Alex Salebe

Guarimbas politiqueras

En la página web del Gobierno de Canarias, sostenido por los partidos Coalición Canaria (CC) y Partido Popular (PP), aparece el Consulado de Venezuela entre las 44 representaciones de países que forman parte del “Honorable Cuerpo Consular Acreditado de Santa Cruz de Tenerife”. Según reseña la misma página oficial, está localizado en el número 21 de la Avenida Francisco La Roche de la capital tinerfeña, con jurisdicción en todo el Archipiélago canario, anunciando además su número de teléfono de contacto, horario de atención al público y el enlace a www.consuladodevenezuela.es

Se trata del Consulado General en Islas Canarias de la República Bolivariana de Venezuela presidida por Nicolás Maduro Moros, el mismo que acaba de tomar juramento este 10 de enero para el nuevo periodo constitucional 2025 - 2031. Aparte de otras consideraciones de las que me ocuparé luego, este hecho tan simple confirma cuál es el gobierno de Venezuela legítimo y efectivo para Canarias y España, fuera del ruido (interesado) de partidos e instituciones que lejos de las fronteras venezolanas  manifiestan reconocer como presidente a Edmundo González Urrutia, uno de los nueve candidatos que se enfrentó a Nicolás Maduro en la contienda electoral del pasado 28 de julio. Siete de estos opositores aceptaron desde junio los resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE) que ratificó a Maduro como jefe del Estado.

Guste más o menos Maduro, y dando por descontado, ni más faltaba, el derecho de ciudadanas y ciudadanos venezolanos a apoyar o rechazar su figura libremente y sin injerencias extranjeras en la toma de decisiones de un país soberano, nos encontramos ante lo más parecido a Juan Guaidó capítulo 2. Guaidó fue reconocido con bombos y platillos en 2019 por varios gobiernos del mundo, pero ese zumbido amplificado por medios de comunicación no tardó en silenciarse desde que esos mismos países comprobaron que el autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela no tenía ningún control sobre el país.

En la historia no es un hecho inédito el mantener relaciones diplomáticas con dos gobiernos de un mismo Estado, pero después de la experiencia fallida de Guaidó, que nunca fue presidente, dudo que España entre al trapo por mucho asilo político que le haya concedido a Edmundo González.

Un gobierno ilusionista de González no está en capacidad de controlar las fronteras venezolanas, ni los ministerios, ni las misiones diplomáticas, tampoco las fuerzas armadas lo reconocen como comandante en jefe, así que el sentido práctico conduce a respetar la Doctrina de la Efectividad y no apresurarse a reconocer a una persona que no ejerce ni ejercerá ninguna función.

Los expertos en Derecho Internacional exponen que el principio de efectividad permite dar viabilidad y certeza a las relaciones internacionales evitando inmiscuirse en asuntos internos de otros Estados. En España merece capítulo aparte el “reconocimiento” a Edmundo González como “presidente electo” de Venezuela que hacen algunos ayuntamientos aprobando mociones presentadas y defendidas por el PP en sesiones plenarias municipales.

¿Qué pinta una administración local, que bastantes problemas tiene ya por resolver (inundaciones por aguas lluvias, falta de infraestructuras públicas, vivienda, atención social, seguridad ciudadana, servicio de recogida de residuos, ordenación urbanística...), debatiendo si reconoce o no al presidente de un país extranjero cuando las relaciones internacionales son de Estado a Estado?

Y si la invocación dictada desde la sede principal del PP en Madrid es “el respeto a la democracia y los derechos humanos”, habría que programar plenos municipales todas las semanas para alzar la voz, para empezar, por el exterminio que sufre el pueblo palestino. Hey, no escucho nada sobre el genocidio perpetrado por el Estado sionista de Israel ni condena alguna al asesino Netanyahu: más de 45.000 muertos en Gaza no merecen una moción, ni declaración institucional y ni siquiera un mensaje de repulsa en la red social X del magnate Elon Musk, que ya metió su patica en la Unión Europea, convertido en una amenaza que mezcla estrategia de marketing, desinformación y política, pero igual la derecha calla porque es el principal asesor de Trump.

