Riesgo de derrumbe

La lenta agonía de la Casa del Inglés

Fotos: Carlos de Saá.
Saúl García 2 COMENTARIOS 17/10/2017 - 07:19

La última respuesta del Gobierno de Canarias es de junio de este año, y es lo suficientemente vaga como para no saber si la casa se va a arreglar o no: “No se han realizado actuaciones específicas durante 2016, pero en cumplimiento de las competencias que ejerce la Dirección General, de recuperación y difusión del patrimonio cultural canario, se incluye cualquier tipo de actuación de restauración y puesta en valor de los bienes que ostenten valores patrimoniales. Por tanto, si las disponibilidades presupuestarias por los ingresos provenientes del uno por ciento cultural lo permiten, se podrán llevar a cabo las actuaciones que resulten urgentes y necesarias para la preservación de este Bien, siempre dentro de las prioridades existentes”.

La pregunta la había hecho un año y medio antes la parlamentaria de CC, Nereida Calero, y era escueta: “¿Tiene previsto la Consejería algún tipo de actuación ante el alarmante deterioro del BIC Casa del Inglés?” En abril de este mismo año, Podemos logró el apoyo unánime del pleno del Cabildo a una moción por la que se busca garantizar la restauración y conservación de la Casa del Inglés, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 2005. En la moción también se solicitaba que se explorase la posibilidad de expropiar el inmueble, ya que es una medida que recoge la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias”.

La casa, denunciaba Podemos, “no ha contado con ninguna protección efectiva” e incluso peligra su estructura. En la moción se recogía que la propia Consejería de Cultura del Cabildo reconocía en una nota de régimen interno en 2014 que este era el BIC “en peor estado de conservación de la Isla”. Hasta ahora no se ha podido llegar a ningún acuerdo con la familia propietaria, Castillo Manrique de Lara, que en 2009 pidieron la declaración del estado de ruina del inmueble para poder demolerlo. La familia tampoco se pone de acuerdo para vender la casa.

En las Jornadas de estudios de Lanzarote y Fuerteventura, celebradas en Arrecife en el mes de septiembre, el historiador José Concepción ofreció una ponencia sobre el inglés que da nombre a la casa, John, o Juan Parkinson, aunque en realidad la conferencia glosaba la historia de la casa. En su charla, destacó la “vergüenza” que supone su estado “para sonrojo de propios y extraños”.

La casa, en La Oliva, la construye Julián Leal Sicilia, un palmero de Tahuya (Los Llanos), que nace en 1731 y llega a Fuerteventura en 1755. Se casa dos veces, con Josefa García Espinosa y con Rita Cerato de Armas, y tiene descendencia con ambas. Muere en La Oliva con 91 años. En su testamento se hace referencia a otra casa que construyó antes, más modesta, casi en el mismo lugar. Leal Sicilia adquiere una gran fortuna por el negocio del tabaco. La construcción de la casa costó 5.000 pesos y es la única casa, junto a la de Los Coroneles, con almenas. Tiene, según una descripción antigua, “veinte huecos de alto y bajo”, es decir, dos plantas.

La famosa Casa del Inglés, en La Oliva, casi en ruinas, se expone a su total desaparición ante la pasividad de las instituciones

Los descendientes de Leal van vendiendo la casa por partes a Pedro Manrique de Lara y Cabrera, nieto de Agustín de Cabrera, el “todopoderoso y temido” coronel del paso del Siglo XVIII al XIX y hermano del último de los coroneles. Pedro tuvo tres hijos y dos hijas, y una de ellas se casa con un hijo del Conde de la Vega Grande que llega a ser conde. Manrique de Lara también tenía una gran fortuna, según señaló Concepción, y reunió una gran cantidad de dinero, “una fortuna extraordinaria”, en un banco de Londres. Además viajaba a París con frecuencia.

El inglés, Juan Parkinson, no compra la casa, pero sí vive en ella. “Se sabe poco de él”, según el historiador, pero sí se sabe que estuvo en las Islas 17 años, fue vicecónsul de Gran Bretaña y llegó a ser cónsul durante un breve periodo de tiempo. Además ejerció como cónsul de Holanda y de Suecia. Cuando deja el cargo se traslada a vivir a Santa Cruz de  Tenerife durante cuatro años. Se dedicaba al comercio de granos, era naturalista y muere en 1868 de viejo. Su esposa, Francesca Judith Adlard, está enterrada en el cementerio anglicano de Las Palmas de Gran Canaria. Tras su muerte la casa se parte en dos, separada por un muro. Una parte es para las nietas de Pedro Manrique de Lara, Ana y Susana, que se casan con dos primos, y la otra para su hijo Francisco.

En 2015 el Cabildo llega a destinar 400.000 euros para su compra, pero no se hace efectiva, y en el año 2009, Concepción ya alertaba en su libro ‘Arte, Sociedad y Poder en la Casa de los Coroneles’ que “es indudable que la vivienda precisa de una inmediata actuación, pues está a punto de perecer por completo”.

Comentarios

Los que conocemos Fuerteventura y visitamos el pueblo de La Oliva. Siempre hemos visto con muchísima pena, como este edificio de ha ido deteriorando considerablemente en los últimos 30 años. ¡ Lo que deja , las herencias ¡.
"La casa, denunciaba Podemos..." ¿Qué es Podemos?

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