DESTACAMOS

La artesanía majorera busca su lugar

Modernas creaciones conviven con la artesanía tradicional, en peligro de extinción, en una Isla carente de espacios donde mostrar las propuestas artísticas

Nieves Rodríguez Rodríguez, calados. Fotos: Rafael Fuentes.
María José Lahora 1 COMENTARIOS 28/10/2019 - 06:42

“Nos han cerrado las tiendas de artesanía del Cabildo y están privatizando todo, aunque ellos hablan de externalizar, después de que la inversión y restauración de los centros turísticos los haya costeado la administración pública les ceden el uso a empresas privadas”, señala con indignación la diseñadora y artesana de Lajares Lidia Núñez.

Se asombra además de que, curiosamente, los centros públicos sólo comiencen “a funcionar” cuando pasan a manos privadas. Es una de las tantas voces que denuncian la situación por la que atraviesa la artesanía de la Isla. 

La artista comparte el estudio de Lajares Cabracadabra con el diseñador de joyas Bernhard Glauser, donde realiza sus proyectos de moda y decoración. Lidia Núñez apuesta por una vertiente de la moda llena de glamour con su proyecto Sedarte, el sello con el que presenta sus creaciones en seda pintada. Vestidos, fulares, lámparas o cuadros forman parte de sus propuestas, basadas en un “producto de calidad”.

“Solo trabajo con materiales naturales y con tintes especiales para seda sellados al vapor, que impiden que se pierda la caída del tejido y que permiten el correcto lavado en casa de las prendas”, explica.

Adquiere la preciada materia prima para sus creaciones de un proveedor de Barcelona que se encarga de conseguirle la seda más deseada, telas lisas sin rugosidades procedentes de China o Japón. Lidia, que creció entre modistas, se encarga de todo el proceso creativo, pinta, cose y teje sus prendas.


Lidia Núñez, seda pintada.

Lidia Núñez: “Nos han cerrado las tiendas de artesanía del Cabildo y están privatizando todo, después de que la inversión y restauración de los centros turísticos los haya costeado la administración pública”

Sus conocimientos de costura junto con la inquietud por las manualidades le llevaron a emprender el vuelo y lanzarse a la creación artística. “Dejé todo y me dediqué en exclusiva a esto, a pesar de que tenía un buen trabajo en el sector de la moda. Cuando tienes una inquietud como esta tienes que dejar que se desarrolle para seguir adelante”. Esta filosofía le ha llevado a crear piezas únicas y exclusivas muy valoradas por el público.

Sus destinatarios son clientes que saben apreciar su arte y demuestran su fidelidad volviendo regularmente al estudio o a las ferias donde tiene presencia. En el estudio Cabracadabra el público no sólo puede adquirir las creaciones de Lidia o Bernhard, sino que también puede ver el proceso creativo de los artistas, además de exhibir otros productos de artesanos de las islas con la “calidad” como premisa.

Habla así de la cerámica de Gustavo o los zapatos de Pisaverde, que complementan su producción al tiempo que les permite contar con un espacio para presentar sus obras ante la ausencia de locales donde mostrar el trabajo de los artesanos majoreros.

El carpintero tradicional Manuel Benítez es aún más crítico con la ausencia de respaldo institucional y denuncia la carencia de apoyo para mantener los oficios tradicionales, que están cayendo en el olvido.

“Han dejado que se mueran estos oficios, como el de la cestería de caña y pírgano, tras la desaparición de los últimos artesanos que se dedicaban a trabajar, sin que se haya posibilitado un relevo. Hay gente que sabe trabajarla, pero no se les motiva ni ayuda”, comenta. “Nuestra identidad canaria se está perdiendo y nadie hace nada para evitarlo”.

Asegura que, en su caso concreto, no recibe ninguna ayuda institucional, pero cuenta con la satisfacción de poder desempeñar su trabajo. Comenta también que mercadillos navideños como el del centro comercial Las Rotondas han salido adelante gracias a la iniciativa de artesanos que decidieron ponerlo en marcha, después de que les negaran la posibilidad de retomarlo en la calle Primero de Mayo de Puerto del Rosario tras su peatonalización.


Manuel Benítez Ramos, carpintería tradicional.

Benítez reprocha también el cierre de las tiendas de artesanía gestionadas por el Cabildo.  Dedicado antaño a la carpintería, descubrió la artesanía por casualidad, después de crear una pieza para su propio hogar. Hoy tiene cerca de cincuenta artículos diferentes y recibe hasta encargos a través de su página de Facebook.

En la actualidad regenta la cafetería del IES Puerto del Rosario y dedica sus ratos libres en su residencia de La Oliva a su pasión, la artesanía, le gusta participar en las ferias y cuenta con presencia en Feaga, Antigua y Los Dolores, en Lanzarote, además de ser uno de los fundadores de la feria de artesanía del Centro Comercial Las Rotondas.

