Protección del patrimonio sin patrimonio
A principios de febrero de este año demolieron, una vez más, una casa de casi doscientos años en El Cotillo. Una casa que se suponía protegida, pero que no lo estaba porque el catálogo arquitectónico municipal de La Oliva lleva casi veinte años en trámite, y aún no está aprobado.
No quiero ser mal pensada, pero me parece que esa dilatación en el tiempo está premeditada. "Tírenla ahora, antes de que aprobemos el catálogo", me susurra al oído mi demonio interno, ¿y por qué? Pues porque el enclave es muy goloso. Se derriba una casa en perfecto estado, que reúne todos los signos de nuestra arquitectura histórica, de la que yo especialmente me siento orgullosa, y se obtiene una parcela donde caben dos plantas de apartamentos y un sótano.
Es más, si se puede, también compran la parcela adyacente, y así les caben más apartamentos. Especulación de toda la vida. Mientras, nosotros, los normales de a pie, solamente podemos observar y ser testigos de lo que las instituciones, cuyo deber es proteger los intereses del pueblo, permiten de forma pasiva.
Pasan los años y seguimos viendo cómo se transforma el territorio insular a una velocidad atroz. Aunque existen leyes que promueven la protección, también esas mismas leyes establecen figuras para saltarse el planteamiento de base, y en el mejor de los casos, si se aplica una sanción, esta no supone que el territorio vuelva a su estado anterior.
En este tiempo, en el que está de moda hablar sobre la resignificación de las palabras, yo me planteo si no habrá significantes para que, precisamente, el significado deje de tener valor. Es decir, ¿de qué nos sirve tener un departamento de patrimonio si no se cumple con su protección? Y aunque se aplique la norma, ¿no creen que los nuevos ricos o los fondos buitres prefieren pagar una multa y seguir haciendo negocio en un lugar donde un bajo interior de 45 metros cuadrados vale 129.000 euros? Pero… ¿qué tontería es esta? ¿Se nos dan tan mal las matemáticas?
Esos carteles con títulos como "participación ciudadana", "transparencia" o "identidad canaria" existen, pero no así el movimiento real que debería haber detrás. Todos hemos oído hablar del ínfimo presupuesto que tienen estas concejalías en nuestros ayuntamientos. ¿Y de quién es la culpa? De ellos que nos representan, pero también nuestra, por no exigir con mayor intensidad que se cumplan nuestros derechos, por no priorizar lo verdaderamente importante.
Mucha gente está ocupada pensando en cómo salir adelante o en cómo adaptarse a las modas extranjeras para hacer buenos tiktoks. Y la tierra que te rodea ¿pa' cuándo, mi niño? Hay que despertar ya y hacer sonar nuestro latir, porque esto está cambiando y no hay vuelta atrás. No vale de nada que un partido se autoproclame nacionalista, con bandera y todo, si es el responsable de una ley que permite el destrozo y la especulación de la tierra de su pueblo, que dicho sea de paso, está conformada por ISLAS.
Hoy, mi lucha la hago desde Drago Canarias, por si las canciones y las asociaciones con las que siempre he intentado canalizar mi energía son insuficientes. El momento actual que vivimos es crucial para el futuro, y probablemente se estudie en unos años y se escriban libros sobre él. Es un ataque sincronizado donde entra en juego el capital, el cambio climático y la transición energética. Pero nosotros, siempre desde la perspectiva de los colonizados. Si tú también estás despierto, espabila y vente, que este es el momento.
* Portavoz de Drago Canarias en Fuerteventura
Comentarios
1 Pilar Vie, 23/02/2024 - 20:13
2 Bobamequeo Lun, 26/02/2024 - 23:57
3 Anónimo Mar, 27/02/2024 - 09:08
4 Chus Mié, 28/02/2024 - 17:01
5 Vecino de La Oliva Mié, 28/02/2024 - 18:58
6 Cabreado Mié, 28/02/2024 - 21:14
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