SALUD

“Te recetan benzodiacepinas pero nadie te dice que estás en perimenopausia”

Cristina Izquierdo, sexóloga especializada en género

Nerea López Cabral 1 COMENTARIOS 26/10/2025 - 08:35

Word subraya en rojo la palabra “perimenopausia”, no la reconoce. Cristina Izquierdo, trabajadora social y sexóloga especializada en género, se ríe: “¡Precisamente lo que no hay en esa etapa es rojo! Ya podrían al menos subrayar con otro color”, bromea. El término no figura en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, a pesar de que sí está reconocido por la Real Academia Nacional de Medicina de España. Como tampoco aparece “vaginismo”. Cristina acaba de participar en las II Jornadas de Menopausia y Perimenopausia, celebradas el pasado mes de septiembre en Arucas (Gran Canaria), y Diario de Fuerteventura charla con ella sobre estos androcentrismos y sexismos en el ámbito de la salud sexual y reproductiva, la gestión de la pobreza menstrual en Canarias o los efectos de la vacuna contra el Covid en los ciclos menstruales.

-¿Cómo vivió las Jornadas de Menopausia y Perimenopausia?

-Fue espectacular. Las viví con mucha alegría y con muy buen rollo. Hay una necesidad de hablar del tema, de juntarnos, y cada vez estamos dispuestas a hacerlo de manera más abierta. El objetivo de Nayra Gómez, enfermera integrativa y organizadora del evento, era hacer un acercamiento al tema desde las diferentes disciplinas e ir a consejos del día a día. Además, se buscó a instituciones públicas para que nadie se lo tuviese que pagar. No era exclusivo para mujeres, aunque fueron muy pocos hombres, que eran matrones y maridos de algunas matronas. Pero muy bien, casi 400 personas desprendiéndose de tabúes. Aunque queda mucho trabajo por hacer desde las distintas especialidades.

“Se hace deporte, pero a hacernos dueñas de nuestro placer no hemos llegado”

-¿Cuáles cree que son los mayores retos en torno a estas etapas?

-Filtrar buena información. Aunque cada vez hablamos más, no hay estudios con perspectiva de género en la comunidad médica y científica. Nos estamos nutriendo de lo poco que hay y de la experiencia de cada una, mediante el ensayo y error. La mayoría de las mujeres van a consulta con muchos síntomas que coinciden con estados depresivos, pero que no es depresión. Te recetan benzodiacepinas, pero nadie te dice que puedes estar entrando en perimenopausia. La Sociedad Americana de Ginecología y Obstetricia ya está animando a que se considere el ciclo menstrual como el quinto signo vital, junto con la tensión, la respiración, la temperatura corporal y el pulso. Seguimos teniendo mujeres con ovarios poliquísticos que no lo saben y un montón de situaciones más que no se atienden. Con la menopausia y la perimenopausia en concreto están medicalizando un proceso que podría ser acompañado de otra manera. Por ejemplo, todo el mundo tiene interiorizado que la sequedad vaginal es un síntoma, entonces ¿no se deberían tener en cuenta otras zonas del cuerpo con mucosidad y no solo la vagina? Está todo mirado desde el prisma androcéntrico, desde lo que les ha preocupado a los hombres y eso es lo que se atiende. También se ha mercantilizado el proceso, generando tal industria alrededor de esto como si fuese un problema. Tú puedes tener problemas derivados de esto, pero estar en perimenopausia en sí no es un problema. Te venden suplementación, que a veces es necesaria, pero no siempre. También un montón de productos de higiene pero ¿cómo vas a necesitar higiene en algo que no es sucio? Esta es una de las mayores barreras, aprender a diferenciar lo que necesitas de lo que no.

-En este sentido, ¿cuáles son las consultas que más le sorprenden?

-Hay algo muy generalizado en nuestra socialización como mujeres y es que estamos muy acostumbradas a complacer, a tener relaciones eróticas sin ganas. Y lo que ocurre es que cuando entras en perimenopausia se te empieza a caer el filtro y dices que no a cosas que antes no te cuestionabas. Puede ser que no te apetezca porque llevas años explorando la erótica de la misma manera, la diferencia es que ahora lo dices. En este sentido hay falta de empatía en el contexto heterosexual, así que los hombres se pierden un campo de exploración tremendo. Estamos viendo muchos problemas que en realidad son oportunidades, porque no todo es penetrar ni el encuentro coital. Cuando queremos, claro, si no queremos pues se rompe la pareja y punto. ¡Y en ese caso será un triunfo!

