“Hay que intentar reorientar el impacto que genera nuestro modelo de desarrollo”
Josefina Domínguez, catedrática de Geografía Humana de la ULPGC
-Participó en la comisión parlamentaria sobre el reto demográfico. ¿Es uno de los grandes retos de los próximos años? ¿Es un reto por el exceso de habitantes o de turistas, o por ambas cosas?
-El reto demográfico es inherente a cualquier territorio y cualquiera tiene características propias. En el caso de Canarias, se trata de un territorio insular, con distintas dimensiones y volúmenes demográficos, con una población que tiende rápidamente al envejecimiento pese a que todavía sus estructuras no se puedan calificar como de viejas, porque ha tenido un crecimiento intenso en un número elevado de años, entre el siglo XX y el siglo XXI, cuando se registraron esas tasas más elevadas. El balance es que viene más población de la que se marcha y no tiene las mismas características. Hay muchos factores demográficos que nos permiten hablar de que esa mirada a la población es algo que tenemos que hacer y así se convierte en un reto. En otros territorios, el problema es el despoblamiento y también es otro reto.
-¿Se puede decir que en Canarias hay superpoblación?
-No me gusta ese término, es engañoso. Hablar de superpoblación exigiría que tuviéramos un límite determinado, decir a partir de qué cifra hay superpoblación. No hay una correspondencia entre el término súper y lo que es lo correcto. Estamos menos poblados que otros territorios del mundo y mucho más que la media del territorio del Estado. Tenemos una población que es fruto de una serie de circunstancias. Hay una densidad territorial elevada, pero no utilizaría ese término. Ese término se relaciona con nuestra capacidad de producir y consumir recursos. Se tiene que hacer referencia a las pautas de uso y consumo de bienes y eso es lo que habría que valorar. Podríamos ser menos y tener hábitos menos sostenibles y podemos ser muchos más y tener más sostenibilidad. La sostenibilidad no está directamente relacionada con la dimensión demográfica.
-El reto demográfico, en el fondo, es el reto del modelo económico...
-La demografía, muchas veces es el reflejo de unos procesos de desarrollo económico y social. No es per se un fenómeno que se pueda regular. Hay que intervenir indirectamente. Si no hay políticas de conciliación, no habrá mujeres que se decidan a tener hijos, por ejemplo. Lo más efectivo es intervenir en materia económica y social. De nuestras pautas de funcionamiento derivarán los factores de carácter demográfico. El incremento de la actividad turística ha llevado aparejado un aumento de la inmigración, y esa ha sido una de las causas del desarrollo demográfico de Canarias.
“Debería haber voluntad de armonizar las normas de alquiler vacacional”
-Este modelo trajo un gran desarrollo, pero también trae problemas graves, como la destrucción del medio ambiente o la escasez de vivienda.
-Claro. El nivel de impacto que genera nuestro modelo de desarrollo es el que hay que intentar medir y reorientar. Hay que tener en cuenta que no tenemos un territorio homogéneo. Los impactos en La Graciosa no son los mismos que en Arrecife, donde predomina la vivienda residencial permanente. En La Graciosa, después de la pandemia hay una presión turística muy fuerte, no solo de extranjeros, sino nacionales y canarios. En un territorio tan limitado con un valor ecológico tan elevado, hay que extremar las medidas, ser más cuidadosos.
-El Cabildo de Lanzarote propone declarar a la Isla como turísticamente saturada. ¿Qué le parece? ¿Es el camino a seguir?
-Esa conciencia sobre el reto demográfico y la importancia de regular nuestro ritmo de crecimiento económico que deriva en el demográfico se manifestó cuando empezaron las Directrices en 2003, que representaron un impacto modificando la intensidad que estaba caracterizando nuestro modelo. Lo que se dice ahora es una prolongación de esa conciencia que ya se manifestó entonces. La cuestión está en las medidas que se adopten, no en las declaraciones. Es cierto que hay una conciencia en Lanzarote de que hemos llegado a unos umbrales de desarrollo que exigen que hay que ser cuidadosos, pero hay que analizar todos los factores, porque tenemos normativas que impiden ese crecimiento, pero la estructura económica internacional ha variado. Ya empiezan a proliferar plataformas como Airbnb para las que son más difíciles de establecer medidas de regulación para el alquiler turístico. Ya no son las medidas con los hoteles sino las que se puedan desarrollar en relación con la presión general que se está produciendo en materia de uso del territorio, que son más difíciles de regular, pero que hay que regular igualmente.
