Gari Chocho: la corsaria de la vela latina
Una de las referentes de este deporte en Fuerteventura recuerda la época gloriosa de los barquillos, que ahora precisan de instalaciones y mayor apoyo para la base
Margarita Chocho Peña (Puerto del Rosario, 1981), más conocida como Gari, es un referente de la vela latina en Fuerteventura. Conserva un dossier de su intensa etapa en la competición de barquillos en unos años en los que esta modalidad náutica surcaba las aguas ‘viento en popa a toda vela’. Asegura que, para ella navegar es sentirse “libre”. Su afición y dedicación le viene de familia. No en vano, se inició en este deporte de la mano de su padre, Pedro Chocho, “uno de los pioneros de los barquillos de Vela Latina en la isla de Fuerteventura y mi principal referente desde pequeña”, comenta Gari.
Con apenas ocho años ya participaba en las pruebas de entrenamiento en el Tomás Machín, barquillo que por entonces patroneaba su padre. A la edad de 12 años, su tío Luis Chocho le dio la oportunidad de navegar como contramurera en el campeonato Ciudad de Puerto del Rosario, y tres años más tarde, pero “siendo aún una niña”, dice, Juan Manuel Sosa, al que considera su “ángel deportivo”, le ofreció llevar la caña del Gustamar, barquillo con el que logró durante tres años consecutivos ganar todos los campeonatos de liga en Fuerteventura.
De Sosa recuerda estas palabras: “Si tú llevas un barco, yo te lo compro”. Dicho y hecho. Durante esa etapa, el Gustamar se situó en los campeonatos de Canarias entre los cinco primeros clasificados y la embarcación logró ganar, además, el Campeonato Femenino de Canarias tres años consecutivos: 1999, 2000 y 2001.
A los 18 años, Gari tuvo que desplazarse a Gran Canaria para cursar en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria sus estudios superiores de Administración y Dirección de Empresas. Recuerda que tras un año de adaptación en la Isla y “al ver que las escamas de mi piel se me estaban secando”, bromea, decidió visitar el muelle deportivo con la intención de navegar en los botes. Desde el primer momento quedó fascinada “con el gran ambiente botero y el alto nivel de la competición existente”, según relata.
Este hecho la llevó a regresar al deporte náutico e iniciar su periplo en botes como Tara del Mar, embarcación mayoritariamente femenina, donde durante el primer año navegó a la escota y aprendió los roles de cada marinero en este tipo de bote, así como la puesta a punto del mismo. Al año siguiente, tomó la caña durante toda la temporada en el Tara, logrando clasificarse en el sexto puesto del Campeonato de Pegas.
En este punto, la joven destaca su “admiración a todas esas mujeres que practican un deporte tan duro y sacrificado como es la vela latina”. Ella misma es un referente para su género, aunque le resta importancia: “No me planteo el hecho de ser de las pocas mujeres que han patroneando un barquillo o bote de vela latina como un valor añadido a mi persona, lo importante es sentirte un miembro más del equipo, marcar las pautas y el liderazgo dentro del grupo que, creo, es la función de todo patrón y que te respeten como a cualquier patrón”.
Otro de sus méritos como mujer y navegante quedó demostrado cuando pasó a capitanear la tripulación del Minerva. “Mi fichaje fue el resultado de una combinación de factores: mis ganas por dirigir una tripulación masculina y medir si era capaz de sacar un mayor rendimiento al bote, a lo que se unió conocer a la persona con la que comparto la vida hasta hoy, Israel Cabrera. Era el patrón en ese momento y me propuso llevar la caña de la Diosa Minerva. Por supuesto, acepté de inmediato”, comenta.
En esa etapa consiguieron mantenerse entre los cinco primeros clasificados de la competición, alcanzando en 2006 su mejor registro como subcampeones del Campeonato de Vela Latina de Botes.
Perla Negra
Tras acabar sus estudios universitarios en 2005, Gari regresó nuevamente a su tierra, donde, por segunda vez, Juan Manuel Sosa, su “ángel deportivo”, le ofrece la caña de un barquillo de nueva construcción, el Perla Negra, con el que, en las temporadas de 2009 a 2012 consiguieron ganar todos los campeonatos de liga y la mayoría de regatas de trofeos y travesías en Fuerteventura. La regatista tienen marcada en la memoria la fecha del 1 de febrero de 2013 cuando en la Gala del Deporte que organiza el Cabildo de Fuerteventura fue elegida Mejor Deportista Individual Femenina de los dos últimos años.
Gari practica la vela latina desde muy jovencita porque le apasiona este deporte. “Es algo que llevo en la sangre y mientras las fuerzas me acompañen nunca dejaré de navegar, así tenga que agarrar un bastón en vez de la caña del timón”
En la temporada 2013 asumió el reto de volver a llevar el Minerva cumpliendo una promesa que hizo en su día a su pareja, Israel: “Le dije que algún día volveríamos a navegar en Gran Canaria en el bote de sus amores, por el arraigo familiar que para él tiene”, según relata Gari.
