DESTACAMOS

Los ‘sin techo’, sin albergues públicos ni viviendas sociales: okupar o la intemperie

Las ONG alertan de que la subida de los alquileres dejará a familias de Fuerteventura en la calle

Eloy Vera 14 COMENTARIOS 20/03/2023 - 07:09

“Vivir sin un techo es vivir tirado como una colilla, como un perro o peor”, asegura José, un gaditano de 49 años que desde hace dos meses vive en una obra abandonada en Puerto del Rosario. En Fuerteventura, nadie sabe cuántas personas en situación similar viven sin un techo, durmiendo en la playa, en coches o sobre algún banco. La ausencia de viviendas sociales y la falta de un albergue municipal tampoco se lo pone fácil. La única solución que encuentran es la de okupar o dormir a la intemperie.

José llegó a Tenerife hace 25 años con 5.000 pesetas en el bolsillo, regalo de su madre, y con ganas de encontrar un trabajo. Estuvo años en la construcción hasta que llegó la crisis del ladrillo y se tuvo que bajar del andamio. Luego, probó suerte en los fogones. Durante un tiempo estuvo como pinche de cocina hasta que un accidente le fastidió las cervicales. “Al final, me quedé sin trabajo”, cuenta.

Las vueltas de la vida lo empujaron a dormir en la calle. Hace cuatro meses se vino a Fuerteventura para cambiar de aires. Dos semanas después, se rompió la muñeca. Hace unos días le sacaron los tornillos, cuenta mientras pasa la otra mano por encima de la cicatriz. El dolor persiste. Estuvo un tiempo durmiendo en el albergue, que gestiona Misión Cristiana Moderna, pero acabó yéndose.

Lleva dos meses viviendo en una obra abandonada junto a dos hombres más. “Como en la Misión Cristiana y pido en los supermercados. Dentro de la obra solo estoy para dormir. El resto del día estoy en la calle buscándome la vida. Qué voy a hacer ahí dentro mirando para las paredes”, asegura, mientras señala para la estructura de un edificio, sin puertas ni ventanas y con los bloques aún sin encalar.

No tiene luz, ni agua ni dónde cargar el móvil. El día se lo pasa pensando dónde comerá o dónde se duchará, dice mientras lleva en las manos una camiseta para la muda. En un rato espera poder ir a las duchas de Misión Cristiana. “La vida en la calle es muy triste. La gente se ríe de uno, pero si se pide es porque se necesita. La mayoría te mira por encima del hombro”, lamenta.

Cáritas atiende a diez personas en la capital de la Isla en condición de calle

El área de Vivienda de Cáritas Diocesana de Canarias atendió en 2022 a 2.952 personas en la provincia de Las Palmas. De ellas, 2.175 se encontraban en situación de ‘sin hogar’. Aurora Jiménez es la técnica de animación comunitaria de la ONG en Fuerteventura. Cuenta que Cáritas desarrolla el programa Personas sin hogar en la Isla, a través del cual se atiende a gente en situación de calle. “A través del proyecto, se cubren las necesidades básicas. Se da una compra al mes y también tenemos tickets de lavandería para que puedan hacer lavados gratis. Además, hablamos con ellos, intentamos que tengan un espacio cómodo y que se sientan uno más”, explica.

En estos momentos, Cáritas en Fuerteventura atiende a diez personas, “uno de ellos está en situación de calle, los otros nueve están en situación de okupación de vivienda, pero los consideramos sin hogar porque no es esa la condición más ideal para vivir”, señala.

El perfil de estos usuarios es el de hombres que viven solos, algunos de ellos con hijos, algunos también con problemas mentales o de adicciones. Muchos de ellos llevan varios años en la calle y se encuentran en “situación de aislamiento social”, explica.