“La Ley sobre la gestión menstrual no se está cumpliendo en Educación”

-Estas oportunidades de las que habla, ¿cómo se traducen al día a día?

-Hay que tener en cuenta el punto en el que está cada quien, cuál es mi sintomatología y si de manera más normalizada tengo ganas de explorar en la erótica. Hay veces que los síntomas son tantos que me lo impide. En Reino Unido, por ejemplo, la menopausia está muchísimo más acompañada en lo laboral y más protegida a nivel normativo. Si estás con un insomnio cronificado, sudoraciones nocturnas, altibajos de humor... el día a día se hace difícil de llevar. Sin embargo, aquí la baja te la dan por depresión. En cualquier caso, lo ideal es buscar ayuda para que profesionales acompañen a la persona o a la pareja. Hay cuestiones que tienen más que ver con volver a tener citas con nuestra pareja. Y no es necesario salir, puede ser una noche en casa con la televisión apagada, algo de fondo y hablar sin los móviles. A lo mejor hay que poner temas tabús, como no hablar de los hijos e hijas, por ejemplo. O generar acercamientos físicos en el día a día. Escuchamos siempre “el piel con piel” con bebés pero ¿y mi pareja? ¡Estamos sobrevalorando los pijamas! (Risas). Luego, hay gente que es más pudorosa y no le gusta dormir desnuda, pero entonces nos podemos dar un masajito de pies mientras nos contamos el día. Lo que yo veo en general es que las mujeres, al sentir insatisfacción en lo erótico, huyen porque saben lo que busca la otra persona. Y si el otro solo se acerca a mí para la relación sexual, entonces no le doy ni una caricia para que no interprete que me apetece... Y esto se convierte en un bucle.

-Al final tiene que ver con el desconocimiento de nuestra propia erótica, ¿no?

-Sí. Yo siempre invito a la autoexploración. Tú no puedes dejar tu placer en manos de la otra persona. No es justo ni para la otra persona ni para ti. Antes hablábamos de que los hombres no tienen ni idea de lo que son estos procesos, pero tampoco tienen por qué saberlo todo, porque cada cuerpo es distinto. La erótica es responsabilidad de las dos personas. Muchas veces, en según qué edades, hablar de masturbación les choca. Yo les digo que es una práctica más. ¿Todo el mundo se tiene que masturbar? No. Pero coge un espejito y explórate porque si no sabes el tacto, ni el olor ni la forma, ¿cómo vas a saber si cuando te pasa algo es normal? Es una responsabilidad para con tu cuerpo y tu bienestar. Y que te autoexplores no es que estés buscando un orgasmo por tu cuenta. Si ocurre porque te vienes arriba, genial, pero se puede hacer como un ritual, como una meditación en la que te preparas algo rico para beber, te pones cómoda, etc. Ahora todo el mundo hace deporte y reduce el gluten, pero cuidar mi erótica y hacerme dueña de mi placer... ahí no hemos llegado.

“Puedes organizarte el ocio o lo que cocinas según el ciclo menstrual”

-Sobre la etapa de la menstruación, vemos en el día a día que al alumnado se le niega el acceso a los baños durante las clases, faltan profesionales del deporte con formación en el ciclo menstrual o hay ausencia de luz en los baños para poder cambiarse. Como profesional, ¿cómo valora estas situaciones?

-Pues básicamente esto pasa por que se lleven a cabo los acuerdos que hay. En los baños de los colegios no hay ni papel higiénico. Pero vamos más allá, el Gobierno de Canarias asumió que destinaría una partida presupuestaria para que los centros educativos públicos comprasen productos para la gestión menstrual. Hice un pequeño sondeo a través de redes sociales, con maestras y madres del AMPA, y todas me dijeron que no se está cumpliendo. Alguna me dijo que en su centro había, pero por iniciativa de profes, mujeres por supuesto, que llevaban los productos por si alguna lo necesitaba que lo pudieran pedir. Pero no están accesibles, con lo que implica que los tengan que pedir.

