Unas nueve horas duró el desalojo de Carmen y su hija Mari Isabel Pérez hasta que se encontró una vivienda alternativa para que no se quedaran en la calle
Realojada de urgencia una anciana con alzhéimer en Fuerteventura tras ser desahuciada
Unas nueve horas duró el desalojo de Carmen y su hija Mari Isabel Pérez hasta que se encontró una vivienda alternativa para que no se quedaran en la calle
El desahucio de Carmen, una anciana con alzhéimer, y de su hija Mari Isabel Pérez, también con serios problemas de salud, se prolongó este jueves durante nueve horas, hasta que al final el Ayuntamiento de Puerto del Rosario realojó de urgencia a madre e hija en una vivienda cedida por un empresario.
Para las diez de la mañana de este jueves estaba fijado el desalojo de la vivienda en la que residían, de alquiler, las dos mujeres, en el número 50 de la calle Don Quijote. Fuentes próximas a la propiedad del inmueble señalan que interpusieron la demanda de desahucio en septiembre de 2019.
El 11 de noviembre del año pasado ya estaba previsto que se produjera el desahucio, pero la propiedad del inmueble asegura que lo paralizó de forma voluntaria y que se comunicó al Ayuntamiento y al Juzgado la situación de vulnerabilidad social de las dos mujeres.
Diario de Fuerteventura desveló el pasado mes de febrero la dramática situación que atravesaba esta familia: Carmen, de 86 años, con alzhéimer y encamada, y Mari Isabel Pérez, de 61 años, con problemas de salud desde hace más de una década que le impiden trabajar y sin cotización previa tras una vida dedicada al trabajo en puestos de feria.
Los problemas de ambas se remontan a cinco años antes, cuando tuvieron que abandonar su casa, en el barrio de Majada Marcial, por temor a que se derrumbara el techo. Entonces alquilaron en la calle Don Quijote, pero las dificultades económicas les llevaron a incurrir en deudas. Fuentes próximas a la propiedad estiman en “más de 12.000 euros” la deuda real acumulada entre alquiler, agua y electricidad.
Las fuentes consultadas también indican que el Ayuntamiento capitalino, en determinadas épocas, se había ocupado de pagar el alquiler, “pero luego dejó de hacerlo”. “Es evidente que este es un caso de libro para que fueran atendidas por Servicios Sociales y no llegar a este extremo”, añaden.
“Es una pena que se haya tenido que llegar a esto, a una medida tan drástica”
Con la segunda fecha del desahucio fijada para este jueves, la propiedad del piso decidió en esta ocasión seguir hasta el final, después de que la suspensión voluntaria del lanzamiento del año pasado no resolviera la situación. “Es una pena que se haya tenido que llegar a esto, a una medida tan drástica”, lamentan fuentes próximas a la propiedad del inmueble.
Durante las nueve horas que duró el desahucio, desde las diez de la mañana hasta las siete de la tarde, se barajaron múltiples opciones: llegó una ambulancia pero se descartó que la anciana fuera evacuada al Hospital, al tener ninguna urgencia, luego se especuló con una intervención de los bomberos para sacar a la anciana.
Finalmente, con una ambulancia privada se trasladó a la anciana a una vivienda cedida por un empresario de la Isla, en una zona próxima. El alcalde de Puerto del Rosario, Juan Jiménez, intervino de forma directa en la búsqueda de un alojamiento alternativo, durante la jornada del jueves, para evitar que la anciana y su hija se quedaran en la calle.
Las fuentes municipales consultadas apuntan a que ahora se emprenderán gestiones para que la anciana pueda acceder a una plaza en un centro especializado, como pudiera ser la residencia de mayores de Casillas del Ángel, de titularidad del Cabildo.
Dramática situación
Desde que su madre enfermó, Mari Isabel Pérez se dedica a cuidarla. A los problemas de salud que también arrastra, se une una precariedad económica acuciante. La vida de Mari fue la feria. Trabajaba de pueblo en pueblo, arrastrando un puesto de golosinas y juguetes. También lo hacían sus padres. “Nunca coticé. Mi padre sí pagó el autónomo, pero mi madre y yo, no. Cuando él murió, nadie me advirtió de la necesidad de seguir pagando y me vi con esto”, cuenta. Ella siguió con el trabajo de fiesta en fiesta, hasta que la enfermedad la apartó de la feria.
El alcalde intervino de forma directa en la búsqueda de un alojamiento alternativo
Mari enfermó en 2010 y, un año después, tuvo que dejar de trabajar. Tiene diabetes, problemas en el intestino, la vesícula y el páncreas. Hace dos años, fue ingresada por un problema en los riñones. En todo este tiempo, no han parado las molestias ni los dolores.
Llegó el día en el que su madre también enfermó y Mari se tuvo que hacer cargo de ella. Vivían en una casa de Majada Marcial, pero el miedo a que el techo del baño acabara cayéndose llevó a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Puerto del Rosario a tomar medidas.
Según Mari, el Consistorio le prometió que le arreglarían la vivienda. Asegura que hasta tres arquitectos municipales llegaron a ir a ver el estado del inmueble y sacar fotografías. Mientras tanto, se comprometieron al pago de la fianza y del alquiler. A ella, sin paga y con los escasos 369 euros de una pensión no contributiva que cobra su madre, le resultaba imposible hacer frente al pago de la renta de una vivienda.
Según pudo saber Diario de Fuerteventura, el Consistorio llegó a elaborar un informe de rehabilitación que acabó en un cajón por falta de presupuesto. A finales de 2015, Mari se puso a buscar una vivienda para ella y su madre. Al final, consiguió un piso en la capital por 300 euros, agua y luz al margen. Días después de llegar al nuevo hogar, del que ahora ha sido desalojada, su madre empeoró y acabó encamada. Desde entonces, permanecía en una cama en el salón de la vivienda.
De lunes a viernes, una asistenta social acude a bañarla. El resto del tiempo es Mari quien se encarga de su cuidado. Hace un año, Isabel empezó a cobrar 153 euros por estar al cuidado de una persona dependiente, pero con los ingresos que tienen les resulta imposible hacer frente a los gastos.
En total, las dos mujeres viven con algo más de 500 euros y con la ayuda de Misión Cristiana Moderna. La entidad religiosa les hace una compra una vez al mes y con eso van tirando, aunque, a veces, no llegan con la compra a final de mes.
Hasta febrero de 2020, el Ayuntamiento de la capital fue cumpliendo con su palabra, pero llegó la pandemia del Covid y Mari se quedó sin ayuda. Cuando recibió la orden de desahucio, asegura que la deuda reclamada era de unos 3.000 euros.
Comentarios
1 Paco Vie, 15/10/2021 - 08:16
2 Majorera Vie, 15/10/2021 - 08:46
3 Majorera Vie, 15/10/2021 - 09:42
4 Anónimo Vie, 15/10/2021 - 12:06
5 Anónimo Vie, 15/10/2021 - 13:01
6 Juan Sanabria Sáb, 16/10/2021 - 08:26
7 Inma Sáb, 16/10/2021 - 08:50
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