El Cotillo: sobrevivirá al chaparrón o acabará muriendo de éxito
La falta de vivienda y servicios básicos contrasta con un destino cada vez más demandado
El Cotillo está de moda. Deja atrás un verano donde el número de visitantes triplicó a la población local. El pueblo pesquero está en el alambre. Su identidad se está difuminando para dar paso a un núcleo turístico cada vez con más reclamo, más viviendas vacacionales y menos casas donde vivir. ¿Está preparado El Cotillo para soportar a cientos de turistas más? ¿Qué futuro le espera? ¿Acabará muriendo de éxito o sabrá aguantar un posible aluvión de visitantes? Son solo algunas de las preguntas que azotan la cabeza de los que llevan toda la vida viviendo en el lugar.
Son las siete de la tarde de un martes de septiembre. Un pequeño grupo de hombres echa la tarde en el Mentidero. Han recuperado el muro en el que se han sentado generaciones y generaciones de vecinos después de un agosto en el que los foráneos, que se han acercado al lugar siguiendo el ruido de las fiestas, no les han dejado apenas hueco donde sentarse.
Marcos Pérez es uno de los asiduos al Mentidero. Mira al mar del Muellito. Es un hombre de mar. Trabajó como marinero en el Sáhara y en tierra en la fábrica de conservas de Puerto del Rosario, entre otros trabajos. Con la jubilación bajo el brazo y tras una época en la capital, ha regresado a vivir al pueblo.
Vivió en El Cotillo de blanco y negro y ahora en el de color. “El cambio se nota en todos lados. Es ley de vida y hay que ir adaptándose”, dice. Sin embargo, reconoce que “la gente joven lo tiene ahora más complicado” para acceder a una vivienda. “Nosotros tenemos ya una casa, pero los jóvenes no pueden comprar porque los precios están de 200 a 300.000 euros”, dice.
Marcos no anda desencaminado en su análisis inmobiliario. En portales especializados no hay prácticamente viviendas por debajo de esos precios, salvo algunas ofertas inusuales, como 149.000 euros por un piso de una habitación que tiene por toda luz natural unos ventanucos a ras de calle. En Idealista, un estudio de 40 metros cuadrados llega a cotizar a 285.000 euros y un piso de dos habitaciones y 70 metros cuadrados se vende por 365.000 euros. Un chalet en una parcela de 1.000 metros ya es prohibitivo para la mayoría de los bolsillos, a un precio de 650.000 euros. Y una casa tradicional de cuatro habitaciones, en la calle del muelle, alcanza los 1,2 millones de euros.
Hay otro dato relevante: el Instituto Nacional de Estadística (INE) tiene localizadas 1.513 viviendas vacacionales en la comarca que engloba El Cotillo y Lajares, que se traduce en 5.307 plazas alojativas, según las cifras de este pasado mes de mayo. La proporción de la oferta vacacional respecto al parque residencial es significativa: de cada 100 viviendas de la zona, casi 39 tienen uso turístico. Es la mayor proporción con diferencia de toda Fuerteventura y también está a la cabeza en el conjunto de Canarias.
El informe Distribución y concentración del alojamiento turístico en Canarias, elaborado por el Observatorio Turístico junto a investigadores de la Cátedra CajaCanarias-Ashotel de la Universidad de La Laguna (ULL), dado a conocer por la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias, situaba en 104 las plazas de alquiler vacacional por cada 100 habitantes en El Cotillo. Un total de 1.874 personas están empadronadas en el pueblo.
En las últimas semanas, se ha sabido que el Ministerio de Vivienda “destapó” un total de 934 viviendas vacacionales ilegales en Fuerteventura. El municipio de La Oliva encabeza el listado con 484 inmuebles destinados al alquiler vacacional ilegales.
En la oferta turística también hay que tener en cuenta los seis establecimientos alojativos abiertos en El Cotillo, con 424 plazas, según un estudio sobre microdestinos turísticos del Instituto Canario de Estadística (Istac), con unas 424 plazas.
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De la caña a la sombrilla
El Informe de Sostenibilidad Turística de 2025, que radiografía el sector en 2024 y marca las prioridades de futuro, confirma que el turismo en las Islas alcanzó los 17,7 millones de visitantes el pasado año. El documento constata las fortalezas, con ocupaciones superiores al 82 por ciento y una alta satisfacción de los visitantes (97 por ciento).
Para muchos, un dato que invita a descorchar la botella y brindar. Sin embargo, más abajo, el informe advierte de que el crecimiento turístico ha ido acompañado de tensiones sociales y medioambientales. El 55 por ciento de los residentes percibe que el turismo encarece el acceso a la vivienda.
