MEDIO AMBIENTE

Un recorrido por la Isla a través de su flora

El libro ‘Desierto florido. Guía del Jardín Botánico de Fuerteventura’ detalla las principales especies de una Isla que atesora unas 750 plantas autóctonas

La guía, de Scholz, director del Botánico de Oasis, y Palacios, periodista ambiental y geógrafo, se puede adquirir en la librería Tagoror.
M. Riveiro 0 COMENTARIOS 10/02/2021 - 10:36

Como si fuera un Arca de Noé, hace más de 20 años que Oasis Wildlife decidió dedicar una amplia parte de su espacio a las plantas autóctonas. “Todas las plantas endémicas de Fuerteventura a excepción de una, el jorao, están en peligro de extinción”, señalan Stephan Scholz y César-Javier Palacios, autores del libro Desierto florido. Guía del Jardín Botánico de Fuerteventura, que acaba de lanzarse a la venta. La pandemia de coronavirus retrasó el estreno de un volumen que repasa las especies que se pueden encontrar en la Reserva de plantas autóctonas de Oasis, una iniciativa que persigue “contribuir a la conservación” de la flora que crece de forma natural en la Isla, especialmente de aquellas especies que están más en riesgo.

Las primeras especies que se plantaron a mediados de los 90 en la Reserva de plantas autóctonas fueron fundamentalmente cardones canarios y tabaibas dulces. A partir de 2010 se intensificó la tarea: en la actualidad hay unas 80 especies que crecen en un espacio exclusivo de más de 70.000 metros cuadrados. “Muchas de ellas son únicas y algunas solo pudieron obtenerse con la ayuda de escaladores profesionales, que consiguieron llegar hasta los últimos ejemplares conocidos”, se explica en el libro, que no es solo una guía de visita a la Reserva sino una herramienta para conocer las especies que se pueden encontrar en los distintos hábitats de la Isla. Oasis tiene autorización del Gobierno para cultivar especies clasificadas “en peligro de extinción” y un convenio con el Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo.

La desértica Fuerteventura esconde sorpresas y un significativo patrimonio natural. En Canarias crecen en estado silvestre unas 2.100 especies, de las que más de 550 solo se encuentran en las Islas, “muchas más que en cualquier país de Europa central”. “Esto es debido, en buena medida, a la gran cantidad de ambientes diferentes que tenemos, desde la orilla del mar hasta las cumbres”, explican los autores. De esas 2.100 especies silvestres de plantas canarias, unas 750 viven en Fuerteventura, una cifra “muy considerable”.

“Esta riqueza no se percibe a primera vista, en un somero contacto con el territorio, sino que se revela poco a poco, tras visitas a lugares apartados y largas caminatas por llanuras arenosas o difíciles senderos de montaña”, subrayan Scholz y Palacios, que no obstante recalcan que “en cualquier lugar, incluso en los más transitados, podemos encontrar plantas interesantes si abrimos bien los ojos”. Para entender la flora majorera se gestó esta guía, que también se utilizará como recurso en la educación ambiental, una de las patas de la actividad de Oasis.

Comunidades vegetales

Fuerteventura, “al ser una isla vieja, llana y erosionada”, apenas conserva “algunas áreas de poca extensión” que se corresponden con el bosque termófilo y la laurisilva, “mientras que los pisos de pinar y matorral de alta montaña faltan por completo”. En cambio, cerca del mar se pueden encontrar comunidades de plantas “amantes de la sal”, como la lechuga de mar, el tomillo marino, el matomoro brusquillo y la lechetrezna de playa. En las dunas del norte de la Isla vive también, “muy escasa”, la azucena de mar, “amenazada por el desarrollo urbanístico”.

La cumbre de Jandía es el punto de biodiversidad más importante, con 300 especies

En las llanuras y montañas de altitud media de Fuerteventura se encuentra vegetación arbustiva, con plantas que “pueden almacenar agua para resistir los largos y secos veranos”, explican los autores en la guía. Estas comunidades de cardones, tabaibas, verodes y otras especies solo se localizan “en forma de manchas aisladas”. Grandes extensiones fueron eliminadas para crear zonas de cultivo, así como por la acción de cabras y conejos.

“En algunas laderas de montaña, sobre todo del macizo de Betancuria, podemos ver acebuches y almácigos achaparrados y dispersos”, indican Scholz y Palacios, que resaltan que “son los últimos restos de frondosos bosques”, destruidos “casi completamente en dos mil años de asentamiento humano en la Isla”. En algunos lugares, aseguran, “puede observarse una muy escasa pero esperanzadora regeneración natural”.

Las comunidades de palmeral son otras de las características de la Isla. Los autores recuerdan que en 1402, cuando los conquistadores fondearon en Ajuy y remontaron con una tropa de soldados el barranco de Vega de Río Palmas, “quedaron impresionados por la gran cantidad de majestuosas palmeras canarias que lo poblaban”. Hoy su tamaño es más reducido, aunque existen palmerales en otras zonas del centro y norte de la Isla.

La cordillera de Jandía

En la cresta de la cordillera de Jandía se dan “unas condiciones especiales que no encontramos en ninguna otra parte de la Isla”, destacan los autores de la guía. La elevada humedad ambiental por la bruma que forman los alisios permite que crezca vegetación de laurisilva, el tipo de bosque húmedo y sombrío que se encuentra en las islas occidentales, sobre todo en La Gomera y La Palma. “Sus escasísimos restos están relegados a unos pocos lugares inaccesibles de la escarpada vertiente norte de la cumbre, allí donde no llegan los herbívoros”, detallan.

Para Scholz y Palacios, “la cumbre de Jandía constituye el punto de biodiversidad más importante de Fuerteventura”, en donde se han contabilizado más de 300 especies de plantas, entre ellas árboles de laurisilva como el mocán y el aderno, que acompañan a 10 de las 15 especies endémicas de plantas de Fuerteventura. “A estas plantas se asocia un gran número de animales endémicos, sobre todo invertebrados”, apuntan. “Hay seis especies de caracoles terrestres que en todo el mundo solo viven en este reducido territorio”.

Añadir nuevo comentario