Una decena de familias que residen en las viviendas junto a la playa del pueblo de Giniginámar, en el municipio de Tuineje, viven este invierno con el alma en vilo. Los embates del mar y los últimos temporales han causado importantes destrozos en puertas, pérgolas, muros, terrazas, balcones y pisos.

Algunos residentes tuvieron que abandonarlas por el viento y oleaje y pernoctar en casas de familiares y amigos. El último temporal ha causado una enorme preocupación por el deterioro que presentan estas viejas edificaciones marineras y temen que se les caigan encima.

“El mar se llevó los callaos de la playa con la corriente y formó un hoyo que está minando los cimientos de nuestras casas y terminarán por derrumbarse”, manifiesta Saúl Ojeda, que habita en una de ellas. “Esta es mi segunda residencia pero hay vecinos que sólo tienen este techo, e incluso es su fuente de vida, y nadie nos apoya”, lamenta Ojeda.

El vecindario ha sufrido muchas noches sin dormir, achicando agua y limpiando lodos. Las familias de pescadores denuncian públicamente que todos los inviernos sufren problemas cuando entra el tiempo del Sur, “pero las instituciones no hacen absolutamente nada para solucionarlos”.

El oleaje de los últimos temporales ha dañado puertas, pérgolas, terrazas, muros y suelos de las casitas marineras de la playa

Desde hace años demandan un paseo marítimo y una escollera para proteger las embarcaciones y viviendas del oleaje. Uno de los más afectados es Juan José Betancor, que tiene un restaurante en la misma playa y se ha visto obligado a cerrar y sacar todo el mobiliario fuera para reparar el local. “Los daños han sido cuantiosos porque el mar rompió el suelo y los muros de la terraza, se mojaron las mesas y sillas de madera, paredes e instalaciones porque el agua entraba por la terraza y salía por la puerta hasta la calle”, señala angustiado.

“Vemos que cada año es peor porque los temporales son más fuertes y sube el nivel del mar”, alertan los vecinos, que exigen “soluciones urgentes”. “La mayoría de los pueblos de esta costa tiene casitas en primera línea de mar, y se han ejecutado planes de modernización y embellecimiento pero en Giniginámar nada de nada”, aseguran indignados.

“Creemos que las autoridades han hecho caso omiso de nuestras demandas aunque consideramos que todos los pueblos de Fuerteventura son turísticos y merecemos un paseo marítimo, y una partida económica para que se reformen y reparen las instalaciones públicas y las viviendas antiguas”, concluyen.