banco Español de Algas y la pionera labor del catedrático de Biología Vegetal Guillermo García Reina.
Juan Luis Gómez Pinchetti, director científico.
Hay variedades únicas junto al volcán Tagoro y en fumarolas de las Azores
Por si todo esto fuera poco, las algas poseen pigmentos que no se encuentran en tierra, lo que abre todo un mundo de posibilidades para la cosmética y la industria textil con sustancias de origen natural obtenidas con técnicas sostenibles, otra veta que también ha motivado que diversas empresas y consorcios de investigación se hayan puesto en contacto con el BEA. Otra de sus aplicaciones radica en la alimentación animal y la acuicultura.
Una de las obsesiones del BEA es ser vector de la implantación de una verdadera economía ligada a las microalgas en Gran Canaria y Canarias. “No hay un sitio en el mundo, al menos de aquí hacia el Norte, que posea nuestras condiciones”, afirma Gómez Pinchetti. Además, el Archipiélago en sí mismo es un punto caliente de biodiversidad también en el caso de las algas por la confluencia de la corriente fría, el clima subtropical o las variaciones entre las vertientes norte y sur.
El BEA participa en la Plataforma de Biotecnología Azul y Acuicultura (BIOASIS Gran Canaria), en cuyo marco lidera varios proyectos para atraer a empresas de cualquier lugar del mundo y el impulso de iniciativas locales. “No todo el mundo tiene que producir algas, puesto que también pueden centrarse en transformar la biomasa y crear un nicho productivo donde unos proyectos se complemente con otros”, comenta.
Las salas de la colección son un arca a la que recurren con frecuencia empresas y consorcios que adquieren las cepas, aunque otras veces encargan al BEA trabajos concretos de cultivo o búsqueda de sustancias. Un dato que añade complejidad técnica a su trabajo es que las cepas de microalgas y cianobacterias han de mantenerse vivas, al contrario de lo que sucede con otras colecciones.
En las salas interiores, las cepas del BEA habitan en probetas a baja luz y temperatura para mantener bajo control su crecimiento. En el exterior, en la planta piloto, se alzan los fotobiorreactores tubulares de cien litros de capacidad que reproducen las condiciones naturales a plena luz del sol, abundante durante prácticamente todo el año en esta vertiente de Gran Canaria. El burbujeo en su interior parece anunciar la inminencia de un mañana en el que las microalgas que proceden del fondo del Atlántico o de lugares tan inhóspitos como las charcas ácidas ocuparán un enorme espacio pese a su constitución microscópica. Gómez Pinchetti y su equipo se despiden para seguir con su trabajo y cierran tras sí esta puerta al futuro.
El Banco Español de Algas, en imágenes
El Banco Español de Algas (BEA) es una infraestructura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, gestionada por la Fundación Canaria Parque Científico Tecnológico (FCPCT). La institución es miembro de la Organización Europea de Colecciones de Cultivos (ECCO), de la Federación Mundial de Colecciones de Cultivo (WFCC) y está incluida en el Centro Mundial de Datos sobre Microorganismos (WFCC-MIRCEN), además de estar acreditada ante el Gobierno de España como autoridad internacional para el depósito de microorganismos, conforme a las disposiciones establecidas en el Tratado de Budapest.
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