La sordera: esa discapacidad invisible
La ausencia de intérpretes de lengua de signos en los servicios públicos de la Isla es una de las barreras comunicativas del colectivo
“La sordera es la discapacidad más invisible”, señala Carla Cabrera, de Fasican. La asociación se asentó en Fuerteventura en septiembre de 2017 para dar respuesta a las demandas de personas con discapacidad auditiva y sus familiares. Carla es la trabajadora social delegada en la Isla. En la actualidad prestan servicio a una veintena de personas, principalmente de la zona sur, donde hay más oferta laboral para colectivos con discapacidad y, aunque estén más cualificados, las dificultades para acceder a un empleo les lleva a trabajar en los establecimientos turísticos. “Las empresas buscan sus beneficios y suelen ofrecer trabajos menos cualificados a este colectivo, de freganchín o en limpieza”.
La ausencia de un servicio de intérprete de lengua de signos es una de las barrera de comunicación con la que se encuentra el colectivo. Cuando se requiere a la asociación, hay que demandarlo a Tenerife, donde Fasican tiene la sede central. A diferencia de Fuerteventura, en esa Isla “cada vez que una persona sorda necesita un intérprete se le presta, inmediatamente, el servicio para acudir al médico, a la seguridad social, etcétera. Sin embargo, aquí no tenemos esa posibilidad”, dice. La única manera de disponer de este servicio en la Maxorata es a través de una contratación externa o que el usuario lo contrate de manera privada con el coste que representa, a 30 euros la hora, especifica Carla. “Cuesta mucho cubrir la demanda”, dice.
La firma de un convenio con el Cabildo de Fuerteventura para la implantación de un servicio de intérprete de signos que dé cobertura a toda la isla es otra de las asignaturas pendientes en la Isla. Desde Adivia (Asociación de discapacitados visuales, auditivos y físicos), su presidente, José Gómez, explica que en el Consejo de Accesibilidad ha propuesto a la Corporación insular que contrate a un intérprete de lengua de signos para ponerlo al servicio de los ciudadanos. De disponer de este servicio, los usuarios podrían acudir a hacer sus gestiones por sí mismos. Por lo general, estas personas precisan de un familiar que les acompañe a realizar todas las gestiones administrativas, incluso para acudir al médico. “Con lo que la privacidad de estos ciudadanos se ve limitada”, explica la trabajadora social de Fasican.
Carla es intérprete de lengua de signos y contabiliza otros tres profesionales más en la Isla ofreciendo sus servicios en el IES San Diego, único centro educativo de Fuerteventura que cuenta con este servicio, dado que es el único con alumnado que utilizan la lengua de signos. “El principal problema es que no tienen todas las horas lectivas cubiertas. Tampoco cuentan los más pequeños con la figura del experto en lengua de signos, perteneciente al mismo colectivo y que representa un modelo lingüístico para los menores en el momento en el que empiezan a adquirir estos conocimientos. Sin embargo, otra vez se topan con el mismo inconveniente, “que no pueden ser atendidos en toda la jornada educativa ni tampoco está establecido en todos los centros”, señala Carla. Tan solo un colegio de la Isla cuenta con esta figura, el CEIP Agustín Millares Carló, dado que es el único centro de Fuerteventura con alumnado que utiliza la lengua de signos, aclaran desde Fasican.
Los cursos de lengua de signos ‘online’ son “una ventaja para las personas que en la vida adulta comienzan a perder audición y necesitan involucrarse con el movimiento asociativo”
La representante de Fasican comenta el caso de una madre del Sur a la que la única solución planteada por parte de las instituciones para atender las necesidades formativas de su hija sorda fue que la trasladara al centro de Puerto del Rosario, establecido como preferente.
Carla no está a favor del desarrollo de cursos no homologados. “Esos cursos no te homologan como intérprete de signos”, explica. Lo compara con los cursos de idiomas. “Tú das un curso de inglés con una profesora nativa y eso no te habilita para enseñar la lengua inglesa, pues con este tipo de actividades formativas pasa lo mismo. Puedes tener los niveles para comunicarte con una persona sorda a nivel particular, pero no estás formado como intérprete”. Sin embargo, pueden resultar muy útiles para voluntarios de asociaciones o extranjeros. A la asociación llegan personas con discapacidad auditiva de distintos países “con un lenguaje totalmente distinto al nuestro. Al final, son muchas las dificultades del colectivo”, añade Carla.
Ella misma tuvo que ir a Tenerife para obtener el título de intérprete de signos tras estudiar el ciclo de interpretación. “Fue tras concluir la carrera de Trabajo Social, en la que tenía la asignatura de discapacidad para la que nos solicitaron la organización de unas jornadas a fin de visibilizar este problema y me abrieron los ojos. Ahí conocí a una persona con sordociega y a una intérprete que me fascinó y que, curiosamente, resultó ser mi profesora después”, señala.