Son las ocho y media de la mañana del martes de Carnaval. Las máscaras hace poco que se han ido a casa a dormir, aunque seguro que aún queda algún carnavalero rezagado arrastrando la peluca por las calles de Puerto. Conchi Cotta, voluntaria de Cáritas desde hace unos 13 años, hace un rato que abrió las puertas del centro de Cáritas. Junto a otros voluntarios esperan la llegada de los primeros usuarios.

Un usuario de Cáritas en Fuerteventura.

Yousef es el primero en aparecer. Tiene 38 años. Llegó de Sidi Ifni en una patera hace ocho años. Al poco de pisar la Isla, encontró trabajo en las granjas de los ganaderos. “Trabajé el primer mes, el segundo y el tercero, pero cuando hablé con el dueño para solucionar los papeles lo rechazó”, explica. “Trabajaba como un burro, muchas horas. Sin papeles y sin nada. Ellos se aprovechan”, dice con cierta angustia. “Vivo gracias a Cáritas”, asegura. “Me dan un poco de comida. Aquí recojo galletas, leche, agua y los domingos voy al rastro y arreglo máquinas que no funcionan y me dan un euro o dos. Con lo del mercadillo tengo un poco de dinero para comprar carne y sardinas”, cuenta.

Cuando llegó a la Isla estuvo viviendo en la calle. Luego, en el albergue de Misión Cristiana y, más tarde, de okupa. Sigue de okupa. “Desde 2016 estoy pidiendo el empadronamiento donde vivo, pero el Ayuntamiento de Puerto del Rosario no quiere empadronarme. Doy autorización a la Policía Local para que vayan a la casa y vean mi situación”, insiste.

El albergue de Misión Cristiana acoge cada vez a más mujeres sin hogar

“No estar empadronado hace que se queden fuera de todos los servicios”, subraya Aurora de Cáritas. No pueden, por ejemplo, beneficiarse de las ayudas de los Servicios Sociales o acceder al Servicio de Información y Prevención de Adicciones (SIPA) del Ayuntamiento. Tampoco pueden tramitar el Ingreso Mínimo Vital o la Prestación Canaria de Inserción. Las personas que viven en situación de calle “tienen los derechos vulnerados. Principalmente el de la vivienda. Están al margen de todo. No tienen acceso a lo más sencillo: internet para echar un currículo o alguna de las ayudas que están sacando y que obligan a tener certificado digital. Muchas veces no tienen ni teléfono móvil”, explica la trabajadora de la ONG.

En Canarias, la mitad de las personas sin hogar (49,94 por ciento) se halla en esa condición desde hace más de tres años, según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre sinhogarismo. Los datos detallan que el Archipiélago es la segunda comunidad autónoma con el porcentaje más alto en este sentido, solo por detrás de Murcia (51,13 por ciento).

Hilario es grancanario, pero reside desde hace dos décadas en Fuerteventura. Asegura que lleva 15 años en la calle. “Buscándome la vida, viviendo en puentes, obras y donde encuentre”, cuenta. Desde hace algún tiempo, se aloja en una obra abandonada de la capital. Con un pasado complicado, que le llevó a entrar en prisión, asegura que es “duro” verse en la calle. “Es una cosa infrahumana”, confiesa. “Es duro ir por la calle y que la gente te mire con desagrado”, reconoce.

Suele ir a pedir a las puertas de algún supermercado. Cuando no está ahí, intenta entretenerse limpiando los alrededores de la obra donde vive para “tener la mente ocupada”. Asegura que en “el día a día hay que evadirse” de los mil problemas que pueden surgir cuando la vida obliga a vivir a la intemperie. “No solo es la comida, porque me voy a cualquier bar y pido que me den las sobras, sino el aseo, la ropa, no tener una vivienda donde poder ducharte o si te pones malo no tener para pagar los medicamentos. Es un cúmulo de cosas”, sostiene. “Al no tener esas cosas, empiezan los problemas y llega un momento en el que la cabeza no funciona y te bloqueas y dices para dónde tiro, qué como hoy, cómo vivo y empiezan a saltar preguntas”.