Imposible que los políticos de los ayuntamientos canarios que aprobaron el reconocimiento a Edmundo González, los gobernados por PP y CC, los mismos partidos que ostentan el poder en el Gobierno de Canarias, que como dije al principio reconoce el Consulado de Venezuela del Gobierno de Maduro como legítimo representante acreditado en las Islas, ordenen ahora a sus equipos de servicios sociales cortar las relaciones de colaboración con la representación de Venezuela en Canarias para ayudar a paliar situaciones de vulnerabilidad de ciudadanos venezolanos residentes en sus municipios o tramitar, si es el caso, documentos que pudieran necesitar para su regularización en España de cara a la reforma del reglamento de extranjería que entra en vigor el próximo 20 de mayo.

El farol de la derecha utiliza de forma populista  y electoralista el descontento de una parte del pueblo venezolano  para plegarse al discurso extremista internacional que en el fondo aboga porque las potencias, con USA a la cabeza, se apropien de los recursos naturales de países latinoamericanos y africanos, por lo que no me creo ni un ápice que su postura sea en defensa de las libertades de los pueblos.

En mi artículo ‘Amor dolarizado a Venezuela’, publicado el pasado mes de agosto, recordaba que el país, con una estimación por encima de los 300 mil millones de barriles, lidera la lista de naciones con mayor reservas petroleras del planeta, todo un caramelito para un mundo dominado por el capital fósil que no solo produce energía, sino que otorga peso geopolítico.

Pero bueno, ya que hablamos de “derechos humanos”, esta valentía del PP, que supera la de Bolívar, Benito Juárez o la del Ché, juntas, no se le ve hoy en defensa del Estado de Palestina, tampoco se le vio en la represión que sufrió el pueblo colombiano por parte del derechista Iván Duque, tras el estallido social de 2021 que dejó más de 40 civiles muertos y cientos de heridos, y menos la visibilizó cuando la Justicia, a través de la Jurisdicción Especial para la Paz, confirmó el asesinato en Colombia de 6.402 personas inocentes a manos de las fuerzas armadas durante los años de gobierno del derechista Álvaro Uribe, alias ‘El matarife’, miles de muertos civiles que fueron presentados a la opinión pública como bajas de la guerrilla en combate.

Pero si nos situamos estrictamente en Canarias y el “respeto a  los derechos humanos”, tampoco hubo valentía del PP regional, y menos de su socio de gobierno CC, cuando pactaron el año pasado con el Gobierno de España el traslado obligatorio de menores inmigrantes no acompañados para su  atención en otras comunidades autónomas y luego el PP nacional impuso su NO rotundo, como acaba de rechazar este mes de enero otro principio de acuerdo entre España y Canarias para el traslado puntual de menores inmigrantes que han llegado a las Islas los últimos meses actualmente hacinados en condiciones infrahumanas.

Seguro que al Partido Nacionalista Vasco u otro nacionalismo fuerte, que hubiera  planteado romper su pacto de gobierno ante estos hechos, no lo dejan a la altura del betún como a CC. 

Y ya que importa tanto el bienestar de los pueblos latinoamericanos y la población inmigrante en general, también cabe refrescar la memoria sobre la vinculación torticera entre  inmigración e inseguridad ciudadana que hizo el presidente nacional del PP, el señor Nuñez Feijóo, siguiendo el juego a Vox, que provocó hasta una reacción contundente entre sus propias filas, la del líder del PP de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, que dijo en un debate parlamentario: “no participo de la cacería del inmigrante”.

Y para cerrar mi opinión sobre la declaración de amor de la derecha española a Venezuela y su encarnizada defensa de los derechos de los pueblos del mundo, según quién sea el pueblo, la ideología de su gobierno o los intereses económicos y electorales que solapan, tiene arte para nadar de forma ventajosa entre hechos contradictorios, aunque tampoco es de extrañar si repasamos el funambulismo de políticos y políticas sin principios ni ideología, mujeres y hombres de profundas convicciones que cambian de partido sin despeinarse por intereses personales. Venezuela y Canarias tienen fuertes vínculos históricos y el valor incalculable de sus culturas estará siempre por encima de cualquier maniobra.

 

Glosario

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Guarimbas: en Venezuela, grupos de protesta que bloquean calles con barricadas para evitar el paso de personas y vehículos.

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