ECONOMÍA

Reinventarse en tiempos de Covid: Era de La Corte, residencia de lujo para profesores

En el hotel rural Era de La Corte de Antigua, que acoge a varios maestros llegados de fuera de la Isla, reina este curso un ambiente muy familiar y cultural

Despacho de trabajo con conexión wifi en toda la casa. Fotos: Carlos de Saá.
Itziar Fernández 0 COMENTARIOS 19/05/2021 - 07:56

Lecturas, silencio, aire del campo y comodidad son el sueño de cualquier persona y no se paga con dinero. En el hotel Era de La Corte que dirigen Malole Berriel y David Herrera hay eso y mucho más. Este inmueble antiguo es una verdadera joya arquitectónica en pleno corazón de Fuerteventura y, desde el año 2017, lo regentan los dos jóvenes para continuar con el hotel que crearon Andrés Rodríguez Berriel, que nació en esta casa, y su mujer, María Victoria Cabrera.

“Durante todo el año recibíamos clientes extranjeros, sobre todo alemanes y franceses, aficionados al turismo de interior y naturaleza, interesados por la cultura e historia de la Isla. Sin embargo, de forma repentina, en marzo del año pasado nos vimos cerrados por la pandemia, sin turistas y sin saber cómo mantener el inmueble, así que decidimos reinventarnos como alojamiento más cultural y familiar. Y ha sido un gran éxito”, anuncia Malole Rodríguez.

Como solución temporal, un amigo les propuso convertir el hotel en alojamiento para los profesores que vienen a trabajar durante el curso escolar de otras islas y comunidades. “Nos gustó la idea y en agosto del año pasado decidimos anunciarlo en las redes sociales, con un precio razonable, de unos 500 euros mensuales, con varios servicios de habitación y la respuesta de los maestros fue sorprendente”, recuerda Malole.

La idea ha dado la vuelta por todas las islas e, incluso, profesionales de otros sectores como el sanitario han pedido que se abra a otras profesiones. Al comprobar el éxito de Era de La Corte otros alojamientos vacacionales han copiado su iniciativa y han bajado los precios para obtener ganancias por trimestres o durante todo el curso escolar.

El hotel Era de La Corte cuenta con 12 habitaciones dobles, de las que 9 son ocupadas por maestros y tres quedan libres para turistas. El establecimiento cuenta con un precioso jardín, un aparcamiento, varios salones, una amplia cocina comedor, un patio canario muy agradable para comer o leer al aire libre y una terraza con piscina para disfrutar de un ambiente exclusivo y relajante.

Los maestros han agradecido la decisión de los propietarios, de facilitar el acceso a vivienda a este sector, ya que encontrar una casa cada curso resulta una “misión imposible”. También valoran el equilibrio calidad-precio del establecimiento rural.

“Antes ofrecíamos a los turistas un desayuno abundante, con productos de la tierra. Este servicio se ha eliminado porque no se podía guardar la distancia social que imponen las medidas contra el virus, lo que ha supuesto también un ahorro en trabajo y dinero”, explican los hoteleros. David añade que “ahora, los residentes se apañan bien en la cocina y cumplen con las normas de limpieza y seguridad”.

Malole: “Reinventarnos como alojamiento familiar ha sido un éxito”

Entre los maestros se ha formado un ambiente muy familiar, con un gran compañerismo en la casa. “Estamos bastante contentos con la decisión, así que vamos a seguir en un futuro”, anuncian los responsables del establecimiento. Además, con la recaudación mensual, Malole y David pueden pagar los gastos de mantenimiento del hotel rural, que fue su principal preocupación durante el confinamiento.

“No queremos hacernos ricos con el hotel porque los dos tenemos nuestro trabajo -somos traductores-, pero necesitábamos obtener beneficios para poder afrontar los gastos del inmueble. Estamos muy contentos porque todos los profes han tenido una actitud excelente, respetan las normas y colaboran en todo”, añade Malole.

Turistas en verano

Otro factor positivo de la presencia de los maestros es que las habitaciones se quedan libres en los meses de julio y agosto. “En verano se multiplica la demanda de alojamientos y volverá a ocuparse con los turistas nacionales y extranjeros”, avanza la propietaria. En las tres habitaciones libres se han alojado este año nómadas digitales y los contados turistas que han podido viajar durante la pandemia.

En las tres habitaciones turísticas libres se alojan nómadas digitales

“Hemos observado que nos han copiado nuestra idea no solo en casas vacacionales de Fuerteventura, sino en establecimientos rurales y turísticos de otras islas, al comprobar que es una fuente de ingresos bastante segura e interesante”, confiesa Malole.

Una de las maestras que se aloja este curso en Era de La Corte es Estefanía Torregosa, que viene desde Alicante. “Vivir en esta casa rural tan bonita es un verdadero lujo y, en mi caso, elegí la opción de dar clase en Canarias porque me gusta practicar surf durante todo el año”, cuenta. Profesora de Historia en Secundaria, especializada en Arte, confiesa que le tocó Fuerteventura y buscaba algo cerca del mar, pero, al descubrir este encantador alojamiento, no se lo pensó.

“Se ha creado un ambiente muy bonito entre todos los colegas, compartimos experiencias y los propietarios nos ayudan a adaptarnos a la Isla, así que se vive de maravilla en el hotel rural”, añade Estefanía, que repetiría “encantada” en un futuro. Algunos viernes se reúnen en sesiones de cine comunitarias, organizan cenas, charlas, paseos y comparten aficiones. Se respira un ambiente muy propicio para la cultura, el estudio y la relajación.

Casona del siglo XIX

El matrimonio formado por Andrés Rodríguez Berriel y María Victoria Cabrera Báez fue pionero en la apertura de un hotel de turismo rural en el año 1999. El alojamiento se asienta sobre una antigua casona con una planta tradicional majorera. La casa fue construida en 1890 siguiendo el estilo rústico del lugar y utilizando materiales nobles como piedra y madera.

Este inmueble fue utilizado originalmente como lugar de trilla, donde se separaba el grano de la paja y se utilizaba como almacén para las cosechas. Está situada junto a un molino de gofio, en la localidad de Antigua, con el que constituye un conjunto patrimonial con un encanto especial.

“Recuerdo que de pequeña vivía con mis padres en Gran Tarajal y veníamos a la casa a trabajar en el campo, así que asociaba la casa antigua con el trabajo duro”, reseña Malole. “Ahora, personas del municipio me han confesado que nacieron en esta casa o trabajaron en ella”, añade.

Durante la restauración, sus propietarios respetaron por completo la arquitectura original. Incluso las paredes, que se conservan en su totalidad, a pesar del paso de los años, tienen su propia historia detrás, confiriendo un halo de magia a cada rincón. Cada habitación es diferente y se siente un ambiente exclusivo, con una decoración romántica y rústica con muebles antiguos. La casa está rodeada por un hermoso jardín con diferentes especies de vegetación autóctona.

A lo largo de diecisiete años, el Hotel Rural Era de La Corte atendió a centenares de huéspedes, hasta que, en agosto de 2015, tuvo que cerrar sus puertas por la enfermedad de María Victoria. Dos años después, una de sus hijas, Malole, reabrió el establecimiento con un estilo “amable y familiar”.

Andrés Rodríguez Berriel y María Victoria Cabrera Báez fueron galardonados en 2006 con el Premio Distinguidos del Turismo, que concede el Patronato de Turismo de Fuerteventura. Tras su fallecimiento, también han recibido varias menciones por su gran labor para impulsar un turismo responsable para realzar la cultura.

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