-¿Canarias tiene herramientas o competencias para hacerlo? ¿En el alquiler vacacional, no hay directivas europeas que están por encima de las normativas locales?
-No. En el caso del alquiler vacacional se pueden adoptar medidas, por ahora en el ámbito municipal pero probablemente debería haber una voluntad de armonizar todo eso en el conjunto del Archipiélago. Sobre la adquisición de viviendas, no sólo es la presión internacional, que la más dañina es el aterrizaje de los grandes fondos de inversión, no tanto de los particulares, pero también hay voluntad de adquisición de segundas viviendas por parte de la población canaria. Esa sí que es una temática más compleja de regular, pero para lo del alquiler vacacional sí que es posible adoptar medidas. No soy una especialista en Derecho, pero en el caso de la compra de segundas viviendas, en Baleares se han empezado a manifestar para frenar ese tipo de procesos. Habría que estudiarlo.
“Los nómadas digitales tienen una dimensión migratoria, no solo turística”
-En el reto demográfico, ¿entra también la posibilidad de gentrificación o el miedo a la pérdida de las señas de identidad de Canarias como pueblo?
-No lo creo. Todo lo contrario. En general, la sociedad del Archipiélago ha sido una sociedad abierta a muchas influencias de diverso tipo. En el caso de Lanzarote y Fuerteventura hubo un momento en que casi la mitad de la población no había nacido en la Isla. Esas cifras pueden sembrar una cierta alarma, pero por lo general hemos sido un pueblo de acogida y esas influencias culturales han venido a enriquecernos. Y hemos tenido mucha presencia de población latinoamericana que se considera muy afín a nuestros vínculos.
-¿Cómo valora el fenómeno de los nómadas digitales? ¿No es una forma de atraer residentes en lugar de turistas?
-Son una modalidad migratoria a caballo entre las migraciones y la actividad turística. Es una forma híbrida de turismo e inmigración. Lo que se ha hecho es diversificar la oferta turística teniendo en cuenta esa nueva modalidad. Se ha integrado en las políticas de desarrollo turístico, pero tiene una dimensión migratoria. Es un tipo de proceso que no existía, es nuevo, como lo es la economía colaborativa. En algunos casos revitalizan espacios rurales deprimidos y en otros se suman a ciertas áreas donde se pueden introducir fenómenos de gentrificación. Es complejo.
-¿Ha llegado el momento de decrecer?
-Habría que valorar el impacto de una situación de decrecimiento turístico en Lanzarote. Si llega un empobrecimiento hay que ser cauto. Pero evidentemente sí que se debieran adoptar medidas para evitar procesos negativos para el medio ambiente. También se impulsó la rehabilitación de las plantas alojativas, porque el deterioro de la infraestructura turística es otro problema. Imagino que eso está dentro de la propuesta de Isla saturada y de defender un modelo de mayor calidad, que sería de lo que hablamos. Coincido con la necesidad de reorientar hacia un modelo de mayor calidad, pero hay que comprender que tampoco es tan sencillo. Tal vez Lanzarote podría tener ese turismo de mayor capacidad adquisitiva por sus atractivos naturales especiales y la obra de César Manrique, pero hay que coincidir con la necesidad de mantener unos estándares de ingresos porque la Isla depende del turismo. Si las iniciativas que se adopten van encaminadas a mejorar la calidad, renovar la oferta alojativa e impedir procesos de deterioro, como en el caso de La Graciosa, donde hay mucha presión, pues hay que regular todo eso. La regulación a través de las medidas de carácter turístico podría llevar indirectamente hacia una modificación de pautas demográficas, pero hay que tener cuidado, y también con el proceso de envejecimiento que se puede producir. Lanzarote es de las islas más jóvenes, pero ahí está el horizonte de envejecimiento.
Comentarios
1 Luis del Pozo Dom, 16/04/2023 - 11:29
2 Anónimo Dom, 16/04/2023 - 12:06
3 Anónimo Dom, 16/04/2023 - 12:45
4 Anónimo Dom, 16/04/2023 - 12:45
5 Anónimo Dom, 16/04/2023 - 21:28
6 Javier Dom, 16/04/2023 - 22:48
7 Una vez más Mié, 19/04/2023 - 14:22
8 Anónimo Jue, 20/04/2023 - 12:35
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