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“Más de la mitad de las hubaras de Fuerteventura han desaparecido”

El investigador Alberto Ucero, que acaba de doctorarse con una tesis sobre esta especie endémica, destaca la falta de ordenación del territorio como “el problema de base”

Rubén Montelongo 1 COMENTARIOS 17/03/2025 - 06:42

El biólogo e investigador Alberto Ucero acaba de obtener el doctorado, con sobresaliente y mención cum laude, con su tesis ‘Selección del hábitat e impacto antropogénico en la hubara canaria’. Un trabajo de cuatro años para el que recorrió Fuerteventura, La Graciosa y su Lanzarote natal, con el fin de ayudar en la conservación de esta subespecie endémica de las islas más orientales. Una de las muchas conclusiones de este extenso estudio revela un dato crítico en la Maxorata: “Más de la mitad de las hubaras han desaparecido en los últimos 20 años”.

El interés por la biología de Alberto Ucero, de 29 años, le viene desde pequeño: “Cuando estaba en el colegio ya tenía interés, sobre todo por la fauna”. Tras acabar el máster universitario trabajó en el CSIC de Salamanca y la Universidad de Cantabria, surgió la posibilidad de investigar sobre la hubara canaria en un proyecto que se encontraba ya empezado y que precisamente estaba relacionado con su línea de estudio: biología y conservación de la biodiversidad. Además, le atrajo la posibilidad de regresar a Canarias, aportar parte del conocimiento que había aprendido y trabajar en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, que pertenece al CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

La hubara canaria (Chlamydotis undulata fuertaventurae) es un ave que pasa el 99 por ciento del tiempo caminando. “Vuela muy poco”, explica el biólogo, quien dice que vuela cuando se le espanta, se le molesta o tiene que hacer un desplazamiento migratorio por cambio de zona. Prefieren zonas llanas que no suelen tener mucha pedregosidad. “Esto está asociado normalmente a zonas de jable”, matiza.

En Fuerteventura, dice Alberto, se encuentra sobre todo en el jable del entorno del Parque Natural de Corralejo y, en el sur se localiza en la península de Jandía y en Matas Blancas. “También en zonas en el centro de Fuerteventura que son llanas y poco pedregosas”, añade el experto, quien advierte de que cada vez hay menos ejemplares en esta Isla.

Las conclusiones de la tesis “son muy variadas”, porque aborda diferentes aspectos, que van desde el comportamiento animal a la conservación. “En cuanto al estado actual de conservación y las amenazas a las que se enfrenta, hemos constatado que la hubara canaria ha venido sufriendo un declive poblacional en Fuerteventura durante las dos últimas décadas”, relata Ucero. En Lanzarote, explica, la población se mantiene constante y, en su opinión, habría que seguir elaborando censos anuales para observar cuál es la tendencia. En Fuerteventura, “hay lugares de cortejo que hace 20 años estaban ocupados por machos de hubara y hoy en día en torno al 60 por ciento están abandonados, lo que es un buen parámetro de cómo está la población de la especie en la Isla”.

Censo

El inicio de su trabajo no fue sencillo. Alberto cuenta que fue “complejo, pero la práctica va haciendo al maestro”. A fin de cuentas, según explica el biólogo, la hubara es un ave que se mimetiza muy bien con su hábitat, es “bastante esquiva” y aguanta poco la presencia humana, por lo que, “desde que te ve, adopta un comportamiento huidizo”. Ucero señala que “quizás” la tarea más compleja fue la de realizar un censo de toda la población y que fuese “lo más exhaustivo posible”, pues hay zonas, sobre todo en Fuerteventura, por su extensión, donde es difícil elaborar “un censo que sea lo más riguroso”.

El descenso demográfico se debe “sobre todo a la desertificación de la Isla”

Además, el marcaje “también tiene su ciencia”, resalta. Lo hicieron con emisores GPS y acelerómetro, marcaron más de 50 individuos. Alberto explica que en Fuerteventura quedan en torno a 100 ejemplares, mientras que en Lanzarote hay unos 450 individuos. Además, en La Graciosa existe “una población de entre 10 y 16 individuos”.

El descenso demográfico que ha vivido la hubara durante los últimos años, de forma más acusada en la Maxorata, se debe “principalmente a la desertificación de la Isla”, a una “disminución de la cubierta vegetal que tiene Fuerteventura”, explica el experto. La disminución de las precipitaciones ha propiciado una escasez de alimento que ha afectado no solo a la hubara, sino también a otras especies de aves que se encuentran en Fuerteventura. “Al no haber alimento, tampoco se reproducen. Si no se reproducen, no hay descendencia que pueda reemplazar a las hubaras que se van muriendo. Esa es una de las variables más importantes”, explica. La segunda variable importante que expone Alberto Ucero es la mortalidad por causas que no son naturales, sino causadas por el hombre. “Las colisiones, principalmente con los tendidos eléctricos, afectan de manera significativa a las poblaciones de Fuerteventura y Lanzarote”, recalca.

Alberto participó también en la elaboración de un informe para el Gobierno de Canarias relacionado con la instalación de energías renovables dentro del hábitat de la hubara canaria, en el que señalaron que son un problema para su supervivencia. “Directamente donde vaya una instalación fotovoltaica o un parque eólico se está alterando el hábitat de esta subespecie. Y, por lo tanto, sobre todo si son parques fotovoltaicos, el hábitat queda prácticamente inservible”, explica. Con respecto a la mortalidad de esta ave por colisión contra aerogeneradores, por ahora no han constatado ninguna en aquellas que han sido marcadas con emisores GPS. “Es verdad que los parques eólicos ha sido instalados no hace tanto, unos cinco o seis años”, por lo que de momento es un dato que se desconoce, matiza.