De cada 100 viviendas de la zona, casi 39 tienen uso turístico
Y esa es la sensación que recorre las calles de El Cotillo. Resulta imposible alquilar una casa porque la mayoría se ha destinado al alquiler vacacional. “Aquí si no has heredado una vivienda no la vas a poder conseguir. Los precios son desorbitados”, asegura la presidenta de Cotillo Joven, Luz Marina Hierro. Y apostilla: “El canario es muy canario hasta que hay dinero por medio. Si tiene un terreno y puede venderlo, lo va a vender al de fuera”.
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Aceysele Chacón es portavoz de Drago Canarias en Fuerteventura y miembro de El Efequén, la asociación que vela por el patrimonio histórico de la Isla. También es una de las voces más críticas contra un desarrollismo que ha dejado a El Cotillo sin casas donde vivir. “La gente busca apartamentos o pisos y no hay. Hay quienes vienen de Puerto del Rosario todos los días a trabajar. Al final, acaban cansándose y dejando el trabajo. No hay disponibilidad de viviendas y, si aparece algo, el alquiler está por encima de los 1.000 euros”, explica.
Mientras insiste en la necesidad de regular el alquiler vacacional con una ley, la de Ordenación Sostenible de Uso Turístico de la Vivienda, en la actualidad en tramitación parlamentaria, recuerda que en El Cotillo hay personas con sus caravanas aparcadas viviendo en el pueblo.
Sale caro vivir en El Cotillo. La cesta de la compra es más elevada que en otras zonas del municipio. “Es más barato ir a una gran superficie en Corralejo o Puerto del Rosario que acudir a los supermercados de aquí. La gente se traslada a otros pueblos para comprar”, asegura Aceysele. Y también muchos se mudan a otras zonas para vivir. “Se van porque no les merece la pena estar en El Cotillo. La compra es más cara, puede que no tengan plaza en el colegio para sus hijos... Al final, los residentes terminan yéndose”, añade.
Y si caro es vivir en El Cotillo tampoco resulta nada barato pasar unos días de descanso en el pueblo. Veranear en la zona, algo tradicional entre residentes de la Isla, se ha convertido en un sueño inalcanzable para muchos bolsillos majoreros. Durante los días de la fiesta, en el mes de agosto, los precios de alquiler de un apartamento bailaban entre los 100 y 150 euros la noche, sin tener acceso a servicios extra como limpieza. Hubo familias, de tres miembros, que pagaron 1.400 euros por 10 días, otros más. Mientras suben los precios también se eleva el descontento. Usuarios se han quejado este verano de la falta de limpieza en algunos de los apartamentos en alquiler vacacional: muebles viejos, colchones en malas condiciones, utensilios para el menaje oxidados...
El Cotillo ha dejado de ser un pueblo marinero para convertirse en un núcleo turístico. “Está cambiando día a día. No sé en qué se va a convertir, pero no tiene nada que ver lo que es hoy con lo que era hace cinco años. Era un pueblo donde la gente venía a desconectar, hoy es imposible”, asegura Aceysele Chacón.
“El Cotillo se ha convertido en un caos diario. Creo que va a la deriva”, insiste. “Se abren comercios todos los días, pero apenas duran abiertos. Es un continuo devenir. Tampoco se puede socializar con los vecinos porque la mayor parte están en alquiler vacacional y están entrando y saliendo todo el rato. Observo pesimismo entre los vecinos al ver cómo queda poco de El Cotillo de ellos”, lamenta. Y añade: “Antes, la gente quería prosperidad, que se abriera un hotel porque así no tenían que ir a Corralejo a trabajar. Hoy eso se ha perdido”.
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El paisaje de las grúas
Entre 2021 y 2025 las licencias de obra concedidas rondan las 40, según fuentes municipales. Mientras El Cotillo se prepara para acoger a cientos de visitantes más, amparados en el empuje habitacional que está previsto, otros se preguntan dónde pondrán la toalla cuando vayan a darse un baño. Las playas cada verano están más masificadas. Hubo quienes en agosto se despertaron temprano para poder poner su toalla cerca de la orilla. En broma comentaban que no sabían si estaban en Benidorm o en una playa de Fuerteventura.
Y mientras unos se preguntan dónde pondrán las toallas otros se cuestionan cómo se hará frente a esta expansión urbanística con las mismas infraestructuras que hace 30 años. “Hemos empezado la casa por el tejado, pero no tenemos servicios básicos”, insiste Luz Marina Hierro.
El Cotillo no tiene farmacia. La más cercana está en Lajares. Ha estado sin consultorio médico hasta hace apenas unos meses. Un local, cedido por el Ayuntamiento, hace las funciones, mientras esperan que se modifique el planeamiento del suelo. Representantes de Sanidad del Gobierno de Canarias y de las administraciones de la Isla se hicieron la foto a las puertas del local, pero nadie se atreve a poner fecha a la puesta de la primera piedra del consultorio.
