La Audiencia impone 41 años de cárcel al condenado por matar a su prima en Fuerteventura
El jurado le declaró culpable de la agresión sexual y el asesinato de Vanesa Santana en el municipio de Betancuria
La Audiencia Provincial ha impuesto una condena de 41 años de cárcel a Jonathan Robaina Santana por haber violado a su prima Vanesa Santana, en el municipio de Betancuria, hace tres años.
La sentencia se concreta en 25 años de cárcel por un delito de asesinato, 14 años y seis meses por un delito de agresión sexual, y un año y medio de prisión por el allanamiento de la morada de la joven.
El condenado, que durante el juicio pidió que se le llamara Lorena, deberá pagar 130.000 euros a cada uno de los progenitores de su prima, 60.000 euros al hermano y 30.000 euros al novio de la fallecida.
El 4 de junio de 2018, cuando Jonathan acabó con la vida de su prima, la joven tenía 21 años. La sentencia calca prácticamente la petición de condena solicitada por la Fiscalía y las acusaciones, ejercidas por la familia de la víctima y el Instituto Canario de Igualdad.
En la resolución judicial, adelantada por Canarias7 y La Provincia, se apunta que el condenado “había estudiado y planificado los horarios laborales de los padres de Vanesa” y había observado que la joven había llegado sobre las cuatro de la madrugada.
En el juicio, el jurado consideró probado por unanimidad que el condenado sustrajo las llaves del domicilio de la víctima, al que accedió en torno a las 7.15 de la mañana tras comprobar que esta estaba sola y haber visto desde la ventana que los padres con los que convivía la fallecida habían salido, momento en el que entró en la casa portando un martillo, dos navajas y una cuerda, vistiendo una sudadera con capucha que se colocó en la cabeza, además de unos guantes de nitrilo para no dejar huellas ni vestigios.
Tras subir a la segunda planta, donde dormía la víctima, sin encender la luz para no despertarla y con la intención de acabar con su vida, aprovechó que esta dormía y no tenía posibilidad de defenderse para asestarle varios golpes con el martillo en la cabeza, lo que provocó que Vanessa se despertase gravemente herida y aturdida.
Vanessa llegó a levantarse de la cama e intentó protegerse de los golpes tapándose la cara, así como pedir ayuda, pero el acusado lejos de deponer su agresión siguió golpeándola con fuerza en la cara y la cabeza hasta aproximadamente propinarle unos 30 golpes, además de colocarle un cinturón alrededor del cuello y presionarlo con fuerza para asfixiarla, relató el veredicto.
Violación estando gravemente herida
Estando Vanessa gravemente herida y desangrándose, añade, el acusado usó un objeto redondeado, bien el mango del martillo o de la navaja o ambos, y se lo introdujo con fuerza por vía anal y vaginal. La agresión le causó la muerte a Vanessa por traumatismos cráneo-encefálicos graves, lesiones en el cuello y hemorragia masiva.
Después de cometer los hechos, el acusado trató de limpiar la sangre y ocultar el cuerpo sin vida de su prima, pero al no poder hacerlo abandonó la vivienda a través de una puerta trasera para entrar en su casa a través de una ventana de la caja de escaleras.
Una vez en su domicilio, trató de deshacerse de la ropa y las armas arrojándolas en una bolsa de basura a una vivienda de la urbanización que sabía que estaba desocupada, olvidándose la chaqueta con capucha que portaba en el momento de los hechos en el baño de su domicilio.
Aunque el Jurado declaró probado que el acusado tiene un retraso mental leve, ha descartado que esta discapacidad intelectual, sumado a una reacción mixta de ansiedad y depresión le impidiese saber lo que estaba haciendo, tal y como alegaba la defensa. Su veredicto dispuso que estaba en plena facultad para saber la gravedad de los hechos y que era capaz de controlar sus impulsos.
El jurado consideró que el acusado actuó en plenas facultades cognitivas, que lo hizo de forma premeditada y aprovechando la indefensión y la relación que mantenía con la víctima.
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