“Gracias a Fuerteventura he podido cumplir mi sueño: vivir del kitesurf”
Para Jakub era “un premio” poder competir en un campeonato del mundo después de diez años de entrenamiento
Del bosque polaco a las playas de Sotavento y todo por perseguir un sueño, ser instructor de kitesurf. Esa es la síntesis de Jakub Juras, un polaco de 31 años de edad que llegó a Fuerteventura en 2013 detrás de una oferta de trabajo. Jamás pensó que, tres años después, estaría compitiendo con los número uno del “strapless”, una disciplina que permite a los windsurfistas navegar con una tabla sin ningún tipo de sujeciones. 2018 ha sido su tercer año participando en esta disciplina en el Campeonato del mundo de Windsurf y Kitesurf de Fuerteventura y “no he quedado de los últimos”, asegura.
Jakub pasó la infancia entre caminatas y carreras en bicicleta por las montañas de Walbrzych, una zona de Polonia cercana a la frontera de Chequia, donde su padre estaba empleado como mecánico en una empresa que se encargaba de la vigilancia de los bosques de la zona. Por motivos de trabajo, era frecuente que tuviera que viajar a otros países.
En uno de aquellos viajes fue a parar a Irlanda, donde terminó quedándose. Mientras tanto, Jakub estudiaba Turismo en una universidad polaca. En una de sus vacaciones fue a verlo a Irlanda. Allí, vio por primera vez las cometas del kitesurf en la playa y “pensé este deporte es para mí”, recuerda el joven diez años después sentado en una de las mesas en las que comen los deportistas que participan en el campeonato majorero.
El joven explica cómo “empezó a trabajar reciclando basura en Irlanda con la intención de poder hacer un curso de kite y comprar cometas”. Al final, reunió el suficiente dinero y pudo cumplir el primero de los sueños que tenía reservado en su cabeza para el mundo del kitesurf. Se compró una cometa y comenzó a practicar cada vez que tenía tiempo libre. Más tarde, en Polonia hizo un curso de instructor de kite y decidió que, a partir de ahora, su futuro laboral estaría vinculado a este deporte.
De Polonia a Sotavento
El primer trabajo llegó muy lejos de Polonia, en Egipto donde estuvo trabajando como instructor de Kite durante seis meses en 2011. “Fue un buen lugar para empezar mi trabajo”, recuerda. Sin embargo, era frecuente que navegara por internet buscando una oferta de trabajo en España. “Mi sueño era venir a este país”, insiste.
En una de sus búsquedas por internet, el joven encontró una oferta de trabajo en la página de IKO (Asociación Internacional de Kitesurf). El destino era Fuerteventura. En concreto, era el centro de René Egli, el padre del Campeonato del mundo de Kitesurf y Windsuf de Fuerteventura.
Jakub hizo las maletas, cogió un avión y en 2013 aterrizó en Fuerteventura. Poco después, empezó como instructor de kitesurf en la escuela de René Egli. Los tres primeros años los pasó trabajando durante los inviernos en Fuerteventura y los veranos en Túnez, República Dominicana, Isla Mauricio… Al final, decidió dejar de viajar y quedarse todo el año en Costa Calma.
De Fuerteventura parece gustarle todo: el clima, la tranquilidad, sus gentes…y, sobre todo, su campeonato de windsurf y kitesurf. Coincidiendo con la instauración de la prueba de “strapless” en Fuerteventura en 2016, Jakub decidió apuntarse a la competición. Detrás había muchas horas de entrenamiento y tres operaciones de rodilla que no se lo han puesto nada fácil.
Para Jakub era “un premio” poder competir en un campeonato del mundo después de diez años de entrenamiento y junto a figuras como Airton Cozzolino, actual campeón del mundo y el primero que obtuvo el título de esta disciplina en 2011, o Mitu Monteiro, el caboverdiano al que todos reconocen como el padre del “strapless”. “Es una leyenda, para mí es lo máximo”, asegura. Y añade “competir con estos chicos tan buenos supone una clase de kite con grandes maestros”
Es consciente que al lado de estos grandes nombres es “imposible ganar” cuando se rozan los 32 años, se trabaja ocho horas y apenas queda tiempo libre para poder entrenar. A pesar de todo ello, ha quedado en el puesto 17 de 24 competidores. “No he quedado el último”, asegura entre risas mientras comenta cómo a última hora tuvo que decir que no a participar en la prueba de Dajla, en el Sahara Occidental, por culpa de la rodilla.
En un año o dos espera regresar a su país y seguir allí ganándose la vida como instructor y poder montar una familia junto a su pareja. Antes desea poder competir, si las condiciones lo permiten, en alguno de los lugares del circuito de “strapless”, tal vez Dajla o Tarifa, en Cádiz. Una vez en Polonia “seguro que echaré de menos el mar y poderme levantar e ir a navegar”.
Su mente no deja de soñar. Le gustaría poder crear un campeonato de kitesurf en su país donde pudiera celebrarse la prueba de “strapless”. “Allí sería un Cozzolino porque hay muy poca gente compitiendo”, ríe. En Polonia espera realizar el sueño que le queda por cumplir en el mundo del kitesurf, crear un campeonato de esta disciplina en algún lugar del país. “Sería bonito que mis hijos pudieran decir que estuvieron en un campeonato en Polonia”, concluye.
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