Una veintena de ciudadanos componen la Plataforma ‘Salvar la Cornisa’, que se ha presentado este viernes en la capital majorera para proteger este espacio y evitar su derribo. El portavoz, Oscar Hernández, resaltó que este conjunto arquitectónico no puede desaparecer. "Es el único testigo de la historia de Puerto Cabras, nos llamarían bárbaros si no protegemos", afirma.

La Cornisa es un conjunto de viviendas que mira al mar, en la zona conocida como las Escuevas, que data según el historiador Daniel Melián del siglo XIX. "Las primeras viviendas se construyeron a partir de 1795 y La Cornisa se configura durante todo el siglo XIX, por eso no existe un dato exacto. Luego, a principios del siglo XX, ya está consolidada".

Loren Castañeyra recuerda las frases del literato Isaac Viera: "Puerto Cabras es una ciudad con un rudo rostro de lobo de mar,  todas sus casas intentan mirar a las olas del mar, sin tener ningún elemento que se lo impida".  Una muestra, añade Castañeyra, de la importancia de estas viviendas en 1905.

Según la Plataforma ‘Salvar la Cornisa’ la pérdida de la memoria es uno de los dramas más grandes que puede sufrir el ser humano, ya que la memoria es la creadora de nuestra propia identidad.

"Hay que conservar La Cornisa como sea. Con eso no queremos decir que los propietarios, sobre todo los que lo eran originariamente, no tengan derechos. Corresponde a las administraciones públicas competentes satisfacer de la manera más justa estos derechos", destaca el colectivo.

Además, recuerda que a lo largo de los años han presenciado como muchos elementos patrimoniales de Fuerteventura y Puerto Cabra han desaparecido. "Poco tiempo después se han lamentado de ello, sin hacer nada para remediarlo, preguntándose por qué fueron destruidos, no queremos que con La Cornisa vuelva a suceder lo mismo”.

En la actualidad, La Cornisa se encuentra en un deterioro avanzado: las ventanas de madera están rotas y los balcones deteriorados, pero sus anchos muros de piedra siguen en pie desafiantes, y su fachada imponente es un último vestigio de la arquitectura tradicional majorera.

Oscar Hernández bucea entre sus recuerdos de infancia con los juegos en la playa, aprendiendo la magia de las mareas frente a La Cornisa, que parecía muy alta, y en la etapa adulta descubrió que sobresale muy poco por encima del mar.

Finalmente, la Plataforma Salvar la Cornisa concluye que la pérdida de "nuestro patrimonio cultural se debe más a la acción insensible de la piqueta destructora", que al paso del tiempo. "Si La Cornisa desapareciera, lo que nos  negamos a considerar, al momento lo lamentaremos todos".

Incluso, para el majorero o visitante que entra por el mar, si no estuviera ese conjunto de casas para recibirlo pensaría que se ha equivocado de Isla, porque aporta familiaridad e identifica al pueblo, argumenta el colectivo.