Como cada año, miles de peregrinos llegados desde todos los puntos de la isla, se han desplazado este viernes, día de la festividad insular, hasta el municipio de Betancuria, en la Vega de Río Palmas, para participar en la romería ofrenda en honor a la Virgen de la Peña, patrona de Fuerteventura.

Este año, la institución insular quiso recordar y homenajear a Silvestre Perera, una de las personas que más ha representado el sentir y la sabiduría del majorero. Artesano donde los haya, agricultor, defensor a ultranza de las costumbres y tradiciones majoreras, y siempre presente, junto a su esposa Mercedes Cabrera, en todas las romerías de la Peña. Para ello, se procedió a la entrega de un detalle a su esposa durante la Romería como reconocimiento.

Durante la romería en dirección al Santuario de la Vega de Río Palmas, por el barranco de Betancuria, acompañó a la Corporación del Cabildo la Agrupación Folclórica de Tetir El Rincón. Esta agrupación nace en 1973 por iniciativa del entonces maestro del pueblo y por un grupo de amigos amantes del folclore que, con su dedicación y empeño lograron ese mismo año presentarse de forma oficial, actuando por primera vez en las fiestas de Santo Domingo de Guzmán.

A lo largo de estos 44 años se ha distinguido por la recuperación, conservación y divulgación de nuestros valores tradicionales y han sido miembros de esta asociación cultural más de 250 personas, integrados en los cuerpos de baile y toque, además de numerosos colaboradores.

Su primer trabajo discográfico lo graban en 1975. En 1991 sale a la luz su segundo trabajo, en el que se recogen los temas de investigación realizados por los propios componentes. Ha realizado una importante labor de investigación en baile y música, rescatando estilos antiguos con los que marca un estilo propio que define a esta agrupación hasta la actualidad.

Es relevante también los estudios de vestimenta tradicional de Fuerteventura, cuyos resultados se plasman en la mejora de vestimenta popular campesina de finales del siglo XIX y principios del XX, incorporando elementos característicos de la isla de Fuerteventura; y en la vestimenta del siglo XVIII presentada en el 2011, que supone un importante rescate del patrimonio cultural de la isla.

La A.F. de Tetir actualmente desarrolla diferentes proyectos con los que realiza una tarea de divulgación de las tradiciones y sus diferentes investigaciones, mediante cursos, charlas y talleres, especialmente en centros escolares.

Realiza un trabajo organizativo en eventos diversos. Son ejemplo el Encuentro Regional de Solistas de Tetir en el que han actuado los principales cantadores del folclore en Canarias y que este año celebrará su 25ª edición.

Ha representado ininterrumpidamente el folclore tradicional de Fuerteventura desde la Vega de Tetir por toda la geografía regional y estatal, siendo su labor cultural reconocida en varias ocasiones.

A las puertas de la iglesia, posteriormente se procedió a la Ofrenda a la Virgen de La Peña, en la que participaron ocho carretas. La primera llevaba consigo varias cestas con productos de la tierra por la Agrupación de Protección Civil.

Por su parte, la carreta portada por el Cabildo de Fuerteventura presentó en esta edición de 2019 la alegoría con más sentimiento de las que haya realizado a lo largo de los años, queriendo recordar y homenajear al anteriormente mencionado Silvestre Perera, fallecido en mayo del presente año, por ser una de las personas que más ha representado el sentir y la sabiduría del majorero, siempre presente, junto a su esposa Mercedes Cabrera, en todas las romerías de la Peña.

Nacido en 1934 en Betancuria, como la mayoría de los majoreros de su tiempo, D. Silvestre Perera tuvo que emigrar. Primero a El Aaiún, y posteriormente, en 1969 a Australia, concretamente a la ciudad de Melbourne, donde estuvo trabajando casi treinta años. Allí levantó a su familia, labrando su futuro a pico y pala, regresando a Fuerteventura en 1997, a la tierra que lo vio nacer y que siempre llevó en su corazón.

Silvestre Perera trabajó en el Cabildo de Fuerteventura, concretamente en el Ecomuseo de la Alcogida, en Tefía durante doce años, hasta su jubilación. Allí enseñaba y ponía en valor la artesanía de la palma, entusiasmando y entreteniendo con su característico humor a los visitantes del museo.

Muchas de sus obras de arte están presentes hoy en la carreta que representa el Cabildo, como testigos de una parte de la historia de Fuerteventura. Sin embargo, si algo le caracterizaba era su devoción por la Virgen de la Peña. Junto con su esposa y su burrita Dulce eran los primeros que llamaban al Cabildo de Fuerteventura para avisar de que "este año también vamos", él siempre con sus cestas de palma, y ella siempre con sus panes hechos al horno.

Así, desde el Cabildo se le quiso recordar con un gran cariño, pues representa los valores y la identidad de una Fuerteventura que aún pervive.