Prefiero que nuestra isla produzca este aceite, ahora, que los de parcela y de quelme, de antaño, que nuestros padres nos hacían beber al menos una vez al año, y que tenían sabores poco menos horribles que los del agua de Carabaña con que también nos torturaba para la " muy necesaria e inevitable " purga anual, que además tenía tremendos efectos posteriores... Posteriores, en el tiempo, a la media hora o así de " saborearla" , y por la parte " posterior", de salida mayor del cuerpo. Ahora por eso: siempre recordaré los terrores con que recibíamos de nuestras madres el anuncio, ¡ SENTENCIA! , del día que tocaba " purgante" y su ayuno correspondiente. Tampoco se me olvidará, como un día de alboroto, de júbilo desatados, cuando mi madre regresó de Granta, a donde había ido a comprar, a la única que había, el agua de Carabaña que nos iba a dar al día siguiente, PERO REGRESÓ SIN ELLA, porque el farmacéutico le dijo que eso era bobería y disparate, propio de gente inculta. ¡ BENDITO FARMACEÚTICO, que sólo con eso debió de ganarse el cielo y todos los paraísos, por salvar a tantos angelito inocentes de tortura propias de Herodes, que debió de ser el que se inventó tal " necesidad necesaria" para los hijos.niños.