La accesibilidad en el servicio de transporte público es otro de los problemas para el colectivo con discapacidad auditiva. Comenta Carla el caso de un usuario de Pájara al que le redactó una reclamación porque las paradas de guagua carecían de paneles informativos actualizados. “Tampoco podía comunicarse con los chóferes por la barrera de comunicación y dependía de esa información para llegar a tiempo a su trabajo”, dice. Desde Fasican proponen la instalación de paneles digitales que proporcione información actualizada en las paradas. “Ya solo con ese simple gesto cambiaría la vida de las personas sordas, en ese sentido”, añade.
El último censo de mayo de 2018 de la Dirección General de Dependencia y Discapacidad contabiliza 344 personas con certificado de discapacidad auditiva
La adaptación de las actividades culturales es otra demanda. “En la Isla se organizan muchísimas actividades pero no están adaptadas a las necesidades de esta población. Las visitas guiadas a los centros turísticos, tampoco”, comenta. Mientras tanto, Fasican sigue creando iniciativas para el colectivo con discapacidad auditiva, como la posibilidad de disponer de cursos de lengua de signos online, “una ventaja para las personas que en la vida adulta comienzan a perder audición y necesitan involucrarse con el movimiento asociativo e inician los contactos con otras personas sordas con la que comparten una discapacidad”, explica. El último censo de mayo de 2018 de la Dirección General de Dependencia y Discapacidad contabiliza 344 personas con certificado de discapacidad auditiva.
También considera que el conocimiento de la lengua de signos es “fundamental” para los profesionales del sector público. En los servicios sanitarios, centros educativos o administración, en general, como Cabildo o ayuntamientos, Carla cree menester contar con una persona de referencia en esta lengua. Se lamenta además de que haya quedado en papel mojado el nuevo Estatuto de Autonomía, en el que se incluyó, por primera vez, que la lengua de signos debía estar presente en la enseñanza, sanidad, etcétera, pero la teoría no se aplica en la parte práctica. Fasican tiene esperanza en que los consejos de accesibilidad que se han ido creando en los municipios de la Isla puedan derribar estas y otras barreras comunicativas para mejorar la calidad de vida del colectivo al que atiende. Carla Cabrera trabaja mano a mano con la delegada de Fasican en Fuerteventura, María Soledad Ramón, que hace de puente entre técnicos y junta directiva de la asociación con la que mantiene reuniones periódicas.
Desde Adivia han solicitado al Ayuntamiento de Pájara la realización de unos cursos de formación básica de lengua de signos al objeto de que “todo el personal de cara al público en centros oficiales pueda ir adquiriendo formación”, explica José Gomez. Recuerda, además, a los representantes institucionales que en el próximo curso escolar “será obligatorio por Ley la lengua de signos en los centros y deben tener formación para el profesorado”.
Junto a Funcasor van a poner en marcha sus propios cursos de lengua de signos. José Gómez señala que es “fundamental” que este tipo de formación se ofrezca entre los trabajadores del sector turístico por lo que solicita ayuda de la patronal para establecer un calendario de actividades “a modo de inversión en la economía local”.
Adivia se ha hecho eco del caso de la madre cuyo hijo sordo se encuentra interno en el centro penitenciario de Tahíche y para el que solicitaba. en un reportaje de Eloy Vera para Diario de Fuerteventura, un intérprete de signos y formación para que aprenda esta lengua. Así, junto al director insular de la Administración del Estado, Domingo Fuentes, ha obtenido la respuesta “satisfactoria” de Instituciones Penitenciarias para encontrar una pronta solución. Desde la asociación se ha propuesto la realización de un curso de formación, no sólo para este caso en particular, sino para la preparación del personal. “Todo esto lleva unos trámites y nos han dicho que a este chico no le han dejado de prestar asistencia en el desarrollo del juicio, dado que el Juzgado cuenta con intérprete”. Explica Gómez que “Instituciones Penitenciarias mantiene un convenio con la Confederación estatal de personas sordas para prestar asistencia a todos los internos que lo precisen y han demostrado que están dispuestos a ayudar a que se cree esta figura para que sea extensible de todo el personal”. Adivia considera importante atender estas demandas dado que “las personas con discapacidad auditiva se aislan cuando no se les entiende y necesitan más apoyo”.
Adivia atiende en torno a 40 personas, principalmente, del sur de la Isla. En uno de los últimos programas emitidos por este colectivo en una emisora local, la asociación llevó como invitado a Tomás Acosta, persona sordociega que ha sido presidente de una mesa electoral en Tenerife, “para hacer visible que las barreras a veces nos las ponemos nosotros mismos”, enfatiza José Gómez.
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1 Anónimo Lun, 03/06/2019 - 08:42
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