Una mujer toma café a las puertas de la ONG.

Demanda sin escuchar

La creación de albergues municipales en Fuerteventura es una vieja demanda de los agentes implicados en los Servicios Sociales. A pesar de la necesidad, los ayuntamientos no han movido ficha para crear este tipo de instalaciones en sus municipios. Los partidos tampoco suelen hacer mención en sus programas electorales a la creación de estas infraestructuras. La falta de respuesta municipal tampoco ha hecho que el Cabildo tome la avanzadilla y cree un recinto que sea de carácter insular.

Hasta el momento, solo existe el albergue de Misión Cristiana Moderna. “Nosotros estamos porque no hay un recurso público. Ante la necesidad, actuamos”, sostiene la trabajadora social de Misión Cristiana Moderna, Amparo Marbán. Misión Cristiana Moderna tiene dos albergues, uno para hombres y otro para mujeres. Cada uno con 16 plazas. “Ahora mismo no están llenos, pero antes era muy raro que tuviéramos mujeres y era también muy raro que las tuviéramos durante un largo periodo. Ahora, tenemos mujeres y se les alarga el plazo”, explica Amparo.

El Plan de Vivienda de Canarias solo recoge 300 casas para la Isla

“Esto es un albergue temporal, pero se va extendiendo el plazo porque puede que tengan trabajo y no encuentren vivienda. En estos momentos, hay cinco mujeres y, aunque no es muy elevado el número, es cierto que para las condiciones de Fuerteventura y el recorrido que hemos tenido en el albergue sí es una cifra elevada en comparación con hace tres años”, señala.

Amparo sostiene que el perfil de las personas sin hogar en Fuerteventura ha cambiado. Antes eran usuarios que no tenían recursos económicos, no trabajaban ni cobraban ningún tipo de prestación y se veían en la calle. Actualmente, “hay personas que trabajan o que tienen una pensión, pero que no les alcanza para pagar los disparates que se están pidiendo por habitaciones o pisos. Se ven en situación de calle teniendo unos recursos que, sin ser muy elevados, antes les permitían alquilar una habitación o una vivienda completa”.

Amparo se suma a las voces que llevan años reclamando un albergue municipal en la capital. “La gente necesita pernoctar y por el día salir a buscarse la vida. Unas instalaciones mínimas que permitan dormir y bañarse para poder salir a buscar trabajo dignamente”, insiste. A la pregunta de qué ha fallado para que la Isla no tenga albergues públicos, Amparo responde que “será la falta de ganas de adquirir competencias. Mantener esas instalaciones supone un gasto económico que no querrán asumir”.

Desde Cáritas también piden albergues públicos en la Isla. “Los ayuntamientos tendrían que hacer un albergue para todas estas personas porque todas tienen derecho a tener una cama y un techo donde vivir. Hay que ser honestos con ellos”, reclama Conchi. La mujer cree que el Ayuntamiento de la capital debería implicarse más y recuerda que en Puerto del Rosario hay “muchas más personas en la calle que no quieren venir a Cáritas por vergüenza o por otros muchos motivos”.

Despensa de Cáritas.

Ayuntamientos y Cabildo no han mostrado interés por crear albergues

La voluntaria invita a quien quiera a darse un paseo de noche por Playa Blanca o por la Avenida de la capital. Allí también hay gente durmiendo. “Hay muchos sitios donde hacer el albergue”, sostiene Conchi. “Hace falta un recurso donde derivar a estas personas porque muchas veces nos encontramos con que no hay dónde alojar a las personas que están en situación de calle. Si esa persona, por el motivo que sea, no quiere ir a Misión Cristiana o está lleno no tenemos dónde cobijarla”, apunta Aurora.