La funcionalidad es una de las características de sus creaciones, donde conjuga el trabajo artesano con su faceta inventora, como un curioso abridor de botellas o un singular reloj confeccionado con una pinta o quesera. Exclusivos son también los cuencos y lebrillos de diferentes tamaños que debe realizar “a pulso”, sin torno. Servilletero, almirez e incluso artículos de decoración se suman a su catálogo.

En el olvido

La artesana Nieves Rodríguez, una de las pocas personas que trabaja el tradicional arte del calado, y lo hace desde que tenía uso de razón, teme también que este oficio quede en el olvido. “Me duele en el corazón cuando veo que esto se va a perder”, comenta con gran pesar.

Aboga por reactivar los talleres en los que, tanto ella como su hija, participaban antaño y la introducción de este tipo de facetas tradicionales en los centros educativos. “Es la única manera de que no se pierdan”, dice compungida cuando comprueba que en la sociedad actual es difícil que se valoren artesanías como la suya y encontrar un futuro esperanzador para las tradiciones canarias. 

“Me duele en el corazón cuando veo que esto se va a perder”, comenta con pesar la artesana del calado Nieves Rodríguez. Aboga por reactivar los talleres y la introducción de este tipo de facetas tradicionales en los centros educativos

Recuerda a su madre cuando les ponía a su hermana y a ella “a sacar la hebra y hacer el  puntillo”. Contaba con siete años y hasta la fecha ha seguido a diario con sus trabajos. Hoy promociona y divulga la tradición, por lo que no duda en participar en todas las ferias a las que la invitan.

“La artesanía tradicional, mayormente el calado, es una de las artesanías que ha pasado de generación en generación, antaño como otro medio de vida más. Era una ayuda para las familias”, comenta. Así, evoca cuando su madre acudía a los talleres de Lajares, de donde era la familia, a calar los trozos de tela, trabajo con el que a cambio podía llevar a la mesa un poco de azúcar y otros alimentos. “Era una manera de subsistir. En cambio, ahora parece que a nadie le importa”.

Dice apenada que tan sólo quedan dos artesanas del calado en Puerto del Rosario. Hace un llamamiento a las instituciones para reintroducir estos oficios en la cultura majorera retomando los tradicionales talleres que antes de la crisis se llevaban a cabo tanto de calado, como cestería o cerámica, entre otros oficios tradicionales. “Está en mano de nuestras instituciones”, señala. 

A sus 74 años, sigue con la misma ilusión de entonces, asegura que con esta dedicación se mantiene muy activa, pero también le encanta su trabajo porque le gusta “lo nuestro” y no duda en colaborar mostrándose voluntaria para cualquier feria o actividad donde pueda poner en valor este oficio.

Su hija, a la que le confeccionó todo el ajuar, fue en su momento una de sus alumnas para más tarde ofrecer sus propios talleres, actividades que asegura que están siendo muy demandadas sin que por el momento haya visos de reactivarlas.


Carmen González Bello, muñequería y moda infantil.

Emprender 

En tiempos difíciles para la artesanía surgen jóvenes emprendedores que apuestan por abrirse camino. Con su sello Gugudoll, Carmen González ha convertido su pasión por la costura en su medio de vida. El amor por la aguja y el dedal le viene de familia. “En casa veía coser a mi madre, abuela y tías, y decidí que me quería dedicar a ello, aunque siempre me atrajo más el mundo infantil”, comenta.

Ni corta ni perezosa comenzó con sus propias creaciones de moda infantil y muñequera y descubrió que podía contar con una importante clientela que busca lo mejor para sus hijos, así como las prendas y regalos personalizados de “gran atractivo para el público”, añade.

Esta artesana emprendedora se arriesgó hace seis meses a abrir las puertas de su primer comercio en Puerto del Rosario a fin de contar con un local físico en el que atender a sus clientes que ya le hacían encargos, hasta por internet.

En su tienda de la calle Secundino Alonso pueden adquirirse sus propuestas personalizadas, hechas a mano, aunque también exhibe sus creaciones de moda infantil y muñequera por los mercados de la Isla y las ferias de artesanía como la de Antigua o la más reciente de Lanzarote, siendo una de los cuatro representantes majoreros en el evento.

Trabaja con tejidos naturales, como el algodón, también cuenta con un muestrario de regalos para los más menudos de la familia, con nombre y frases personalizadas, y que adapta al gusto del cliente.  Asegura que es un mercado en alza. “Cuando empecé no se valoraba tanto este trabajo y ahora vivimos un momento en el que existe una preferencia por lo hecho a mano y lo personalizado”, explica la artesana.

“He decidido dedicarme a lo que me hace feliz”, comenta cuando habla de su trabajo y rechaza las propuestas de arreglo de costura que le llegan. “Porque no es lo que me gusta”, afirma.

Comentarios

"seda pintada"... Muy típico majorero.

Añadir nuevo comentario