-Esto además compromete la seguridad de las personas con identidades o expresiones de género diversas, ¿no?

-Imagínate verte en esa situación. También con personas de otras culturas, en las que la menstruación es aún más tabú y le estamos pidiendo que pida una compresa. O en educación física, como decías. Hay un montón de profesionales del deporte que sí saben cómo entrenar de manera cíclica y que le pueden decir a la persona: “Haz esta tablita de estiramientos que te va a venir genial”. Así, no solo no dejas de hacer ejercicio mientras el resto de la clase lo está haciendo, sino que además te puede ayudar a reducir las molestias. Es más, como profe del área deberías comentarlo desde el principio de curso, pero esto no ocurre. Deberían decirle al alumnado que esto es algo natural, un proceso fisiológico, y que hay alternativas para trabajar la asignatura dependiendo de cómo se encuentren. Y que no se tengan que quedar sentadas, que eso parece el banquillo de la vergüenza. El profesorado no debería fomentar esto.

“Que no vivas el ciclo menstrual no significa que no tengas que saber sobre ello”

-¿Cree que la juventud ya vive la menstruación con menos tabú y rechazo?

-Nos están educando mujeres que lo vivieron con vergüenza, así que cuando tú no has roto el tabú lo sigues transmitiendo. En la etapa de la tienda de La Sonrojada [su empresa] tenía a madres preparando un kit de primera menstruación para que sus hijas fuesen probando. Ya se ve que estamos rompiendo tabúes, pero cosas del tipo de que no te puedes lavar la cabeza porque se te corta la regla las seguimos escuchando. También hay madres que con toda la buena voluntad hacen cosas que están siendo perjudiciales. Yo tuve un caso de una niña de cuarto de la ESO con vaginismo, que es cuando se te cierra la vagina. Esto se trabaja a nivel psicológico y con ejercicios, pero empezó porque la madre le recomendó que se pusiera un tampón súper plus, y ella al intentar quitárselo acabó con un montón de problemas. A lo mejor, por tu cuerpo y tu constitución, no puedes o no es necesario un tampón, por ejemplo.

-Sobre la desinformación en etapas adultas... ¿cómo es posible que lleguemos a los 40 años sin acompasar nuestra agenda con el ciclo menstrual?

-Es cierto que en lo laboral no todas vamos a tener el privilegio de organizarnos con respecto al ciclo menstrual. Pero te dediques a lo que te dediques sí puedes organizarte los tiempos de ocio, lo que cocinas, el deporte... A lo mejor la semana anterior, que estoy mejor de energía, cocino más y guardo, en lugar de cocinar después cualquier cosa que pillo, que además me va a venir fatal para la regla. O estoy planificando un viaje o un concierto y ya sé que voy a estar tiradísima o que voy a dejar colgada a la persona con la que he quedado. Pues si preveo estas cosas de antemano, mejor. Y con el deporte lo mismo: si no puedo ir a correr, pues hago yoga o me estiro, que me vendrá genial.

-¿En qué punto estamos con respecto a ver lo positivo del ciclo menstrual?

-Deberíamos. Cada fase del ciclo tiene su buen momento, pero parece que seguimos dando el pésame cuando viene la primera regla. Tiene momentos de introspección muy buenos, es una oportunidad de descanso y de autocuidado, de conocer tu cuerpo. Todo esto da mucho poder y mucha seguridad.

-¿Por qué da la sensación de que todo esto solo interesa a quienes menstrúan?

-Muchas veces vemos que en el aula se saca a los niños cuando se va a hablar de la menstruación, pero que tú no lo vivas no significa que no tengas que saber y empatizar con lo que le pasa a las otras personas. Trabajamos y vivimos en sociedad, independientemente de con quién te relaciones. Por otro lado, es importante ver que tenemos un boom de novela gráfica sobre lo que le pasa a las chicas, pero no sobre lo que le pasa a los chicos. Hay un libro muy bueno, Espermarquia, que lo escribió una maestra con su hijo, y va sobre la primera eyaculación y otras cuestiones de las que no se habla.

