Aceysele Chacón

Una vuelta de rosca

Fuerteventura es una isla sincera. No se esconde debajo de un manto de vegetación: aparece tal cual es ante nuestros ojos. Esta crudeza encoge algunos corazones y otros los expande, como se suele decir: esta isla te acoge o te escupe. Puedes encontrar tu hueco según el prisma de tu mirada o puedes desear que termine pronto el destierro.

Pongamos que hablo de Unamuno, que solo pasó aquí cuatro meses, pero le hemos sabido sacar jugo a su estancia. Para él, Fuerteventura supuso una revelación. Presenciando solo lo esencial, fue a la raíz de las cosas y experimentó los días más fecundos de su lucha por la verdad y, aunque pueda haber diferencias entre la visión de alguien de fuera y la propia mirada del majorero, lo puedo comprender. Fuerteventura te pone en tu sitio y te hace o ponerte unas gafas opacas para inventarte una realidad paralela, o abrir los ojos y luchar por la verdad, aunque escueza. Aquí, si te quedas quieto, mueres.

Pero, ¿qué es la verdad? La verdad es lo que es y luego cada uno interpreta lo que ve a su manera. Es complicado estar constantemente limpiando el filtro para no malinterpretar, pero la vida requiere el esfuerzo. Si le damos una vuelta de rosca, en la comunicación se pone más difícil todavía, porque las palabras tienen un significante que refiere a un significado y este implica denotaciones y connotaciones. Voy al grano.

Pongamos que digo “Fuerteventura en Música”. Un festival con marca majorera en un espacio natural de entrada libre. Suena a pura gloria. Imagínense cómo lo he sentido yo, que hasta lo he vivido desde el escenario unas cuantas veces. He tenido mis propias contradicciones y pongo excusas como que el entorno de La Concha ya se deteriora durante todo el año con la llegada de los usuarios de la playa, las caravanas inmóviles, las casas legalizadas y los consumos en el chiringuito y, por otro lado, es cierto que la playa después del FEM se queda limpia, porque tanto los usuarios del festival como el propio Cabildo y Ayuntamiento son conscientes de que la basura generada hay que recogerla.

Pero lo que conlleva la celebración del concierto no es solo los decibelios del sonido, la excesiva luminosidad del escenario y los chiringuitos y la avalancha de personas durante dos noches de verano, sino las miles de casetas, furgonetas y caravanas que se dispersan por todo el litoral, sin tener en cuenta los pilones de costa, los límites de la ZEPA de la Costa Norte y que las micciones y otros residuos de miles de personas acaban en la misma arena que otros usarán para tumbarse durante el día o que los alcaravanes usan para recoger su comida o poner sus huevos.

Y esto no quiere decir que haya que quitar el festival. Creo yo que, en el siglo XXI, podemos afilar nuestras intenciones y, por ejemplo, habilitar una parcela en el pueblo para acampar, con agua corriente para los retretes, y donde no se moleste a las aves para las cuales hemos declarado la Zona de Especial Protección. Se hace la vista gorda cada año intencionadamente para permitir la hecatombe, pero es que el festival, si vamos a la raíz, comenzó como un encuentro entre música y ecología, que celebraba la lucha contra el nauseabundo SAU 8. ¡Cómo se distorsionan las cosas!

Esto se agudiza durante el primer fin de semana se julio, pero hay quien se salta las normas de la zona y mete el coche hasta la misma orilla durante todo el año. Al menos sabemos que el Cabildo lleva tiempo tramitando una ordenanza para regular las acampadas en la isla. Estoy deseando ver cómo va a gestionar el tema en El Cotillo. Mirar hacia otro lado es una actitud infantil e indigna.

Pongamos ahora que digo 'Huriamen'. La autovía por el norte nos descubrió nuevos mundos que dejaron de ser vírgenes en el mismo momento en que se abrió. Es curioso ver a quién expropiaron los terrenos para su trazado, dónde y para qué diseñaron las entradas y salidas, y todos los planes urbanísticos que merodean por la zona como buitres compitiendo con nuestros guirres. Pero va a empeorar la cosa porque hay planes de llenar aquello de placas fotovoltaicas. El BOE es muy ilustrativo.

Ahora, los adelantados ―o espabilados― también cobrarán alquiler a las grandes energéticas por unas tierras cuyo principal uso era mancomunal para pastos. Y, encima, nos cobrarán la electricidad producida por nuestro sol y nuestro viento. ¡Manda huevos de alcaraván!

El borrador de la ordenanza para homogeneizar la instalación de las renovables por el territorio insular, presentado a información pública recientemente por el Cabildo, debería tranquilizar, porque ya es hora de ordenar los múltiples molinos eólicos que asaltan la continuidad horizontal de nuestro paisaje y los impertinentes campos fotovoltaicos que aparecen como setas invadiendo nuestros espacios. Pero es sospechoso que, aunque el Cabildo se quejara en su momento de los planes de Valbuena, ahora presenta como alternativa más conservadora un área para instalar fotovoltaica más amplia que la del PTECan. Las apariencias engañan. ¡Y esto solo acaba de empezar! Como parte de esta lucha por la verdad, Drago Canarias ha presentado alegaciones a dicho borrador, esperando que se pueda aprobar cuanto antes, pero desde una perspectiva lo más conservadora posible con el medio, la gente que vive en la isla y su biodiversidad.

Para terminar de explicar lo que quiero decir con VER la realidad y ACTUAR en consecuencia, pongamos que hablo de mí. Aprendí idiomas, viajé, volví, escuché más que hablé y empecé a mirar lo que me rodeaba. Me planteé dar altavoz a la crítica social y hacer música reivindicativa, luego me manifesté, colaboré en asociaciones, también confié en la participación ciudadana y, finalmente, me di cuenta de que alguien tendrá que llevar la visión de tantos que sienten como yo adentro de las instituciones. Lo digo por si alguien está pensando que una pancarta dice mucho, pero causa risa a quien está en el mando. Se oyen los ecos de las carcajadas desde el Gobierno de Canarias después del 20A. Pero a esto hay que darle una vuelta de rosca. Hay que entrar y bregar con sus armas. Si no lo hacemos nosotros, dejamos camino ancho a quienes sí se meten y, aunque hayan mancillado la palabra y esté maldita: en política no todos somos iguales.

 

* Portavoz de Drago Canarias en Fuerteventura

 

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