Asegura que “fueron dos años agotadores” porque cada fin de semana durante los meses de competición, de marzo a septiembre, tenían que recorrer muchos kilómetros hasta el sur de la Isla para coger el barco y trasladarse a Gran Canaria, navegar en la competición y después hacer el camino de vuelta a la inversa. “Fue una pequeña locura, pero, como decían mis padres, sarna con gusto no pica…Y no les faltaba razón”, bromea.
Como anécdota de esta época, resalta la victoria, por tres años consecutivos, del Campeonato de Pegas al “todopoderoso” Poeta Tomás Morales. Señala que “los aficionados moralistas no guardan un buen recuerdo de ‘La Majorera’”, como allí la llaman. Gari practica la vela latina desde muy jovencita porque le “apasiona”: “Es algo que llevo en la sangre y mientras las fuerzas me acompañen nunca dejaré de navegar, así tenga que agarrar un bastón en vez de la caña del timón”, comenta con ilusión.
Dice deber todos sus logros deportivos, en primer lugar, a su familia. “Siempre me ha apoyado, tanto en lo deportivo como en lo personal”. Y, en segundo, a todos los tripulantes que han estado bajo sus directrices: “A todos les doy las gracias por el esfuerzo y por respetarme no sólo como mujer, sino como patrona en las decisiones tomadas en cada regata”, comenta.
En general, agradece su apoyo a todas esas personas que se han alegrado de sus méritos deportivos y de una manera muy particular y especial, a los dos amores de su vida: Israel Cabrera y Manuel, el hijo de ambos, nacido en 2017. Enestos momentos, la maternidad le ha hecho realizar un parón “momentáneo” en su vida deportiva, pero esta luchadora subraya que no se arrepiente para nada porque intenta disfrutar “al máximo” de la crianza de su pequeño. Gari confía en regresar a la competición en algún momento “y con más ganas si cabe”, porque como dice el dicho: “La cabra siempre tira pal monte” y en su caso para el mar.
En la actualidad
Gari lamenta la situación en la que se encuentra la vela latina en la Isla. Aunque está desvinculada del circuito por su maternidad es conocedora de las necesidades de los clubes. Le apena la ausencia de una cantera que, como fue su caso, pueda iniciarse y triunfar en este mundillo. “No hay escuela”, se lamenta. Tampoco instalaciones que permitan el desarrollo de este deporte. “Hay una escuela náutica en Puerto del Rosario que parece que está privatizada, gestionada por un club privado y que cierra curiosamente los fines de semana, que es cuando los chavales podrían estar con los barquitos”, añade.
Recuerda la pérgola de madera habilitada antaño en Puerto del Rosario para acoger los botes y que ahora sirve para albergar las piraguas, mientras los barquillos se encierran en el Palacio de Congresos. “Hasta que no haya instalaciones no habrá una base para reactivar este deporte”, sentencia.
Recuperar la vela latina en la Isla es uno de los objetivos de los clubes que continúan participando en la regata insular. Las ocho embarcaciones que aún se resisten a abandonar la competición de Vela Latina Canaria en Fuerteventura reclaman más ayudas e instalaciones para que no se pierda un deporte con arraigo en las Islas. El actual presidente de la Federación, José Pascual Perdomo Betancor, habla de “dejadez institucional” y de la necesidad de que se habiliten las instalaciones en Corralejo o Puerto del Rosario, aunque también comenta la poca presión que está realizando la Federación para activar el circuito y mantenerlo.
Recuerda la mejor época del deporte con una competición de hasta 17 barcos barquillos en la liga. Considera que la base “está dañada” y solicita el rescate del deporte náutico. Cada barco tiene fichadas a entre siete y ocho personas, pero cree que “hace falta motivación” porque, asegura, “al no disponer de instalaciones, también resulta imposible crear una escuela”, que, a su juicio, debería ser gratuita. Al Cabildo de Fuerteventura le agradece su ayuda a través del programa ‘No olvides lo nuestro’ dirigido al fomento del deporte autóctono, pero “con el dinero no es suficiente”, dice.
“Tenemos que tener las embarcaciones cerca del mar y la gente se aburre al tener que desplazar su barquillo por carretera. Como mucho puede aguantar un año”, asegura. La Federación desarrolla un proyecto de fomento y divulgación pero comenta la dificultad de aplicarlo sin instalaciones. “Así es imposible llevar a cabo la captación de los niños”, enfatiza. Insiste en la necesidad de contar con apoyo institucional de los Ayuntamientos de La Oliva y Puerto del Rosario, así como de la Corporación insular para que “la vela latina tenga su espacio”, concluye.
Comentarios
1 Bambam Lun, 22/07/2019 - 08:26
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