El curso escolar ha comenzado con 126 matriculados en el Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) El Tostón. Los alumnos se reparten en siete aulas de obra y tres modulares. Los conocidos como barracones, unas infraestructuras que se han ido borrando de los centros escolares de la Isla, pero que en El Cotillo se resisten a desaparecer.
Los niños y niñas han vuelto a un centro con solo dos baños para el alumnado; un solo servicio para el profesorado que comparten hombre y mujeres; sin sala de profesores, sino un aula donde en ciertos horarios se reúnen los docentes, y un aula para niños con necesidades especiales muy pequeña. No existen zonas de sombra en el patio. La presidenta de la Asociación de Madres y Padres (AMPA) del centro, Rosi Rodríguez, reconocía a Diario de Fuerteventura: “Estamos en un momento de subsistencia. Sobreviviendo con lo que tenemos”.
El Ayuntamiento de La Oliva cedió al Gobierno de Canarias unos terrenos al lado del campo de fútbol de El Cotillo para la construcción de un nuevo colegio. Ahora, la piedra está sobre el tejado de Educación.
“Somos un pueblo turístico, pero no tenemos presencia policial por ningún lado. Se limita a cuando viene la patrulla de la Policía Local y eso es esporádicamente. Creo que debe de haber un sitio donde esté ubicada la Policía Local las 24 horas”, sostiene Luz Marina. Habla con Diario de Fuerteventura semanas después de las fiestas del pueblo, unas de las más multitudinarias de los últimos años. Cada acto programado se llenó de público: fiesta del agua, verbenas, procesión nocturna, asadero... Tras terminar las fiestas toca hacer balance al trabajo. “La preparación e implicación vecinal han sido de diez”, indica. “Cada vez hay más asistentes y hemos sabido adaptarnos al cambio. Antes nos bastaba con un saco de papas para el asadero y ahora hay que usar cinco”, explica.
Mientras defiende que aún quedan vecinos a los que les interesa el pueblo y van a seguir trabajando para que no se pierda la identidad, muestra su malestar, compartido por otros muchos lugareños, ante la conducta de los que llegan, sobre todo durante las fiestas. Se creen que “pueden hacer lo que les da la gana. Sienten que llegan y tienen todo el derecho a acaparar todo. Esa es la manera de comportarse que tiene el turista que viene a El Cotillo. Al final, acabas sintiéndote sin derechos vecinales”.
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“Descontrolado”
Cirilo González es vecino de El Cotillo. Tras una vida dedicada al trabajo y la política -fue consejero en el Cabildo y concejal en la oposición en La Oliva, por Votemos- hoy está jubilado. Aprovecha los días para disfrutar de la playa y la pesca. “El Cotillo nos lo estamos cargando con el tema del progreso y el turismo. Jamás volverá a ser lo que era hace diez años. Se nos está yendo de las manos”, lamenta una tarde de septiembre a las puertas de su casa.
“En 10 años se ha multiplicado mucho la población, mientras las infraestructuras siguen siendo las mismas. Vemos las mismas calles, la misma red de agua y alumbrado. Todo es viejísimo”, insiste.
A su juicio, el crecimiento ha sido “descontrolado, brutal y sin estar acorde a la idiosincrasia del pueblo”. Y recuerda que “El Cotillo ha sido un pueblo marinero. Hemos sido hospitalarios con los visitantes, pero ya es demasiado. Hay una serie de carencias que hace que todo se haya disparatado”.
Cirilo ha estado muchos años vinculado a la política local. Con esa experiencia a las espaldas, no duda en asegurar que, desde las administraciones, “ha sobrado improvisación y ha faltado planificación. Se ha producido un crecimiento desproporcionado e improvisado”.
El Cotillo deja atrás un verano donde los cortes de agua han vuelto a secar algunas partes del pueblo. “Hemos convivido con cortes de agua toda la vida. Somos supervivientes. Es raro el vecino de El Cotillo que no haya instalado una bomba y un bidón en su azotea en vista de la escasez de agua”, apunta Luz Marina, mientras se pregunta: “Si ya cuesta que haya agua para los residentes que hay todo el año cómo va a haber cuando haya cuatro veces más”.
Desde el Mentidero, Marcos añade: “Cada día hay más gente, pero las tuberías siguen siendo las mismas. Si le das presión se rompe. Hay gente en la parte de arriba del pueblo que está dos o tres días sin agua”, cuenta. Y mientras dejan de gotear los grifos, se apaga Internet. Cirilo explica el calvario que supone conectarse a la red. “Se cae cada momento, con los prejuicios que eso ocasiona, por ejemplo en los supermercados, que no pueden cobrar con el datáfono. Al final, acaba formándose el caos”.