La trabajadora de Cáritas sostiene que la falta de albergues en la Isla está empujando a la gente a okupar. “El fin es un techo donde dormir. Muchas veces las viviendas que okupan no están acondicionadas. Están abandonadas”, dice con preocupación. “La gente, si se ve en la calle, okupa. ¿Qué se puede hacer? La única alterativa al sinhogarismo es la vivienda social y que la gente pueda pagar un alquiler asequible. Si con tus recursos económicos no puedes hacer frente a esto, pues okupas o te ves en la calle o durmiendo en un coche. Hay casos de gente que ha dormido en coches”, sostiene Amparo, de Misión Cristiana Moderna.

De las 4.248 viviendas estimadas que recoge el Plan de Vivienda de Canarias, apenas 298 se construirían en Fuerteventura: 209 en Puerto del Rosario y 89 en La Oliva. De las 298, 106 irían para régimen de alquiler público a través del Instituto Canario de la Vivienda, 100 para régimen de alquiler privado a través de la sociedad Viviendas Sociales e Infraestructuras de Canarias (Visocan) y 92 se habilitarían a través del Plan 20.000, un programa que pretende paliar y corregir los desajustes del mercado del alquiler en los que hay dificultad creciente para el acceso a la vivienda en régimen de alquiler por la escasez de oferta y por el incremento de precios. Zonas con bastante presión demográfica como Morro Jable y Costa Calma, al sur, o Antigua y Caleta de Fuste no contemplan ni una sola vivienda social.

La falta de viviendas y los precios desorbitados del alquiler están haciendo que varias familias convivan en un mismo hogar. “Conocemos casos de varias familias que viven en una misma casa. A lo mejor, hay diez personas, de dos familias distintas, en una sola vivienda. Conviven y comparten gastos”, explica Amparo. Desde Cáritas también conocen a familias que viven en garajes o malviven en habitaciones realquiladas, por no verse en la calle.

Janeth gana unos 200 euros al mes limpiando casas. Paga 150 por una habitación para ella y sus dos hijos, un chico de 19 y una chica de 16 años. Con 50 euros que le quedan al mes no tiene otra opción que acudir a Cáritas. Llegó hace tres meses a la Isla desde Colombia. Allí era maestra. Cuenta que, a su marido, con 45 años, lo mató la violencia urbana. La situación de inestabilidad económica y la inseguridad la empujaron a hacer las maletas. “Vivir en una habitación tres personas es duro, pero tengo el apoyo de mis hijos”, dice resignada. Estoy de okupa y si en algún momento llegan a sacarnos de ahí correríamos el riesgo de vivir en la calle y me da mucho miedo. Estamos en una ciudad donde no conocemos gente y no sabría en un caso así donde pedir ayuda”, dice preocupada.

Janeth también cree fundamental la creación de un albergue público. “Es necesario un lugar donde la persona pueda tener la plena seguridad de que va a llegar y la van a acoger un tiempo mientras se ubica y organiza. Sería necesario y de gran ayuda. Como estoy yo hay muchas más personas”, asegura. Janeth termina de tomarse el café que le ofreció la voluntaria de Cáritas y se marcha. Ese día la han llamado para ir a limpiar una casa. “Debido al precio de la vivienda es necesario ya algún recurso que acoja a familias. Viviendas sociales o de bajo alquiler”, sostiene Aurora. Explica que, en ocasiones, se han visto con familias a las que no saben dónde derivar. “El albergue de Misión Cristiana es solo para adultos. Nos vemos con que no tenemos dónde meter a los niños”, asegura.

De las 30 familias en acogida que tiene Cáritas y a las que ayudan con compras, al menos cinco están en una situación complicada con un precio del alquiler que no son capaces de afrontar o con problemas de impago. “Pueden acabar en la calle porque el albergue de Misión Cristiana para los adultos podría ser una solución, pero no para las familias. Desde que haya un menor no hay dónde alojarlo. Nos hemos visto en riesgo serio de poder acabar con alguna familia en la calle”, sostiene la trabajadora de la ONG.