Cristina Izquierdo durante su ponencia en las II Jornadas de Menopausia y Perimenopausia 2025 en Arucas.

-¿Cómo valora el sangrado libre? Parece aún poco conocido...

-Es cierto que se te tienen que dar unas buenas condiciones para que en tu sitio de trabajo o donde estudias tengas la seguridad de que el baño va a estar limpio, porque vas a necesitar estar un poquito más de tiempo que si te cambias una compresa o vacías una copa menstrual. El sangrado libre te lleva a tener un conocimiento muy potente sobre tu propio cuerpo, porque tienes que aprender a escucharlo mucho, a saber cuándo te viene, a retenerlo, a hacer un trabajo muy bueno de suelo pélvico. Entrenar esa escucha y sentir esas señales para quien se lo pueda permitir, es maravilloso. Y tampoco estás generando ni contribuyendo a tener ningún tipo de residuo. Pero hay que tener en cuenta que, a lo mejor, no es accesible al tiempo de todo el mundo ni a la capacidad de autoconocimiento que podamos tener todas. Y también que si se te escapa algo es tu ropa interior, no pasa nada, se lava. Pero para empezar con ello debe ser cuando estés más en el contexto de tu casa, que sepas que te puedes cambiar cuando aún no lo controles. Pero no le veo nada negativo, todo lo contrario.

-Y con respecto a la menstruación sostenible, ¿en qué momento estamos?

-Creo que aún hay mucho que concienciar al respecto, seguimos teniendo muchos tabúes y falsas creencias potenciadas por la publicidad. Son marcas muy potentes que venden productos desechables diciéndote que no vas a tener olor, que vas a estar más cómoda y que es todo más limpio, cuando en realidad estás generando muchísimo residuo para el planeta. Y sigue sin haber mucha transparencia en torno a qué componentes químicos tienen los tampones y las compresas. Además, llevan perfumes y productos blanqueantes que son muy malos para nuestra salud y nuestro sistema hormonal, porque son disruptores endocrinos. Hay mucho que desmitificar para que nos atrevamos a probar otro tipo de productos más saludables con nuestros cuerpos y con el planeta. Una copa menstrual bien cuidada te dura entre diez y doce años. Las bragas reutilizables o las compresas de tela también tienen vidas útiles muy largas, y además se pueden reciclar. Ahora ha habido una especie de moda y tenemos cadenas low cost vendiendo ropa interior para la recogida del sangrado. Esto ha hecho que, aunque su fabricación y sus materiales no sean tan sostenibles y sigan estando dentro de la industria del fast fashion, se haya podido democratizar el acceso, hacerlas más visibles y a precios muy populares. Esto, aunque tenga la contrapartida, ha favorecido que estén más al alcance. Luego, está de la mano de cada quien informarse bien de las marcas y de qué productos llevan, para no seguir repitiendo el patrón de utilizar productos que no sean beneficiosos para nuestros cuerpos.

-Para terminar, ¿qué opinión tiene sobre los efectos que tuvo la vacuna del Covid en los ciclos menstruales?

-Recordemos que entre los sectores prioritarios para vacunarse estaba el personal sanitario, el educativo, la gente que trabajaba en residencias de personas mayores, etc. Pues las enfermeras y médicas empezaron a comunicar que estaban teniendo esos efectos en sus ciclos menstruales después de haberse vacunado. Muchas de esas observaciones no se recogieron en ningún sitio. Después de esto se empezó a hacer un estudio por la Universidad de Granada porque efectivamente hubo muchísimas mujeres a las que les estaba pasando. Estos casos se comunicaron a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, que es la responsable y tiene la obligación de que, a partir de una cantidad equis de casos con un mismo efecto secundario, se debe indicar en el prospecto. A día de hoy no sé cómo está esto, pero la petición, de un inicio, no se recogió. Volvemos a lo mismo que hablábamos antes: no hay estudios médicos sanitarios y farmacológicos con perspectiva de género.

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Y cuando tienes depresión te dicen que es la perimenopausia y lo que pasa es que ni tienes dinero, ni casa ni un trabajo digno.

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