El Esparragal: de la tomatera al olivar
La finca ecológica de la familia Armas en Valles de Ortega vuelve a demostrar que Fuerteventura produce uno de los mejores aceites ecológicos
La finca El Esparragal, propiedad de la familia Armas ha conseguido demostrar la calidad del aceite de oliva majorero. Premiada por segundo año con la Medalla de Oro de Agrocanarias con su aceite de oliva virgen extra ecológico hojiblanca, se ha convertido en un referente del oro líquido para el exigente mercado que apuesta por la producción ecológica.
Juan José Armas explica que puso en marcha el proyecto de aceites El Esparragal para reactivar esta finca ecológica dedicada antaño al cultivo del tomate. El gerente asegura que no pensó inicialmente en la producción del aceite como un negocio. Buscaba un cultivo que diera el menor trabajo posible.
“La montaña fue la que me dijo que aquí se podía plantar olivo”, explica mientras señala los acebuches que se erigen en la ladera del monte. Lo vio claro: “Si esos acebuches están ahí, con el porte que tienen, y se mantienen con el agua del invierno y la humedad que mantiene la montaña, el olivo con riego se dará en este terreno e incluso mejor”.
Así comenzó el proyecto que hoy aspira a convertirse en centro de experiencia ecológica. Los primeros años trabajó con el Cabildo y después reconvirtió el cultivo a ecológico, dotando a la finca de la certificación pertinente. Optó también por disponer de una almazara propia “acorde con la producción de la finca”. Cuenta con un rendimiento de 200 kilos por hora y dice que “el objetivo era hacer el mejor aceite ecológico. Sin residuos”.
Para ello, cuenta con un olivar “tratado con esmero donde se aplican tratamientos preventivos para el control de plagas. Los nutrientes son aportados vía terreno con compost generado, producido con restos de poda y el alpeorujo, procedentes de la molienda”, que le confieren a su aceite una singular nota de cata.
El aceite de oliva virgen extra hojiblanca ha sido premiado un año más en Agrocanarias
“En nariz es potente y amplio, con notas de tomate a media madurez, manzana verde, y con notas de menta. En boca es suave y envolvente con notas de almendras. Una relación entre amargo y picante muy equilibrada”, según expresa en su página web aceiteselesparragal.com
El aceite de Fuerteventura tiene una peculiaridad, “un plus”, comenta este empresario: “La Isla tiene tantas horas de sol que el fruto tiene otras características”. Esta singularidad permite conferir al aceite un dulzor poco habitual en otras zonas. Además, el hecho de que la cosecha de la aceituna se recoja antes supone contar con un aceite fresco en octubre. “Para ello, es muy importante controlar la temperatura. La pasta no puede pasar de 25 grados porque se pierden propiedades”.
En El Esparragal ya experimentaron las ventajas de la cosecha nocturna y este año esperan repetir la experiencia para obtener un aceite “especial, diferente”, matiza Juan José Armas. En la última cosecha obtuvieron 1.500 litros procedentes de las aceitunas del millar de olivos que surcan la finca de las variedades hojiblanca y picual, en un porcentaje del 70 y 30 por ciento, respectivamente. Una producción que se vende casi íntegramente en la finca, aunque también se puede adquirir aceite en el comercio on line.
Aunque cuenta con la posibilidad de elaborar un aceite mezclando las dos variedades, como ya hicieron hace dos años, este año han optado por un producto monovarietal. “Nuestros aceites son más potentes y frescos. El estado de maduración tiene más azúcares que en cualquier otro sitio, por el sol que tenemos”, explica Armas.
La recogida es manual con un sistema de paraguas invertido para que toda la aceituna vaya a una caja recolectora con destino a la almazara. “Estabilizamos temperaturas y ya empieza todo el proceso. Deshojamos, lavamos, trituramos con hueso y carne y batimos. Finalmente, en el decante, se separa el aceite del sólido y del agua”, explica.
La finca, que cuenta con un millar de olivos, dispone de su propia almazara
Entre los proyectos de la ecofinca El Esparragal se encuentra la celebración de cursos de formación para revalorizar la cultura del aceite de oliva. “Que la gente sepa realmente qué es lo que está consumiendo y tenga la capacidad de decidir si desea un aceite de categoría y ecológico”, señala Juan José, quien considera importante también “comprender” lo que es un aceite ecológico. “El producto ecológico significa cero residuos”, añade.
Aprovechando la certificación ecológica desea ampliar la producción agrícola al cultivo de papas, así como otros productos para que la visita que organizan sea lo más completa posible para dar a conocer lo que supone una finca bio.
En la tienda y zona de degustación de los aceites también se pueden ver jabones de aceite de oliva elaborados por una artesana de Agaete. El Esparragal es también un ecosistema que da vida a diversas especies. Las palmeras sirven de refugio a las aves que anidan a su paso por la zona.
En otro rincón de la finca, las mariposas posan sus coloridas alas en las flores de asclepia, plantadas en un intento de propiciar un proyecto para la proliferación de este bello insecto volador, dado que su hoja tan sólo se la come el gusano de esta especie que tras su posterior transformación revoloteará por la zona. “Un lugar donde hay mariposas es la prueba de que no hay productos químicos”, puntualiza Juan José Armas.
Asegura que pasear por El Esparragal le supone mejorar su calidad de vida. Habla de conceptos como la tensión emocional y de la importancia para mente y cuerpo de vivir en “una atmósfera sin presión”, como es este extenso olivar.
Comentarios
1 Bambam Lun, 24/06/2019 - 13:08
2 Mario agri-cultor. Mié, 26/06/2019 - 13:21
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