Foto: Carlos de Saá.

Protección

La catalogación de zonas de especial protección de aves (ZEPA), tanto en Fuerteventura como en Lanzarote, ha servido, en la práctica, “hasta cierto punto”, destaca el experto. Ucero considera que falta más seguimiento para que se cumpla la normativa. “Hay ciertas actividades que perturban a la avifauna dentro de las ZEPA y no están muy vigiladas”, explica el biólogo, al tiempo que reconoce que “tienen una función bastante importante”.

Alberto Ucero propone recuperar gavias para ayudar a la hubara a alimentarse

Para hacer que se cumpla la normativa, el investigador considera que hay que aumentar la plantilla de agentes de Medio Ambiente de los cabildos. “La capacidad que tienen de sancionar”, señala, es un elemento disuasorio. También la divulgación de los valores de estos espacios podría jugar un papel importante para educar a quienes los visitan.

También el impacto humano es un factor a tener en cuenta en el estado de la hubara. Según un estudio publicado en la revista Scientific Reports en el que Alberto participó, las infraestructuras humanas, como tendidos eléctricos y carreteras, son las que más influyen en la mortalidad no natural de las hubaras, ya sea por colisión con los tendidos o atropellos.

Por otra parte, los gatos asilvestrados o perros que la gente deja sueltos por el campo afectan a la hubara. “Sobre todo los gatos son potenciales depredadores de pollos de hubaras y también de ejemplares adultos. Y todo eso está relacionado con la actividad humana”, aclara el experto, quien añade las molestias que generan cierto tipos de actividades donde se encuentra esta especie endémica. Andar por caminos o circular en bicicleta “es algo saludable y que te acerca a la naturaleza”, pero sí es conveniente que las personas conozcan los valores de su entorno.

¿Y qué se puede hacer para recuperar a la hubara, que se encuentra en peligro de extinción? Para Alberto la clave se encuentra en las infraestructuras. Con respecto a los tendidos eléctricos y telefónicos, prácticamente la única opción para el biólogo es soterrarlos, porque las hubaras vuelan incluso de noche y, por mucho que se señalicen los cables, las hubaras no los ven. Con respecto a las carreteras, Ucero propone, en ciertos tramos que atraviesen su hábitat, disminuir o controlar la velocidad a la que pueden circular los coches, “bien sea mediante radares de tramo, usando badenes o cualquier medida de control de la velocidad”, explica.

Carreteras, aerogeneradores o tendidos eléctricos son una amenaza para la especie

Además, el biológo plantea la recuperación de algunas zonas que se han degradado, es decir, “medidas de conservación deestinadas a la recuperación del hábitat” y fomentar la divulgación entre la ciudadanía. “Por supuesto, todo esto está relacionado con la política. Si se priorizan ciertas actividades, normalmente relacionadas con el desarrollo turístico o el uso indebido de los espacios naturales, frente a la conservación de la biodiversidad, se agrava el problema”, expone.

Medidas

En el caso específico de Fuerteventura, Alberto propone la restauración de las gavias, “el antiguo sistema de cultivo tradicional”, pues se ha observado que las hubaras van a ellas a alimentarse de la vegetación que crece de forma natural. Por otro lado, el biólogo expone la posibilidad de plantar alfalfa en ciertas zonas elegidas a conciencia, para ayudar a estas aves, “sobre todo en verano”. Con estas medidas “se podría fomentar que aumente la productividad anual, que las hembras se animen a tener más pollos y ver si se va recuperando la población en Fuerteventura”.

Falta una planificación del territorio sensible con las especies y actualizada

Sin embargo, el biólogo expone otro problema “de base”, que es la falta de una planificación del territorio sensible con las especies y actualizada: “No hay una conciencia de por dónde hay que pasar los tendidos eléctricos, las carreteras, dónde se puede construir... Hay un desorden en ese aspecto. Hasta cierto punto parece muchas veces una Isla sin ley, en la que se han priorizado las grandes infraestructuras, como la autovía y el nuevo tendido eléctrico, frente a la conservación de la biodiversidad y el paisaje”.

Alberto Ucero sigue contratado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y adelanta que seguirá trabajando con la hubara. “Tenemos muchos datos que están pendientes de ser analizados para futuros estudios y para facilitar información a la comunidad autónoma y a las instituciones insulares”, concluye.

“Poner límites”

El biólogo e investigador señala que falta entre los responsables políticos de las Islas “una conciencia medioambiental” acorde a dos territorios que son Reserva de la Biosfera y que ostentan diferentes figuras de protección medioambiental. Ucero considera que muchos proyectos que se están ejecutando superan la capacidad de carga de las islas. “No se puede estar construyendo y creciendo de manera infinita en una isla”, insiste. Alberto destaca que hay que “poner límites”, ya no solo por las especies animales y vegetales, “sino por la propia calidad de vida de la gente residente”.

Entre las actividades de alto impacto en el territorio que se siguen llevando a cabo, Ucero subraya la extracción de jable en Lanzarote como “una de las más graves”. Desde el CSIC han realizado informes, que han ayudado a que algunas iniciativas con un elevado coste medioambiental hayan terminado en la gaveta: desde los proyectos de algunas canteras al parque temático Dreamland junto al Parque Natural de las Dunas de Corralejo o un camping que se iba a construir en El Cotillo.

Comentarios

Dónde estaban los ecologistas cuando destruyeron toda la zona del aeropuerto viejo para construir un zona para drones? Se destruyó gavias con higueras centenarias y una zona bastante extensa donde habitaban las hubaras.

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