El solar que donó al Ayuntamiento de La Oliva la empresa Puerto Gato para trasladar a los vecinos de El Jablito no aparece en el inventario municipal de inmuebles. El inventario no se actualiza desde el año 1991 pero la donación es anterior, por lo que debería reflejarse en ese inventario, que ha sido consultado por Diario de Fuerteventura.

En todo caso, ninguno de los solares del inventario se correspondería, por ubicación, superficie y forma de adquisición, con ese solar, que tenía unas 35 hectáreas y se donó en 1989, con Domingo González Arroyo de alcalde, para hacer una permuta y cambiar el asentamiento de los vecinos que ocupaban los terrenos de la playa por otros hacia el interior.

El asentamiento del poblado de El Jablito empezó a crecer en los años sesenta por parte de familias de Villaverde que se fueron instalando en esa playa. Los terrenos pertenecían a una sociedad, Puerto de La Oliva, cuya intención, que aún mantiene, era la de construir un puerto deportivo.

En 1988 obtiene los permisos y en 1989 el alemán Werner Bleiker dona ese solar al Ayuntamiento para realojar allí a los vecinos y poder llevar a cabo el proyecto. El solar, tasado en 250 millones de pesetas, se debía dividir en parcelas de 200 o de 1.000 metros cuadrados.

El Ayuntamiento debía ejercer como intermediario entre la empresa y los propietarios de las casas y la finca también debía servir “para servicios municipales y sociales de toda índole para familias del municipio”, según se especificaba en la donación.

A cambio, el Ayuntamiento debía recalificar esos terrenos para que pasaran a ser urbanizables. A pesar de que el terreno no aparece a nombre del Ayuntamiento, en 1997 sí consta que hipoteca con el Banco Popular ese solar por un préstamo de 142 millones de pesetas. Se desconoce el destino de ese dinero y su utilidad.

El Ayuntamiento no pagó ni una sola de las cuotas del préstamo y el banco se acaba quedando con el solar, que después lo vende a una sociedad llamada Nishani. El traslado de los pobladores nunca se produjo. Es más, ni siquiera se les ofreció esa posibilidad.

Hoy quedan unas veinte casas que siguen pleiteando con la sociedad propietaria de los terrenos de la playa que quiere llevar a cabo un proyecto de urbanización con puerto deportivo y establecimientos alojativos.