Aceysele, que vive en la zona centro del pueblo, tiene la sensación de que El Cotillo y el resto de Fuerteventura “terminarán muriendo de éxito”. “Tenemos zonas como Costa Calma y El Castillo, que han sido sacrificios que hemos hecho y, en parte, nos ha venido bien, pero El Cotillo tenía un arraigo especial. Hemos visto cómo se pierde Corralejo y no estamos haciendo nada para evitar que ocurra lo mismo con El Cotillo. Creo que se podía haber salvado, pero se está perdiendo”.
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El futuro
Muchos vecinos se muestran pesimistas si miran al futuro y piensan en El Cotillo. Si se le pregunta a Luz Marina cómo se imagina la zona en unos años, ella responde que se convertirá en “un pueblo masificado”. “Ahora, tiene gente todo el año, pero sigue manteniendo la tranquilidad. Estamos en un hilo muy fino de perderlo”, asegura. “Me gustaría que se pusieran las pilas, ordenaran y regularan y que sigan acordándose de la comunidad local. No dejarla para última hora”, explica.
Si se le hace la misma pregunta a Aceysele Chacón, contesta que, hasta hace un tiempo, se imaginaba El Cotillo del futuro “igual de tranquilo, con más espacios verdes, un centro de salud construido y un colegio en condiciones”. En definitiva, “más pueblo y menos núcleo turístico”. Ahora, vislumbra “más villas y casas turísticas”. “Tengo el sentimiento de que nos están echando”, afirma.
“No quiero ser catastrofista, pero creo que nos vamos a ver igual que las zonas de Corralejo, Caleta de Fuste o Morro Jable”, replica Cirilo González a la misma cuestión. “Acabaremos muriendo de éxito, pero tal vez tenemos que caer para volver a nacer como éramos”, agrega Luz Marina.
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Son cerca de las once de la mañana. La gente se prepara para vivir uno de los días más intensos de las fiestas del Buen Viaje: la fiesta del agua. En una de las playas cercanas al faro aún no han llegado bañistas, pero uno de los corralitos de piedra ha amanecido con sombrilla y silla plegable. Lleva reservado desde el día anterior. Un asiduo a la playa aparece poco después y asegura que lleva varios días así. Un poco más tarde, lo ocupa una que lleva semanas con la autocaravana aparcada en la playa.
Las autocaravanas se han incrustado en el paisaje de El Cotillo. Aparcan al borde de las playas, en los márgenes de la carretera que va hasta el faro y también en las calles próximas a las playas de Bañadero y La Concha. Durante todo agosto, estos artilugios han sido un vecino más en El Cotillo. Caravanas, autocaravanas, furgonetas… pueblos enteros en plena costa.
El Cabildo lleva años enredado en una Ordenanza Provisional Insular (OPI) de acampadas, campings y áreas para caravanas. Lo último que se sabe es que, en noviembre, el pleno aprobó llevarlo al órgano de evaluación ambiental para su evaluación estratégica simplificada. Y mientras el texto pasa de despacho en despacho, se sigue acampando sin control. “De la misma forma que hay que regular el alquiler vacacional, creo que también se debe hacer con las caravanas”, asegura Luz Marina Hierro, de Cotillo Joven. “Hay que buscar una manera de regular las acampadas y de manera urgente”, exige. Esta vecina asegura que una vez los campistas levantan su cuartel suelen dejar un reguero de restos de pescado, cáscaras de lapas, burgaos… “Están haciendo daño al litoral marino. Se lo están cargando. Al final, son cientos de personas pescando, cogiendo lapas y carnada en una veda que nosotros hemos tenido que respetar”, dice molesta.
La tradicional calada de pescado, que se hace en las vísperas de las fiestas, es una señal. Cada año cogen menos pescado. “Lleva tres años que nos está avisando”, asegura. La joven explica cómo funciona esta tradición: “El chinchorro se pone en la bahía y el pescado entra, pero estamos viendo cómo cada vez entra menos debido a la cantidad de gente y al ruido. La Playa del Río es donde se suele calar. Tiene más de 600 caravanas alrededor, más los kitesurfistas legales e ilegales que están constantemente en el faro”. En los fondos de la playa de El Río los buzos que participan en la calada se encuentran con tapas de calderos, sogas del kitesurf, cubiertos, jabón de las caravanas… “Hay de todo”.














Comentarios
1 Maja Mar, 21/10/2025 - 09:24
2 Alberto González Mar, 21/10/2025 - 11:24
3 Anónimo Mar, 21/10/2025 - 12:38
4 Yomismo Mar, 21/10/2025 - 13:21
5 ¿apoyar? Mar, 21/10/2025 - 15:17
6 Yo Mar, 21/10/2025 - 16:45
7 Boca Mar, 21/10/2025 - 17:45
8 Sudoku Mié, 22/10/2025 - 08:23
9 Anónimo Mié, 22/10/2025 - 15:16
10 Anónimo Jue, 23/10/2025 - 07:56
11 TURISTA Lun, 03/11/2025 - 08:19
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