Comentarios

A estas personas hay que darles la posibilidad de que regresen a sus lugares de origen y mientras buscarles un centro donde puedan vivir de forma digna, pero nunca permitir que ocupen viviendas ajenas u obras abandonadas, donde las condiciones de vida son infrahumanas.
¿ Y dónde están los " solidarios y humanitarios", que se organizan - Y COBRAN - para salir a buscarlos a alta mar, para traerlos y, de entrada, ofrecerles todo lo que necesitan, para luego deshacerse de ellos y dejarlos tirados en la calle, a su suerte y a que les socorran otros? ¿ Será que por lo primero, esos " buenos y solidarios", COBRAN, VIVEN DE ESO, mientras que por lo que pasa después con estas personas, no?
Al anónimo 2. Creo que no has leído la noticia entera....o solo te has quedado con una parte, la que hace alusión a uno de los entrevistados que llegó en patera...pero curiosamente cargas contra los que ayudan y no con los que se aprovechan de ellos, que bien clarito lo ha explicado....siempre estáis con el mismo discurso mezquino. Ya me gustaría saber lo que ayudas tú de forma desintetesada a la gente que no es de tu círculo....un poco más de empatía por favor. Para todos. De aquí o de allá....son personas. Personas pasándolo mal. Muchas gracias a cáritas y a la Misión Cristiana Moderna por su labor pero es injusto e insuficiente que la solución a este problema recaiga solo en ellos en la isla.
Al anónimo 2. Creo que no has leído la noticia entera....o solo te has quedado con una parte, la que hace alusión a uno de los entrevistados que llegó en patera...pero curiosamente cargas contra los que ayudan y no con los que se aprovechan de ellos, que bien clarito lo ha explicado....siempre estáis con el mismo discurso mezquino. Ya me gustaría saber lo que ayudas tú de forma desintetesada a la gente que no es de tu círculo....un poco más de empatía por favor. Para todos. De aquí o de allá....son personas. Personas pasándolo mal. Muchas gracias a Cáritas y a la Misión Cristiana Moderna por su labor pero es injusto e insuficiente que la solución a este problema recaiga solo en ellos en la isla.
Más dinero para cobijar a esta gente necesitada y no ocupen.Y menos dinerito en fiestas y fiestas.
Más dinero para cobijar a esta gente necesitada y no ocupen.Y menos dinerito en fiestas y fiestas.
GANANADORES, en la tragedia de la inmigración en pateras: aparte del rey de Marruecos, que por este medio presiona a España y, quizá, se libra de gente suya indeseable, ganan los que, con los MUCHOS MILLONES de Europa, España, autonomía Canaria etc, et, se dedican a vivir de " recoger y atender" a esas personas de Marruecos y resto de África vía patera, saltándose todas las leyes españolas de migración... Y GANAN los que explotan esta mano de obra " ilegal", muchas veces sin contratos, pagándoles e imponiéndoles los horarios que a los " empleadoes" les la Real gana. Y hay hasta políticos y partidos, que si pueden y llegado el momento, también " pescan" entre esta pobre gente. Los dioses nos libren de los que van alardeando de buenos, solidarios y otras bondades.
anda que no montan mezquitas en canarias como churros, para eso si tienen, pero ayudar a los suyos no
El trabajo de Caritas es muy ejemplar, durante una época pude comprobarlo personalmente, así como es cierto que había comedor social y se podía comer en una sala destinada a ello. Se habló de transformar en albergue dicho edificio que funcionó durante un tiempo limitado. Desconozco las razones.Una ciudad capital que se ha ido ensanchando pero siguen faltando estructuras bastante importantes como la de un comedor social, y un albergue por estancias limitadas mientras se den cursos básicos de fp para trabajar en lo que sea. Sería deseable porqué después de la pandemia mucha gente se ha vuelto más pobre al mismo tiempo que la inmigración irregular ha necesitados de recursos de ahí que muchas personas no tengan adonde ir. He leído que en algunas ciudades de España gente mayor sola en viviendas está compartiendo piso con juventud necesitada de un hogar para suplir las respectivas exigencias de alojamiento y compañía. Las ayudas por gente con adicciones no es que no existan, las hay pero perdonen la franqueza, no les viene cómodo para algunos. Todo no se puede obtener en la vida gratis sino a precio de grande esfuerzo y voluntad. Por eso la Iglesia sigue apoyando a quienes los necesitan, con asociaciones en la parroquia donde te ayudan para dejar de tomar, sea lo que sea, y a parte los servicios sociales que también tienen sus propios especialistas. No se puede pretender que el personal voluntario te dé de comer cuando un día pasando por Caritas te de la gana de entrar a pedir un bocadillo, exigiéndole de mala gracia a que te lo den, cuando hay que estar primero inscrito a dicho servicio, por motivos importantes, y ademas siendo tan borde como para hablar groseramente al personal. Si toda la gente hiciera esto adonde iríamos? Puede ocurrir perder una vez la cabeza, pero hay que rectificar y saber disculparse. Mi testimonio es que a mi en Caritas, se me ayudó mucho y en Misión Moderna también, faltaban pero personas preparadas en trastornos psíquicos, hablando de esta última. No obstante, miles gracias por la atención recibida.
El trabajo de Caritas es muy ejemplar, durante una época pude comprobarlo personalmente, así como es cierto que había comedor social y se podía comer en una sala destinada a ello. Se habló de transformar en albergue dicho edificio que funcionó durante un tiempo limitado. Desconozco las razones.Una ciudad capital que se ha ido ensanchando pero siguen faltando estructuras bastante importantes como la de un comedor social, y un albergue por estancias limitadas mientras se den cursos básicos de fp para trabajar en lo que sea. Sería deseable porqué después de la pandemia mucha gente se ha vuelto más pobre al mismo tiempo que la inmigración irregular ha necesitados de recursos de ahí que muchas personas no tengan adonde ir. He leído que en algunas ciudades de España gente mayor sola en viviendas está compartiendo piso con juventud necesitada de un hogar para suplir las respectivas exigencias de alojamiento y compañía. Las ayudas por gente con adicciones no es que no existan, las hay pero perdonen la franqueza, no les viene cómodo para algunos. Todo no se puede obtener en la vida gratis sino a precio de grande esfuerzo y voluntad. Por eso la Iglesia sigue apoyando a quienes los necesitan, con asociaciones en la parroquia donde te ayudan para dejar de tomar, sea lo que sea, y a parte los servicios sociales que también tienen sus propios especialistas. No se puede pretender que el personal voluntario te dé de comer cuando un día pasando por Caritas te de la gana de entrar a pedir un bocadillo, exigiéndole de mala gracia a que te lo den, cuando hay que estar primero inscrito a dicho servicio, por motivos importantes, y ademas siendo tan borde como para hablar groseramente al personal. Si toda la gente hiciera esto adonde iríamos? Puede ocurrir perder una vez la cabeza, pero hay que rectificar y saber disculparse. Mi testimonio es que a mi en Caritas, se me ayudó mucho y en Misión Moderna también, faltaban pero personas preparadas en trastornos psíquicos, hablando de esta última. No obstante, miles gracias por la atención recibida.
La isla de las dos velocidades. Por un lado gente sin techo, Por otro casas millonarias a doquier. Por un lado falta de comedores sociales, Por otro Dreamland y aeropuertos para drones no tripulados que nadie sabe si vendran a caso. Por un lado pagando como loco para entrar, Por otro salen a alta mar a buscarlos a las costas de su país... A donde vamos a parar.
¿La opción ponerse a trabajar ustedes no la contemplan verdad? Ocupar es más cómodo. ¿Vivir del sudor del trabajo de otros es su solución? Así nos va.
Ponte tu a trabajar siento mayor de 55, a ver quien te coge. O estando enfermo o roto. Que facil criticar desde las gradas.
Todo el dinero va para los africanos, a los de aquí no les ayudan

Añadir nuevo comentario